Capítulo 2

4.7K 314 80
                                    

No me detengo a pesar del cansancio en mis piernas, avanzo a pasos rápidos hasta la portería y lanzo la pelota antes de que los defensas siquiera se acerquen. Un gol. Lo que esperaba. No quiero ser arrogante, pero sí, soy extremadamente buena.

—Oh, vamos. ¿En serio tengo que estar en este equipo?

Me detengo frente a la entrenadora y esta se encoge de hombros, luego pita y todas se alejan claramente cansadas. Yo me quedo frente a ella, cruzando los brazos sobre mi pecho. Louise Reina. Es la típica mujer cuarentona, delgada y mayor que entrena a las chicas y que es una solterona sin precedentes, hormonal, y toda una mierda a la hora de dar consejos. Recuerdo que se tiñó de morena cuando su novio la dejó e incluso ahora puedo ver cómo su rubio cabello apenas y hace su aparición, seguro el tinte dejará su cabello dentro de pocos días.

Ella recoge las mangas del abrigo deportivo y me mira.

—Escucha Anne, no puedo hacer nada al respecto. Sé que deseas formar parte del equipo juvenil que representa a la Institución. Pero es que es un equipo masculino. No se admiten chicas.

—¿Qué onda con esa mierda machista? Puedo hacer lo mismo que cualquiera de esos inútiles; y hasta me arriesgo a decir juego mejor que muchos.

—Oh, te lo aseguro —se sienta y toma una botella rosa, la abre y juega un poco con el agua antes de beberla —, ¿pero qué podríamos hacer? Es una sociedad machista. No hay tiempo para cambios.

—Esta sociedad apesta. Y mujeres como usted que se dejan doblegar me dan lástima.

—Oye, sigo siendo la entrenadora y tú la...

—Si, sí. Lo que sea. Nos vemos en otro entrenamiento.

Me alejo a pesar de oír sus protestas, es que es tan estúpido. Yo debería formar parte del equipo representativo, ¿es que no lo ven? Patearía los traseros de todos.

—¿Estás bien?

—Si, ¿por qué no habría de estarlo?

—Estás mirando mal a la tele, pensé que la amabas. ¿Pasó algo malo?

Mi pequeña sobrina se sienta a mi lado, siete años y parece una sabionda. Me encojo de hombros y la miro.

—Sólo quisiera patear más de un trasero.

—¿En el soccer?

—Sip.

Vuelvo a mirar hacia el frente. Mordecai y Rigby hacen una de sus muchas expresiones y por primera vez no la hago con ellos. He estado insistiendo en entrar al equipo por más de un año y la respuesta siempre me ha sido negada. No tiene sentido, mis notas no son las mejores pero están lejos de ser las peores, ¡porqué demonios me dan negativas! Vuelvo a cerrar mis ojos tratando de calmarme y niego.

Tranquila Anne, está bien. No asesines a los entrenadores. Ellos sólo son menos inteligentes y más idiotas de lo que crees. Respira. Respira.

—¿Eres la mejor y no participas en campeonatos?

—El equipo femenino no tiene los años, ni los puntos necesarios para poder ingresar al más pequeño de los campeonatos. Yo no debería estar ahí. Incluso la señora Reina lo sabe.

—¿Reina?

—Lo sé, el mejor apellido de la historia. Como sea, tengo que lograr entrar al equipo principal antes de que acabe el año. Es mi último año de instituto. Y tendré que pensar en la Universidad. La carrera, y me olvidaré del fútbol. ¡Tengo que disfrutar cada segundo!

—¿Y tú no tienes novio?

—¿Eh? —me atoro con mi saliva y la miro como si estuviera loca —. ¿P-porqué me preguntas eso?

Mi pequeño chico torpeWhere stories live. Discover now