13. Una gran sorpresa ⅓

619 64 1
                                    

-Basta alguien podría vernos.

Intenté a alejar a Kirk de mí, pero él permaneció en el mismo lugar, aprisionadome contra la pared en mi espalda. Sus manos se encontraban en mi cadera permitiendo levantarme unos centímetros más, pues estaba en la punta de mis prácticas y Kirk sostenía mi peso con sus enormes brazos. Su boca estaba sobre la mía, colocando beso tras besó sobre mis labios, algo que llevaba haciendo hace más de treinta minutos.

-Eso no sucederá. No dejaré que alguien siquiera te vea.

-¿Sabes que eso es tonto, cierto?- no le tomo importancia a mi pregunta y tomó mi pierna hasta colocar contra su cadera-. ¿Por qué actúas de esa manera?

Se quedó estático al escuchar mis palabras, por su rostro surco una mueca de confusión hasta que pareció entender de lo que hablaba.

-¿A la forma en la qué estoy actuando?- asentí.

-Estas actuando como un cavernícola- acaricie la barba que comenzaba a aparecer en su mandíbula-. Es algo extraño.

Me tomo por los muslos y se colocó en medio de mis piernas que se encontraban a cada lado de su cadera. Estaba justo frente a su altura en la posición en la que él me había colocado.

-Actuo de esa manera porque me perteneces al igual en como yo te pertenezco- recorrió su dedo por el tatuaje cerca de mi hombro-, quiero que todos se den cuenta y se mantengan lejos de ti. Las personas no se dan cuenta de lo que está frente a ellos, hasta que alguien lo toma. No quiero que te alejen de mí, porque incluso yo sé que haré demasiadas cosas que pueden hacer que te alejes de mí, no necesito a nadie recordándote lo hermosa que eres. Para eso estoy yo, no quiero que nadie se te acerque. Me hace sentir débil cuando alguien te mira.

No sabía qué hacer ante sus palabras, si sonreír o rodar sus ojos. Me estaba reclamando como suya y ahora por fin las palabras perforaban mi cabeza. Deslice mi mano por su mejilla y negué mientras colocaba un beso en su nariz, algo que hizo que frunciera el ceño.

-Esta bien, don gruñón- presione su mejilla-. Intentaré entender eso, pero no significa que me gusta. Es algo, bueno en realidad demasiado extremo.

-Nada es extremo cuando se trata de ti.

-Kirk- sonreí-. Nos hemos saltado todas nuestras clases de hoy, yo creo que eso es algo extremo, cuando jamás lo haya hecho.

Sonrió antes mis palabras para después inclinarse y besar mis labios, ante el tacto de sus labios contra los míos cerré mis ojos, dejándome llevar. Su lengua se deslizó por mi labio inferior pidiendo permiso para entrar a mi boca, simplemente le dí acceso al saber que podía sentir su sabor a menta en toda mi boca. Sus manos me presionaron más cerca de él, haciendo que algo duro se colocará entre mis piernas. Sorprendida por lo que sabía estaba presionando coba mí, abrí mis ojos y empuje el pecho de Kirk.

Un rubor pareció en el rostro de Kirk algo demasiado extraño. Me ayudó a bajar de su cuerpo y, deslizandome por la pared detrás de mí. Se alejó algunos centímetros de mí y quitándose su gorra de los Yankees de su cabeza, la coloco frente a su enorme erección que había sentido latinos segundos atrás.

-Te encuentro en algunos minutos en el estacionamiento, tengo que encargarme de algo.

Me sonroje y asentí, dejando que él tomara su mochila al lado de mis pies y la colgará en su hombro aún con la gorra entre sus piernas, algo demasiado gracioso. Beso mis labios de manera corta y se alejó de mi demasiado rápido.

Me quedé algunos segundos más hasta que pude contener y controlar mi respiración. Me incliné hacia abajo y tome mi bolso que se había encontrado al lado de la mochila de Kirk, cambie lentamente por en pasillo que daba en dirección al estacionamiento, donde siempre Kirk estacionaba su auto.

Intentaba darle tiempo a Kirk para hacer cualquier cosa que tuviera en mente y la única que podía pensar era la enorme erección que tenía entre sus piernas, sabía que la razón por la que me había dejado es por qué se encargaría de eso, aunque me sintiera un poco incómoda en aceptarlo.

El celular en el bolsillo izquierdo de mi pantalón sonó y vibró a la vez. Lo saqué del bolsillo y miré que se tratan de un mensaje de Sam. Se había impactado al saber todo de lo que había sucedido el día en que Kirk me pidió perdón, desde eso momento miraba diferente a Kirk y algo dentro de mi s removía cada vez que ella posaba la mirada sobre él, sabía que era una tontería al pensar eso y que los celos me cegaban. Negando mire las palabras que se encontraba en mi celular.

En mi pielOnde as histórias ganham vida. Descobre agora