Podrán sacar al mexicano de México pero no México del mexicano

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—¡No mames Marco!, dijiste que me levantarías, ¡voy bien pinche tarde!—un eufórico azabache corría por todo el departamento intentando encontrar sus respectivos papeles y desayunar al mismo tiempo. La noche anterior había tenido grandes problemas para dormir, sus nervios por esa entrevista de trabajo, no lo habían dejado cerrar los ojos en toda la noche, hasta la madrugada, era de esperarse que su cuerpo quisiera seguir descansando. 

Aunque era de entenderse, llevaban ya tiempo viviendo en esa nueva ciudad, y Marco era el único que llevaba los gastos, ambos estudiaban, pero Miguel no había podido encontrar ningún trabajo. 

—Lo hice cabrón, pero tú no te despertabas, es tu pedo —murmuró su amigo mientras terminaba su café, que con mucho esfuerzo logró beber, no le agradaba para nada el café soluble—, mira wey, sólo es entregar tus papeles para ver si de purisisima chiripada te aceptan en ese trabajo, así que relájate un poco—habló intentando calmar a su amigo/casi hermano quien parecía que estaba muriendo de nervios.

—No puedo Marco, necesito esa chamba, no puedo dejar que me sigas manteniendo, ambos decidimos venir a estudiar aquí y por la misma razón mantener este lugar de pie—murmuró sintiendo vergüenza, de una u otra forma se sentía como una carga para el otro moreno—, pero bueno, al mal paso darle prisa—sonrió dejando ver su hoyuelo y camino fuera de la casa camino a su pequeña oportunidad, aunque fue detenido por un grito de su amigo desde la ventana.

—¡Ponte un pinche pantalón al menos cabrón!

Miró hacia su vestimenta, en efecto, una simple playera y su boxer, era lo único que tenia como vestimenta en ese momento, miró a la gente a su alrededor, la cual podían sentir una gran pena ajena y cierta burla por el joven, ¿Quería morirse de vergüenza ahí mismo?, claro que si.

.....

—¿Así que eres mexicano? vaya, es la primera vez que viene alguien así a solicitar trabajo, !Pero es increíble!, apuesto a que México es increíble, deberías buscar algo así aquí y si no hay podríamos intentar meter aquí, apuesto que sería cómodo para ti—Miguel en ese momento sólo sentía su cabeza girar, la velocidad y la voz tan animada de esa señorita dueña del café causaban que el mexicano quisiese vomitar arcoíris—, ¡Oh...!, lo siento me emociono con las nuevas personas—su sonrisa era bastante inocente, tanto que  el moreno sentía que veía a su hermanita ahí —, ¿Qué es lo que haces para no estar tiempo completo, Miguel?

—Estudio, estudio música en el instituto de arte, señorita Cass—sonrió mostrando orgullo, había luchado por que su familia aceptara la música y mucho más para lograr la beca para ingresar, aunque al final, al menos había conseguido una de dos—, por ello no puedo trabajar de tiempo completo, pero el turno que tenga prometo que me voy a esforzar y aunque el salario pueda ser bajo por sólo la mitad del tiempo para mi está bien—la voz del mexicano era suave, decidida y sobre todo, necesitada.

—Eso es lo primero que se requiere para cualquier empleo, actitud—murmuró la mayor acomodando los papeles en una carpeta, que si no fuera porque la actitud de la señorita era demasiado alegre, diría que era la carpeta de evidencia de una niña pequeña—, lo segundo, es pasión por lo que haces—subió su mano sonriendo aún más (si es que era posible ) y ver a los clientes—, y por último tener en cuenta que hay una línea delgada entre las cosas que crees importante y las que son, como cuarta y extra de la casa, ver al equipo como una familia, bienvenido Miguel Rivera—se giró viendo al joven y estirar su mano y estrechar su mano con la del mencionado—. Empezaremos por mostrarte todo.

—¡Muchas gracias!—murmuró alegre, sin ocultar su sonrisa sincera.

......

—¡WEY! ¡ME ACEPTARON!—gritó el mexicano más joven, corriendo hasta llegar con su amigo, si eran sinceros, no había forma que el joven Rivera pudiera retener su entusiasmo, ¡Estaba feliz!, realmente quería conseguir trabajo y apoyar para ese nuevo hogar, junto a su amigo.  

—Chingas a tu madre pendejo, se me cayó la pasta en la playera y no quería lavar—habló bastante enojado, con un ligero puchero, mientras miraba a su amigo y apuntaba con su cepillo—, dime una buena razón para no meterte el cepillo en el culo

—Que me amas y que compartiremos gastos y que llevaré tu almuerzo diario—murmuró sonriente, de una forma inocente, mientras veía a su amigo rascándose la barbilla en forma pensativa

—Trato Rivera, pero le haces una pendejada a mi comida y te duermes afuera—murmuró sacando a su amigo del baño y continuar a su rutina de lavar sus dientes

—No mames papá Héctor, si la voy a armar—murmuró muy feliz caminando a hacer su tarea—. Aunque con matemáticas no prometo nada.

Con esas palabras a la foto del mencionado, el más joven procedió a continuar con sus deberes escolares, mañana empezaba su trabajo nuevo. Sin importar que viniese, estaba seguro de poder afrontarlo. Tenía fe en si mismo. 




¡Que no soy chino! (Higuel)Where stories live. Discover now