X. ☆ La hipnosis de un latido ☆

Start from the beginning
                                    

Consideré para mí misma que si pasaba otro buen rato solo concentrada en ese deseo que sentía por él, no podría controlarme y me levantaría de mi silla para ir a besarlo como fuera.

Por fortuna —o desgracia, depende como se vea—, la maestra me llamó, distrayéndome.

—¿Señorita Karma? —Tardé dos segundos en reaccionar y mirarla; tenía cara de pocos amigos—. ¿Respuesta de la pregunta 5?

Me di cuenta de que todos me miraban, pero no me puse nerviosa en absoluto. No había escuchado ni media sílaba de toda la clase, pero dar una respuesta correcta no me costaría nada. Ojeé el libro sobre mi pupitre y contesté con seguridad:

—Opción D: was.

—¿Pregunta 6?

—C: have. La 7 es B: them.

La señora Brown miró el libro y luego a mí con recelo, era evidente que había notado cómo dormitaba en mi lugar concentrada en otra cosa, pero debía admitir que mis respuestas eran correctas. Elevó el mentón con aire pretencioso y empezó a caminar hacia el frente de la clase sin decir si era o no correcto, aunque sí lo era, yo estaba segura.

Varios de los compañeros miraron la escena con una sonrisa satisfecha y la clase siguió sin más apuro. Intenté concentrarme en mi libro y marcar con lentitud las opciones correctas hasta que el timbre sonó e irremediablemente, Marco llegó a mí. La señora Brown salió del aula antes que todos.

—Creo que es la primera vez que veo a la señora Brown sonrojada —me soltó con una miraba brillante—. Le gusta ver que no sabemos lo que pregunta.

Tuve que evitar mirarlo fijamente para poder responder; cada poro de mi cuerpo estaba palpitando por su culpa, pero era algo que no debía demostrarle de modo alguno. 

—Es un ejercicio sencillo. Seguro que supuso que no le estaba poniendo atención.

—Eres buena en inglés —apuntó, con una pizca de orgullo en su tono.

—No soy tan terrible; el noventa por ciento de la música que escucho es en inglés, es imposible no saber cosas básicas.

—Tiene sentido.

Salimos de aula, yo iba tan tensa como se podía. Las manos me temblaban y el deseo de besar a Marco no se había ido, al contrario, me quemaba más; no podía ser grosera e irme molesta, pero dado que él se dirigía a la cafetería, encontré mi razón para alejarme.

—¿Te veo más tarde? —pregunté, con la indirecta de que me iba de ahí en ese momento.

—¿No irás a la cafetería?

—Hoy no tengo muchas ganas de que Diego me mire mal —bromeé—. No. Además, quiero ir a hablar con la maestra de artes para que me dé el taller para adelantar la materia, perdí una de sus clases, ¿recuerdas? Ya hice el de historia, pero creo que debo hacerlo con las demás materias.

—¿Quieres que te acompañe? —Más que un ofrecimiento sonó a una petición. 

Sus ojos marrones me incitaron mucho a decirle que sí y buscar una forma de besarlo donde nadie nos mirase, donde nadie se entrometiera, aunque a como me sentía por dentro en ese momento, bien podría besarlo frente a todos y no importaría... pero estaba mal, por más que mi cuerpo me dijera que era lo que debía hacer.

—No te preocupes, no es necesario.

Me alejé de allí con la necesidad de tomar agua fría y despejar mi mente, sacar a Marco de allí y no volver a desearlo de esa manera.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now