》"Prostituto"《.Adrien Agreste -TERMINADA-

-Al final del camino- {Epílogo}

Marinette y Elsa se descuidaron por un momento a pesar de estar siempre alerta, vigilando cada uno y de los desconfiados pasos de ______, que para los demás solo era; saludar; sonreír; y aparentar amabilidad.

Así que cuando menos lo pretendía ya se encontraban con la peli-negra frente a ellas, saludandola, analizandolas como depredadores que observa a sus presas antes de atacar. Habían olvidado por completo que irían a hablar con aquella mujer, sobre el caso Agreste, pero la azabache se estremeció cuando saludó a "Bruno", porque su simple presencia le hacía recordar a Adrien, pero a su vez la máscara no permitía confirmar sus dudas, había pasado más de 1 año desde que no volvió a ver a su prometido, así tal vez estaba alucinando.

-Me resulta familiar.-Murmuró insconcientemente la francesa cuando la "pareja" se marchó.

-Pensé que solo eran imaginaciones mías.-Le respondió Arendell con total seriedad, en cambio Dupain-Cheng todavía sentía el cuerpo entumecido.-Vamos a su oficina, ella aún está aquí, a lo mejor podemos averiguar algo.-Marinette asintió como aprobación y ambas salieron por una puerta en la que ponía "no pasar", que tal vez podría llevarlas hasta donde querían.

________ sonrió cuando comprobó que tenía a las 'ratas' en el libertino, y que pronto las podría cazar.

Sus tacones sonaron con un gran eco que resonaba por el gran pasillo de paredes blancas, alumbrado por luces con potente luz. Sus estómagos tenían un pequeño nudo que les daba gana de regresar a la hermosa fiesta en vez de encontrarse en aquel pasillo desolado, silencioso y sin ninguna puerta para escapar.

Cuando divisaron otra entrada de aluminio y su respiración se paró, porque sabían que no podían correr hacia atrás porque estaban atrapadas

-Los llamaste, ¿no?-Tartamudeó la azabache a lo que la rubia asintió.

-Solo están esperando una señal para entrar.-No siguieron hablando porque un arma tocó la cabeza de Elsa y está dio un suspiro forzado, podía quitarle el arma, avisar a sus refuerzos que esperaban impacientes, pero no tenía ni idea de cuantas personas estaban a sus espaldas y tras esa puerta, sobre todo pondría la vida de la francesa en peligro.

-Seguid.-Ordenó el hombre y estas terminaron de entrar, para encontrarse con un hermoso jardín alumbrado por alguna que otra luz artificial, pero lo que más destacaba era el laberinto que había, hacía bastante frío y se podía tener un buen ángulo para disparar a _______ y el grupo que la acompañaba, pero si podían evitar que estos entraran entre los grandes matorrales del jardín.

-Bienvenidas.-Anunció ella y al ser el primer sonido escalofriante, después de la entradas de ambas mujeres.

La peli-negra tenía a su derecha a un hombre apuesto tal vez de 1'80, cabello negro y ojos azules, tal vez una pequeña barba que lo hacía más maduro, llevando un elegante traje del que se acomodó un poco la manga derecha, era un hombre que Dupain-Cheng reconoció al instante y sintió como si viese a un fantasma. A la izquierda de la latina se encontraba un chico tal vez más joven y un poco más alto, de cabellos blanquecinos o rubios muy claros y ojos azules de tono frío, con un abrigo largo tal vez de gucci o vete tú a saber que marca cara, pero aquella ropa no le importó a la rubia que lo reconoció sin dudarlo un solo segundo y supo que teniéndolo a él de lado de la mafiosa, tal vez nadie acudía en su ayuda. Y no había nadie más, ni siquiera el dichoso "Bruno" que habían visto antes, incluso a los hombres que las obligaron a entrar, no se les veía ni el pelo.