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(4/?)

Las mañanas y noches las pasaba cerca del río, al ser la mejor fuente de agua que tenía y para no volverse a limitar a sacar agua de pequeñas gotas o humedad entre las ramas. Además que el canto del agua le ayudaba a pensar de manera cuerda, era una música relajante para él que lo separaba del silencio, el mortal silencio que le hacía recordar a sus seres perdidos.

En algún momento de sus descansos, mientras Royer buscaba más comida, él se dispuso a liberar el peso de su mochila, no había revisado todo lo que tenía en ella por pavor a lo que pudiera haber adentro. No la había revisado ni siquiera cuando estaba con sus padres, todo había sido superficial.

Poco a poco sacó los objetos, acomodándolos sobre la tierra. Encontró varias prendas de ropa, calcetines limpios y un par de tenis resistentes pero no mejor que las botas que usaba, encontró varias bolsas de té, los diarios donde había escrito sobre sus poderes y entre ellos pétalos de flores que adentró entre las paginas por ocio. También, encontró entre las páginas llenas de letra manuscrita, varias fotos que hicieron su corazón se estrujara dentro de su pecho. Hizo flotar las cuatro fotos frente a él.

La primera, era una de toda la familia, recordaba ese día a la perfección, todos estaban en el jardín trasero, Jungkook jugaba con Jimin a la gallinita ciega mientras los adultos les miraban desde sus sillas y tomaban té helado, Royer corría tratando de perseguirlos pero sin poder lograr del todo el tomar de su atención. Ese día, Jimin ganó repetidas veces, Jungkook aludiendolo a que era mutante aunque nunca lo dijo en voz alta, pero en su mente lo llenó de insultos que solo hicieron reír al mayor.

La siguiente foto, se trataba de él con sus padres, justo había salido de secundaria, hacía un precioso sol anaranjado que perló sus pieles ante un cielo azul detrás de ellos, Jungkook sostenía su papel aunque no fuera más importante que el de preparatoria o universidad, todo por el orgullo que sus padres demostraban en sus rostros. Jimin había decidido tomar la foto de ellos tres por ser la familia Jeon, el menor sonreía achicando sus ojos y mostrando sus dientitos, mientras su padre tenía la misma sonrisa y su madre el mismo brillo de sus ojos.

La tercera foto eran Jimin junto con la abuela, los dos estaban abrazados con una sonrisa después de haber cantado a todo pulmón en la fogata improvisada del campamento improvisado en el jardín trasero, sostenían una taza de chocolate con malvaviscos y una cobija de varias telas de lugares por los que viajó la abuela les cubría a ambos las piernas. Jungkook amó el aura y no desaprovechó para obtener una foto.

Y la última, era de Jungkook y Jimin, ambos juntos, en su lugar favorito en la playa, con los rostros tan juntos, Jungkook tenía sus labios contra la mejilla de Jimin, haciendo morritos, mientras su chico sonreía ampliamente con los dientes separados y brillo en sus ojos. Ese día, como muchos otros, habían pasado largas horas frente al mar, con Royer corriendo por la arena y ellos entregándose amor sobre la manta que el mayor siempre traía en el auto. El menor tenía las caderas de Jimin sujetas entre sus brazos, su piernas arriba de las de él, casi completamente encima, Jungkook no quería dejarlo ir por más que el mayor expresara lo tarde que era. Cuando su novio sacó la foto para demostrarle que era un bebé berrinchudo, lo cargó por las piernas sin problema y lo llevo rumbo al auto mientras palmeaba su culo.

Las fotos se tambalearon hasta caer al suelo, sus ojos azules se movieron hasta el canino llegando donde estaba sentado, tomando la presa que había obtenido su amigo, sonrió metiendola en la bolsa que usaba para la comida. Guardó lo que había sacado con cuidado, tratando de que quedara lo mejor posible. Dejó la mochila detrás de unas rocas y la cubrió con arbustos, mientras se sacaba la camiseta y miraba a su mascota.

─Si traes más presas que yo, te dejo el conejo.

El canino en ese mismo instante salió corriendo y él extendió sus alas por primera vez desde la muerte de sus padres, se elevó subiendo por los árboles y uniéndose al cielo, llegando hasta donde su cuerpo le había permitido impulsarse y luego cayendo de cabeza en picada. Extendió sus alas antes de llegar al suelo y volvió a volar, buscando con sus ojos expertos algún conejo o ardilla, si encontraba el nido de un ave estaría feliz de obtener algunos huevos.

Power | JikookWhere stories live. Discover now