CAPÍTULO 13

1.2K 179 22
                                    

Esa debe haber sido sin duda la ducha más inútil de la historia porque tan solo una hora después ya volvemos a estar los dos cubiertos de fluidos. Es una locura, nunca antes había experimentado semejante estado de permanente excitación sexual como el que vivo ahora. Apenas acabo de correrme y ya estoy pensando en lo que le haré en el siguiente asalto. Supongo que es una de las ventajas de tener el cuerpo de un hombre de veinticuatro años. Además, el hecho de que Diego esté paseándose desnudo por mi habitación, curioseando en mis cosas, no favorece a mi autocontrol precisamente porque no puedo dejar de comérmelo con los ojos. Me vuelve loco su cuerpo esbelto y tonificado. Siempre me ha gustado, pero ahora lo veo desde otro prisma diferente, de una forma mucho más morbosa, no sé muy bien cómo explicarlo.

—¿Eres fan de AC/DC? —pregunta, sosteniendo un CD de ese grupo.

—Sí, aunque sonaban mucho mejor con Bon Scott, tenía una voz espectacular. —Y no me preguntes cómo narices sé yo eso porque no tengo ni idea, el dato simplemente acaba de aparecer por generación espontánea en mi cabeza. En realidad... ¡Yo ni siquiera he escuchado a AC/DC en mi vida!

—Umm, sí... —murmura, distraídamente, mientras retoma su particular escrutinio—. Esta chica también trabaja en el restaurante, ¿no? —pregunta, señalando a la foto del corcho donde aparezco besando a Laura en la mejilla—. Parecéis muy cercanos...

—Sí, salimos juntos algún tiempo.

—¡Veo que hablabas en serio cuando decías que no te gustaban las etiquetas! —Me dedica una sonrisa burlona—. Bisexual, amante insaciable, amigo generoso, estudiante de derecho, camarero, escalador, rockero y además... ¿También tocas la guitarra? ¡Eres toda una caja de sorpresas!

—Solía hacerlo. —Cojo la guitarra de Gordi y me siento en el borde la cama con ella en mi regazo.

Después, mis dedos se deslizan por las cuerdas con una soltura extraordinaria. No tengo ni la más remota idea de lo que estoy haciendo, pero para mí sorpresa, lo que sale de aquí no es un montón de ruidos molestos e inconexos, sino una melodía perfectamente afinada. Esta es la primera vez que toco una guitarra, pero parece como si llevase toda la vida haciéndolo, y lo más extraño de todo es que conozco esta canción aunque estoy seguro de que nunca la he oído antes, es "Hell Bells" de AC/DC.

Ni siquiera sé por dónde empezar a explicarte lo tremendamente desconcertante que resulta todo esto para mí. Parece como si Fabián ya se hubiese cansado de imponerme sus pequeñas manías y ahora tratase en serio de tomar el control de mi cabeza. ¡Joder, estoy aterrorizado! ¿Cuánto tiempo me queda en realidad antes de desaparecer por completo dentro de él? Es imposible que sean los tres meses y medio que pronosticó la octogenaria porque apenas me reconozco ahora. Sólo el hecho de que sea incapaz de referirme a mí mismo en femenino ya confirma mis temores.

—¡Eres todo un espectáculo para los oídos y la vista! —bromea.

—¡No, tu cuerpo sí que es un espectáculo digno de ver y tocar! ¡Y lo realmente digno de oír son tus gemidos cuando lo acaricio! —Dejo la guitarra a un lado y le dedico una sonrisa diabólica. Parece que a pesar de mis dudas iniciales, no he tenido demasiadas dificultades para aprender a ser provocador, yo diría que me sale de forma natural. ¿No crees?

—¡Niñato salido! —protesta tras una sonora carcajada—. Muchas gracias por quedarte hoy conmigo, Fabián. Este es un día horrible para mí y tú lo estás haciendo más que soportable.

—Háblame de Verónica.

—¿Seguro que no te molesta?

—En absoluto. Como tú dijiste antes, hay mucha gente que afirma cosas terribles de ella, pero a mí la única opinión que me interesa es la tuya.

Asuntos pendientes (completa)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant