Las cartas sobre la mesa.

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" La rebelión debe ser la última solución, pero no inecesaria"- reconí la letra de mi padre.

Mi padre estaba hablando de una rebelión junto con los Lairds escoceses.

Las cartas se me cayeron de las manos, estas me temblaban.

¿Cómo podía ser eso?

¿Mi padre apoyar la rebelión?

¿Era hija de un traidor?

¿Traidor a quién?

Bueno, en realidad, tenía sentido si lo pensaba detenidamente. Mi padre siempre fue un hombre de ideas liberales y con una mente demasiado abierta para su tiempo; pero de ahí a organizar una rebelión... No. Las cartas no establecían el inicio de una como tal, eran confusas y contradictorias. Ni siquiera se mencinoban nombres, eran palabras claves, eran nombres de animales en gaélico que yo desconocía.

Mi padre y mi tío nacieron en Inglaterra, pero tenían origen escocés.

Pasé toda la noche en vela, paseando por la casa como un fantasma, buscando más pruebas que apoyaran las cartas.

Cerca del amaneccer se me ocrurrió pensar en quién podría haber mandado las cartas. Mi padre no estaba solo en esto, imposible. Debía de haber dejado las cartas en posesión de alguien de confianza. ¿Pero Quién? ¿Quién? ¿Quién? Quién había sido mi padre? Quién era yo en realidad?

Esas cartas deberían haber ardido en el fuego, no deberían estar en mis manos, eran extremadamente peligrosas. Ahora comprendía por qué no me las mandaron-

¿Sabría mi tío sobre ellas?

La rebelión no había ocurrido. ¿Por qué?

****

Me quedé dormida sobre el viejo escritorio de mi padre. Me sentía vacía al despertar. No entendía nada. Buscar a mis vecinos escoceses no sería una buena idea, negarían todo. No sabía qué hacer.

Me sentía más cerca de algo que jamás pensé sería de tal envergadura.

Mi antigua nany escocesa vino a traerme el desayuno, su rostro se crispó al descubrir las cartas sobre la mesa. No pudo ocultar su desazón. Todos sabían algo que yo no sabía. Cogí su viejo y fuerte brazo antes de que se marchara.

- ¿Qué es esto?- le dije, sosteniendo la última carta de mi padre en la mano. Sus ojos azules se perdieron en una trama que yo desconocía. Tragó saliva.

- Milady, no soy yo quién para contestar esas preguntas.- me respondió. Y con una fuerza desconocida se soltó y correteó hacia la cocina.

Bajé decidida a perseguirla, tambaleándome por las escaleras me pareció cruzarme con el fantsma de mi padre.

- Padre..- susurré en mi delirio. - ¿ Qué legado me has dejado?

Escuché una voz que nunca fue suya preguntar:

- ¿Qué sabe?

- Lo sabe. O lo intuye. Tiene las cartas.- respondió mi nany a la voz escocesa que le había pregutnado.

- El Laird debe saberlo. Ya era hora.

Escuché varios pasos sin rumbo fijo, tal vez eran los míos. Caí desfallecida al suelo.



*****


Desperté con la nany a mi pies. Mirándome con una extraña ternura.

- Milady, estáis mejor?

- Mi padre. Las cartas. ¿Dónde están las cartas?- le pregunté.

Ella señaló la puerta que llevaba al escritorio de mi padre.

- ¿Quién las trajo?

Ella suspiró, como si acpetara su destino y el mío.

- Un sirviente.

- De quién.

- Pronto sabréis su nombre.

- Pronto no, necesito saberlo ya, nany. Mi padre estaba..

-Sohnia- llamó otro sirviente a la nany.- están aquí.

Nany me miró, señaló el vestido que había sacado para mí.

- Parece que lo vais a saber ya, Milady.- dijo con misterio mientras se dirijía hacia el humbral.



*******


Lamento la tardanza. Ha habido varios problemillas técnicos.

Gracias por la espera.

Highlands ( #PGP2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora