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Jungkook tenía un sonido ensordecedor en sus oídos, un insistente pitido que le nublaba los sentidos, la vista borrosa mientras una tarántula recorría con frenesí su interior para picar cada parte con algo que no podía contener más dentro de él. Su nariz se sentía húmeda y todo el peso de su cuerpo era cargado por los mutantes intrusos de su tranquilidad. Su cuerpo lo sentía tenso y adormecido al mismo tiempo, no totalmente consciente. Podía escuchar los ladridos de Royer por todos lados.

Las rocas y piedras en la carretera comenzaban a elevarse, el suelo se agrietaba con rapidez y aquellas grietas comenzaban a abrirse a la par que raíces de árboles reclamaban la tierra donde fue construida la carretera y se movían como si de látigos se tratase, los mutantes se enfocaban en lo que sucedía sin poder  moverse. Sus padres insistían en gritos desesperados pidiéndole que guardara la calma, aunque era demasiado tarde, porque el agua que cubría el suelo ascendió junto con las rocas mientras su temperatura descendía y se congelaba.

Las sirenas se escucharon a la distancia, alertando de la presencia de Siren y antes de que pudieran escapar los mutantes en el lugar, Jungkook gritó con fuerza, cayendo de rodillas al mismo tiempo que las rocas y los cristales se movían contra todos los cuerpos que le rodeaban, los atravesaba sin dificultad y con velocidad. Uno que otro mutante quería escapar y al haberlo intentado su cuerpo estalló sin poder evitarlo, como si una bomba descansara dentro de su estomago y al moverse se activara sorpresivamente. Árboles de dos hileras cayeron unos sobre otros por el impacto de las ondas en su grito.

El suelo estaba lleno de sangre y cuerpos, Jungkook cayó sobre el mismo, cansado, escuchando todo con más intensidad, pero su atención iba directamente a los gritos de sus padres en algún lugar.

─Jungkook, no duermas... Tienes que tomar tu mochila y correr ─había dicho su padre con dificultad.

─Despierta, bebé. Vamos, levantate ─recitó su madre de la misma manera.

Él sintió, percibió, como se arrastraban hacia a él, moviendolo. Jungkook trató de levantarse, la luz estaba sobre él, el fuego en todos lados, las escenas que se grababan en su mente eran horrorosas, su mirada fue directo a sus padres.

Sus ojos se llenaron de lagrimas. 

Su madre como su padre tenían un aspecto peor a como les había encontrado antes, piedras y cristales estaban en todo su cuerpo, habían zonas que no podía ver por lo alterado que estaba, levantándose de prisa par intentar cargas los cuerpos de sus padres. No podía, estaba muy cansado.

─¡Jungkook, basta! ─gritó su madre ─. Está bien, toma la mochila y vete, ¡corre!

─¡No! ─gritó el menor ─, no me voy a ir sin ustedes.

─No tiene caso, hijo ─agregó su padre ─. Vete, huye, si no te vas no tendrá caso todo lo que hicimos. Si eres encerrado o terminas muerto, no valdrá la pena.

─Solo toma la mochila, hijo y vete.

Jungkook escuchó "no haga ningún movimiento, le tenemos rodeado, mutante" y con la cara mojada llena de lágrimas, pensó todo lo que sus padres decían, tomando una decisión en el momento justo en el que su madre gritaba "hazlo ya". Se movió hasta donde estaban las mochilas, tomando la suya y corriendo al bosque, adetrandose entre los árboles con la hilera de balas cayendo en picada para perseguirle. Los soldados de Siren bajaban con prisa del helicóptero y los autos se estacionaban en la carretera para adentrarse al bosque de igual forma, esquivando los árboles caídos.

El menor corría sin parar, tropezando varias veces por lo mal que se encontraba, no paraba de llorar y berrear en el proceso, los agentes iban detrás de él, intentando inmovilizarlo, la luz de helicóptero se movía por arriba de los árboles sin poder encontrarle. Sentía a los agentes detrás de él, acercándose cada vez más, paró en un claro, mirando a sus espaldas y luego su vista sobre la enorme ave de metal que le perseguía, la luz sobre él.

Power | JikookWhere stories live. Discover now