Esquirlas de un espejo

23 3 1
                                    

Te paras sobre mi cuerpo de cristal y me fragmentas. Me convierto en lo que tú quieres que sea, en lo que creo ser, en lo que finjo ser, en lo que fui, en lo que soy; todo al mismo tiempo. Únicamente en la soledad me conozco. Porque mis fragmentos rotos, que alguna vez me conformaron, ya no encajan. Paso horas armando el rompecabezas en que se ha convertido mi cabeza, y ya las piezas no concuerdan. Me siento en mi habitación, rodeada solamente por pedazos de vidrio rotos. Ahora las manos me sangran por tratar de reconstruirme. No. Una vez quebrado, no se puede reparar, o por lo menos no volverá a ser lo mismo. Mis piezas ya no encajan.

Pero pronto, me doy cuenta de que mis pedazos no funcionan separados. No puedo tomar fragmentos a mi antojo y reorganizarlos, armar con ellos una pieza nueva, no. Si quiero ser capaz de hacer algo, debo tomar la verdad entera, con todas sus caras. Porque todo está conectado. Debo, entonces, tragármelo entero. Sin disfrazar, sin decorar, así como es.

Y así, escribo, me busco. Mi propia vida es un caleidoscopio, soy yo reflejada y distorsionada incontables veces. Cada una en un cuento, en una página, en un capítulo. Todos los personajes llevan mi nombre. Pero yo no me quedo en crear personajes, yo me convierto en ellos.

Y al tiempo, nunca logro lavar mis rastros.

25 de Marzo, 2018.

*Este fragmento estaba anteriormente en Reguero de Letras, pero decidí que era más apropiado en este apartado. 

EsquirlasWhere stories live. Discover now