Capítulo 13

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Quiero creer que la mayoría de las personas desean comenzar de nuevo luego de tener sentimientos encontrados, ¿cómo lo explico? Me ha dolido lo de Kyle, Kyle Morrison y yo éramos eso, sólo él y yo. Y sinceramente me sorprende que ponga a alguien por delante de nosotros, pero eso significa sólo una cosa, es hora de dejar atrás este tortuoso primer amor.

—¡Maldición! ¡¿Por qué demonios no es como en la tele?! —pateo el balón hasta la portería y gruño —, ya debería haberlo olvidado, ¿no se supone que pasa mágicamente cuando lo decides?

—¿Está usted bien? —me doy vuelta rápidamente sobresaltada, y relajo mis músculos cuando noto que es el pequeño de ayer, ¿cuál era su nombre? —, ¿usted vive aquí o qué? No la vi irse ayer.

—¿Qué? ¡Claro que no! —niego, mirando la hora en mi reloj, si me apresuro tal vez llegue a tiempo al colegio, tendré que ir corriendo. Noto que el pequeño usa un uniforme escolar y me causa gracia que aún use su gorra —,de otro modo cómo tendría puesto mi uniforme —me acomodo el cuello de la camisa, él se encoge de hombros —, ¿y no vas tarde para ir a la escuela, niño?

—Papá calienta el auto —señala tras él con una enorme sonrisa y ruedo los ojos mientras recojo mi balón de detrás de la portería y recojo mi maleta también, fue buena idea vestirme antes de venir a prepararme para mi encuentro con Kyle —. Usted no es de este barrio, ¿cierto? Al menos mi casa es en frente, pero si dice que no vive aquí entonces...

—Creo que tu papá te llama —se vuelve con rapidez y me mira, me encojo de hombros —, o no.

—Sí, lo hace, si quiere puedo pedirle que le dé un aventón —dice mientras levanta el brazo y me apresuro en alcanzarlo para negar —, papá es buena honda, lo aseguro.

—No, no es eso, mi Institución está al otro lado y...

—¿Qué pasa Austin? —levanto mi mirada y me encuentro con un hombre de largos cabellos rubios, mi ceño se frunce, usa una gorra hacia atrás, tal como el pequeño. ¿Andropausia? Aunque no parece tan mayor—, buenas.

—Eh, ¡buenas! —hago una reverencia.

—Si no te subes ambos llegaremos tarde —le acomoda la gorra al pequeño y este se ríe.

—Papá, basta —vuelve a reír cuando su papá le saca la gorra y se la pone por delante, la toma de entre las manos de él —, ella quería saber si podíamos darle un aventón.

—¿Qué? —suelto y niego —, no, yo...

—Eres del Hertz, ¿no? —asiento y él se encoge de hombros —, dale, que te dejo antes, yo puedo excusar a Austin —mueve la cabeza, señalando el auto que noto a dos metros de nosotros —, si nos apuramos es probable que José no te castigue. Jack Roberts, un placer.

—Anne Whitman.

Estoy por preguntar de qué conoce a nuestro conserje cuando corre hasta el auto y Austin lo sigue, inconscientemente voy tras ellos. Cuando me subo a su camioneta, me siento pequeña en el asiento de atrás, a pesar de que parece que soy  tan sólo ligeramente más pequeña que el padre de Austin.

—Muchas gracias —termino diciendo a medio camino, llegaremos pronto.

—De nada, Austin me habló de ti anoche —dice mirándome por el espejo retrovisor —, afirma que eres demasiado buena arquera.

—Oh, eso —me relajo en el asiento, el soccer es un buen tema —, pues es que estaba en juego mi honor. Usualmente soy delantera.

—¿Entonces de verdad juegas? Pensaba que era cosa de suerte, Austin es bueno para tirar, cuando lo hace conmigo mi portería está llena de sus tiros —se ríe —, aunque la portería tampoco es uno de mis fuertes. Tampoco sabía que Hertz tuviera un equipo femenil, no las he oído en el intercolegial femenil.

Mi pequeño chico torpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora