Domingo, 10 de febrero. 2019. 20h.
Me preocupo demasiado por cosas que no tienen sentido. Por metas que no sé si existen siquiera. Corro hasta caer, y no sé siquiera si hay una meta a la cual llegar. No hay nada. Solo la ansiedad. El temor de no llegar a lo que no existe. El temor de defraudar los sueños que ya ni siquiera tengo. Y la niña se va por el acantilado, persiguiendo una cometa que se le escapa de los dedos.
El ideal, por definición, es inalcanzable. Una vez se ha alcanzado, deja de existir, como el silencio se rompe al ser pronunciado.
Me la pasé esperando una vida que creía que me esperaba a mí. Una vida nueva, donde fuera. Ni siquiera fui capaz de imaginarla. Me hice distintas ideas para ahora quedar en este limbo, este tercer camino que tanto quise y busqué.
Pero nada. Las metas me abandonan.
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Esquirlas
Non-FictionPedazos de esas otras que soy y no soy. Aceptaré mi condena a ser yo, a ser mi persona y no mis personajes. Porque escribir retoma su fundamento: la expresión más honesta del ser. Algún día había pensado en no volver a escribir diarios. He desistid...