Capitulo Siete.

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"Yendo a la mansión"

Marinette termino de teñir a Amelia y de confeccionar su vestido, era uno muy lindo de color marrón, con detalles en rosa, también le dio una pijama, y algunos accesorios más para que pueda usar, su blonda cabellera fue teñida de pelirrojo al igual que su mechón azabache, para que pase desapercibida ante los ojos de la asistente.

─Terminé─ musitó la chica con algarabia al ver a la joven ya vestida y con su cabello lavado

─¡Guau!─ exclamó el rubio ─Te ves genial─ acotó y luego mira a su amiga ─Haz hecho un trabajo magnífico, gracias Marinette

─Hermano─ musitó la joven mirando al chico fijamente ─Algún día deberías llevar a Marinette por un helado, en señal de agradecimiento por este gran favor

─Tienes razón hermana─ replicó y luego miro a la chica, esta estaba sonriendo ampliamente ─Esta semana tendré otro dia libre. . .¿te parece si lo usamos para ir por ese helado?─ rasca su nuca

─Claro─ respondió contenta seguido de una risilla

─Muchas gracias Marinette─ se acerca a ella y la abraza ─Me has salvado

─Fue un placer Amelia─ se separa

─Bueno, nos vemos el lunes─ la saludo de lejos el modelo, Amelia bufo ante tal acción; el rubio si que era algo lento

─¡Si!, hasta el lunes─ sonríe embobada

Los hermanos salieron del lugar y se dispusieron a regresar a la mansión, el camino fue en silencio, ninguno de los dos se atrevió a argumentar palabra; en tan solo unos segundos llegaron a la gran mansión, ingresaron por la entrada de rejas y caminaron hacia la puerta principal, allí frente a esta se encontraba la asistente ejecutiva de su padre, firme, con sus brazos cruzados detrás de la espalda y su frente bien en alto, la expresión de su rostro reflejaba seriedad y rudesa.

─Hola Nathalie─ saludo el rubio

─Adrien─ replicó, luego bajo su mirada hacia la pelirroja

─Ella es Ana─ invento el nombre sobre la marcha para que esta no dude ─La amiga de la que te hable

─Buenos días Señorita Sancoeur─ saludo e hizo una leve reverencia en señal de respeto

─Buenos Días señorita─ saludo algo más tranquila, los modales de la joven la habían sorprendido ─Bienvenida a la mansión Agreste, su cuarto ya esta listo, haré que el guardaespaldas traiga sus cosas

─Nathalie ella solo trae lo puesto, y algunas cosas más en su mochila─ interrumpió el ojiverde

─¿Nada más?─ cuestionó

─No señorita─ baja su mirada ─Verá mi casa se incendio, perdí todo, incluso a mis padres, estos días estuve viviendo con una amiga, pero me volví una carga para ellos─ hace una pausa ─Estaban por enviarme al orfanato de la ciudad, hasta que Adrien se ofreció a ayudarme─ la mira

─No~No puedo creerlo─ sus ojos se cristalizan ─Tranquila jovencita estarás bien aqui─ esboza una media sonrisa y se corre de la puerta ─Llévala a su habitación por favor─ mira al rubio, este asiente y ambos entran en la gran mansión ─Pobre niña─ susurra melancólica, luego entra detrás de ellos y cierra la puerta

Los dos jóvenes subieron las escaleras con rapidez, estando ya en el primer piso se dirigieron velozmente al cuarto designado para la chica y se encerraron ahí.

─¿Que fue todo eso?─ pregunto consternado

─Una mentirita piadosa para que no sospeche─ ríe

─Muy dramática─ replicó

─Perdón, pero mama tiene debilidad por estas situaciones─ hace una pausa ─Ya sabes

─¿Que se?─ cuestionó dubitativo

─Aun no te lo cuenta─ hace una mueca de arrepentimiento

─Dímelo por favor.

─Cuando mama tenía cuatro años su casa se quemó, solo sobrevivieron ella y su hermana─ toma aire ─Las dos fueron enviadas a un orfanato y adoptadas por familias diferentes, vivieron asi hasta que sus tíos supieron de ellas y tomaron su tutela

─Pobre Nathalie─ se pone triste ─Debió ser difícil

─Bastante. . .por eso aveces suele ser tan fria─ suspira ─Pero en el fondo es una gran mujer, con un corazón inmenso

─Tienes mucha razón─ suspira ─Bueno, te dejo para que te instales, luego te llevo a conocer la mansión

─Esta bien, gracias Adri─ sonríe

Mientras todo esto sucedía, la mujer de la casa se encontraba arreglando unos papeles en su escritorio, frente a ella su jefe diseñaba sin parar, en un momento dejo de hacerlo y la miro, ella estaba muy concentrada en lo que hacía, hasta se parecía a el cuando no quería ser molestado.

─Nathalie─ la llamo, esta paro su accionar y elevó su vista ─¿Llego nuestra invitada?─ la contraria solo asintio, ella ya le había dicho sobre la llegada de Aná ─Excelente, informale a los cocineros que preparen algo exquisito, cenaré con ellos

─Ya lo hice señor, usted me ordenó eso en la mañana─ suspira ─¿Se siente bien?

─Si, solo estoy algo distraído─ desvía su mirada ─¿Te dije que vendrá Amelie?

─No señor, no me lo ha dicho─ se queda algo perpleja ─¿Preparo otra habitación?

─No, no, solo vendrá a cenar─ se acerca a Nathalie ─Nada más, luego saldremos, los Graham de Vanily quieren que financie otra de sus películas y la envían a negociar conmigo

─¿Necesita de mi asistencia?

─No, tranquila─ sonríe ladinamente ─Puedo lidiar solo con mi cuñada

─Confío en usted─ baja su mirada y se vuelve a enfocar en arreglar los papeles que tenía sobre su escritorio

─¿Puedo pedirte que pases esta noche aquí?─ pregunto con pudor ─Por los niños. . .

─¿No planea volver?─ cuestionó sin verlo y sin cesar su accionar

─Si, pero será tarde y no quiero dejarlos solos, ¿puedo contar contigo?

─Si señor─ lo mira ─Solo esta vez

─Gracias─ sonríe y camina hacia la puerta ─Prometo que será la última vez que te fuerzo a quedarte

─Siempre dice lo mismo─ se quejo mientras escuchaba como el cerraba la puerta y se alejaba por el pasillo

La mujer suspiro una vez más y trato de continuar con su tarea, pero le fue imposible, cada vez que Amelie Graham de Vanily visitaba esa casa solo significaban problemas, rogaba que esta vez fuera distinto, pero en el fondo sabia que no sería así.

Miraculous: Peligro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora