Capítulo 10

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Todos parecen convencidos, y ahora mismo estoy un tanto preocupada. ¿Por qué? Han hecho pedazos a todos los equipos anteriores. Son buenos, y admito que tampoco han dado su cien por ciento. Incluso el grupo del grandote ha sido aplastado con severidad. Apenas y tocan el balón, y lo peor de todo es que cada vez que marcan, los del equipo representativo me miran. O sea, ¿por qué? Sé que dije que sería fácil ganarles, ¿pero iniciamos con rencores desde ya?

—Después de estos minutos, se ha acabado su turno. Equipo cuatro, tomen los petos y salgan a la cancha.

El entrenador no ha hecho más que anotar, aunque no me sorprende. Todos están mostrando un nivel bastante bajo, hubo muy buenos movimientos de varios en la cancha, pero su equipo no fue de apoyo. ¿Y si pasa lo mismo con mis compañeros? Tomo el peto color naranja encendido y me lo coloco. Todos ponen la vista sobre mí cuando me coloco en el centro de la cancha. Junto a mí hay otro chico, mi segundo delantero. Espero que sea de apoyo y levanto mi mirada. Todos fingen indiferencia, pero noto lo cansados que están. Su respiración es irregular y se han negado a descansar. Sé que quieren demostrar que me equivoco, pero no pueden. No me equivoco, y sé que han cavado su propia tumba.

—Bien, comiencen.

Tocan el pito y doy el toque al balón, El chico junto a mí me lo devuelve y entonces se lo doy a un lateral que empieza a avanzar con velocidad. Sip. El pequeño Cameron es bastante veloz, lo sigo de cerca pero entonces lo interceptan varios defensas dejado descubierto el lado derecho. Al cual avanzo sin titubear, sin embargo logran quitarle el balón y lo toma uno de los centrales, que no duda en iniciar un ataque. Tengo que volverme, corriendo a gran velocidad para lograr alcanzarlo. Ellos son sumamente buenos. Conocen sus fallas y sus virtudes y parecen conocer sus propios tiempos y los de sus compañeros. Pueden calcular cuándo estará uno junto a ellos, dándole rapidez y claridad a sus pases. Eso les da ventaja. Se conocían, eso les daba demasiada ventaja. Cansados o no, saben cómo mantener el control del juego. Sólo debo usar lo que he aprendido en los dos meses que me entrené sin cesar, pero no puedo saberlo con los diez jugadores que están conmigo en la cancha, no puedo ganar sola.

—Pero si logro marcar... Les daré la confianza, y la pondrán toda en mi mano.

Avanzo subiendo hasta la portería, dan pases y pronto se acercan a la portería. Entonces me coloco frente a los defensas y logro interceptarlo con una barrida. Lanzo el balón a uno de los centros y estos avanzan, volviendo a normalizar mi respiración subo de vuelta por la cancha. Tienen una fuerte lucha entre centros y levanto la mano, como apenas he llegado no estoy cubierta. Sentir el balón en mis pies es la gloria y no pierdo tiempo en avanzar por la cancha.

—¡Cameron!

—¡A su lado jefe!

Grita y le doy un pase que me devuelve, haciendo un juego de pared. Dejando a los defensas confundidos y recto en la portería lanzo un tiro de boleo. Directo en la esquina derecha, Lucas, el portero logra desviarla con los dedos y esta sale de la cancha.

—Maldición... Debo hacerlo mejor.

—Eres increíble Carmichael —Cameron llega a mi lado y sonríe agitado —, me estás usando en tu juego y... ¡casi anotas! En definitiva quiero jugar contigo en esta Institución.

—No te confundas. Es porque eres veloz. Y necesito que lo sigas siendo, ¿me oyes?

—¡Sí señor!

—Nos toca un lateral —el segundo delantero se acerca a mí junto a uno de los centros. Los otros se quedan cerca pero un poco más atrás y todos tienen su mirada en mí —. Al juego le faltan quince minutos, y tenemos que tomar ventaja pronto. ¿Crees poder tomar un centro y anotar?

Mi pequeño chico torpeWhere stories live. Discover now