Capítulo 21

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Golpeo la mesa de mi pupitre con impaciencia mientras miro por la ventana, pensando en la actitud de Nethan Cox. No le tomo importancia al saludo trivial de Alana cuando ingresa, y aún no suena la campana, ni se ha aparecido Kyle, si él estuviera aquí probablemente no estaría pensando en el estúpido Cox.

Entonces si rememoro todo lo que ocurrió antes, Nethan Cox había llegado pronto para esperarme, me había interceptado, reclamado y luego renunciado a ser mi amigo. ¿En qué momento él decidió que seríamos amigos? A mí nunca me llegó el memo.

Miro el árbol desde dentro del aula, y me imagino ahí, pegando golpes y patadas al aire, golpeando todo y desquitando mi enojo con ese ser vivo (mientras imagino que es Cox), que seguramente no siente dolor. ¿O es que los árboles sienten?

—Malditas preguntas existenciales.

—Hola a ti también —me vuelvo, Kyle me sonríe mientras se sienta a su asiento, delante, ¿cómo es que no lo vi entrar? —, ¿otra vez quieres saber por qué el cielo es azul?

—Esa es una buena pregunta existencial, y ya sé que sí tiene respuesta —digo —, me la recuerdas siempre.

—Y otra vez la olvidaste —asegura.

—Si —admito mientra me enderezo en el asiento, no sé mentirle en esto, su cabello está aún húmedo y me pica la curiosidad —, ¿acabas de ducharte?

Él enrojece, ¿por qué? —, bueno, es que, no suelo hacerlo, pero hoy tenía ganas.

—Si se te hace costumbre —digo mientras noto que Alana viene hacia nosotros, ¿en qué momento salió del aula? —, empezarás a llegar tarde.

—No lo creo, a menos que...

—Hola —Alana se detiene y mira a Kyle, este continúa con sus ojos en los míos pero lo veo apretar la mandíbula —, Kyle...

—Hola —dice, a secas —, entonces, Whitman, te decía que...

—¿Podemos hablar? —ella insiste.

¿Qué carajos está pasando aquí?

—Yo... —suena la campana y todos se acomodan cuando la maestra cruza por la puerta —, clases —me mira apenado —, seguiremos este debate luego.

—Seguro.

Alana no se sienta de inmediato y lo mira antes de que la maestra le pida que se siente. Miro alternadamente la espalda de ambos, y los dos la tienen tensa, ¿qué está pasando?

—Cómo saben, la semana cultural se acerca —dice la maestra luego de dejar su móvil en la mesa, junto a un par de co—, cada salón debe organizar un puesto para venta y una obra de teatro —cuando unos reprochan ella levanta la mano —, de manera obligatoria.

Maldigo para mis adentros, la semana cultural usualmente es una estupidez, obligan a cada salón a realizar actividades bochornosas, como formaba parte del equipo de soccer femenino me libraba para ir a dar un par de patadas que nadie se tomaba la molestia de mirar, me pregunto si la maestra me dejará fingir que soy parte del equipo a pesar de que prácticamente lo dejé botado desde que finjo ser Aryeh Carmichael, tal vez deba aprovechar el receso para ir.

—¿Whitman? —levanto la mirada, la maestra ya está frente a mí y algunos contienen un par de risas, ¿deja vú? —, ¿otra vez soñando en clase?

—No, claramente no —maldita sea, cerebro, se supone que tienes que retener información incluso si estoy distraída.

—¿Es así? Pues bien, estamos esperando —dice mientras se cruza de brazos.

—Bueno... —recuerda, hablaban de la semana cultural, no cambian rápidamente de tema, deben seguir hablando de eso, ¿pero qué podría preguntarme a mí? ¿Qué debo decir? ¡Cerebro inútil! —, si, este...

Mi pequeño chico torpeWhere stories live. Discover now