Confesiones

1K 92 6
                                    

Mi tío llegó con la cara descompuesta, pálido como la nieve.

También él sabía que estaba aquí, tal vez él se lo había dicho a Kent.

- Tío.- le saludé, intentando ocultar mi descompuesto rostro, sin duda él estaba peor que yo.

Mi instinto me advitirió que lo que le había dejado casi transparante había sido los escoceses, sin duda se había cruzado con ellos.

Sin embargo, ellos no le habían mencionado asi que por tanto no tenía sentido su estado.

Se quedó en silencio, y palideció aún más al ver el lobo sobre mi mano.

- Dios mío.- susurró.

Él reconocía el emblema.

- ¿Tío?

- Guarda eso Aylin. - me ordenó.

- ¿Por qué? Tan solo es un lobo.- mentí.

Clavó sus ojos en mi, no parecía el momento para bromas ni mentiras.

- Yo diría que ya sabes que no.

- Lo cierto es que no sé mucho.

- Mejor. - dijo cortante.

Entonces él sí sabía.

- ¿Cómo que mejor? ¿ Mejor para quién? ¡ Estoy harta de que todos me digaís lo que tengo que saber y cuándo! - le grité.

Se quedó sorprendido ante mi ataque de histeria, y sonrión con cierta ternura, todavía blanco como el hielo.

- Aylin, no te has preguntado por qué.

Me quedé quieta, lo cierto es que me preguntaba tantas cosaos que psobilemente el por qué no era mi duda principal.

- Tío, este lobo, era de mi madre verdad?

Él asintió.

Devolví el lobo al escondite al  que pertenecía.

- ¿ Por qué estáis tan pálido ?

Me miró, pensativo, como si todavía intentara disimular su estado.

- ¿Tío?

- Aylin... - me dijo, sin saber muy bien cómo seguir.

- ¿Sí...?

Paseó su mirada por la sala, y clavó sus ojos en las cartas, aunque creí que no era posible, palideció aún más.

- ¿Qué hace eso ahí?- bramó. - ¿Es que acaso no han aprendido la lección? ¿Murió poca gente que ahora debes morir tú también?

Me quedé en silencio, dejando que se deshaogara. Mi tío siempre había poseido la calma de antes de la tormenta; ahora parecía haberse convertido en la tormenta.

¿Por qué debía morir yo sino había hecho nada?

- Tú no deberías tener esas cartas, la sola posesión te hace cómplice.- me advirtió. Se abalnazó sobre ellas, dispuesto a tirarlas al fuego, pero le detuve.

- No. Esto es lo único que me va a ayudar a entender lo que pasó.

- A veces la verdad es peor que la mentira.- me advirtió.

Aquell advertencia me hizo suponer que sabía cosas que sin duda había fingido no saber durante mucho tiempo.

- ¿Por qué verles te ha dejadao así de alterado? ¿ Les conocías verdad ?

Highlands ( #PGP2020)Where stories live. Discover now