O1

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La noche era fría en las calles de Busan, la oscuridad bañando cada rincón en el que la luz de las farolas no podían entrar. La lluvia había empapado todos los lugares en los que había podido escurrir, por lo que los suelos brillaban y reflejaban la hermosura de la calle que pocos podían notar.

Las familias refugiadas en sus hogares, lejos del frío que podía calar sus huesos, lejos de la responsabilidad de aquellos rondando las calles sin la culpa de haber cambiado.

El mundo se había transformado, sumiéndose en una guerra silenciosa entre los humanos y los no humanos, también conocidos como mutantes. El miedo a lo desconocido se había plantado en aquellos individuos que ahora regían en el mundo, cobrándose las vidas de los mutantes.

Ellos no tenían la culpa de ser así.

Pero no les importaba.

Viajando de casa a casa, sin poder sentir la humedad en sus pies descalzos, regresó al presente, no donde nuestra historia termina, pero tampoco donde comienza.

Estaba sentado en una silla de aquel material que interfería con sus grandes dotes, tenía las manos esposadas sobre sus piernas y guantes diseñados para los de su clase cubrían sus blanquecinos dedos. Sus cabellos rubios caían por su frente, cubriendo sus ojos.

─ ¿Cuál es tu nombre? ─ Preguntó la mujer de igual cabellos rubios, sus labios rojos y delgados delineando cada palabra, aquellos ojos sensibles detrás de las gruesas gafas negras y cuadradas.

─ Jeon Jungkook. ─ Respondió.

─ Edad.

─ 22 años.

─ ¿Padres?

─ Mi padre falleció, mi madre falleció.

─ ¿Fallecieron por qué?

─ Una pelea entre mutantes.

Su voz se había quebrado al revelar aquella cosa que solo lo hacía más culpable y que suponía era la razón de todo aquello, de porque estaba ahí, de porque lo odiaban, de porque lo habían encontrado. Era parte de la razón, pues recordar cada uno de los acontecimientos solo lo hizo sentirse más triste.

Había prometido no volver a hablar de eso. Que difícil situación, no podía hacer nada, su hermano se lo había dicho.

La mujer siguió escribiendo en los folios, la tinta azul se transformaba en una letra manuscrita, respondiendo a cada dato que le era necesario proporcionar al expediente del nuevo individuo bajo el techo de Siren.

─ ¿Una pelea de mutantes?

─ Mientras escapabamos, nos encontramos con lo que parecía ser un clan de mutantes. Fallecieron en la pelea, solo sobrevivi yo. Es decir, incluso los mutantes murieron.

─ Nombres de tus padres.

─ Jeon Dehyun, Jeon Sunmi.

La mujer continuó haciéndole preguntas hasta que no hubo más que responder en los folios, dejó los papeles dentro del folder rojo, el cual contenía al centro una identificación como "Mutante B9716, Jeon Jungkook", sacó sus gafas de su rostro y las posó sobre la mesa, sus ojos viajaron por la pequeña oficina con escoltas y artículos básicos como una mesa y dos sillas.

El rubio sabía que era Siren. Había escuchado de ella en su inauguración cuando él apenas tenía 12 años y aún no era un mutante.

Siren es una de las muchas cárceles creadas en todo el mundo lejos de tierra, todas aquellas estaban en el mar. Fueron construidas con el fin de mantener y retener a los transformados por la lluvia, aquellos que habían recibido poderes sobrenaturales.

Power | JikookWhere stories live. Discover now