2. Promesas ½

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Kirk

Mi mente me tenía que estar jodiendo, la chica que estaba junto a mí tenía que ser una puta broma, no había nada en el maldito planeta que se igualara a la forma en que me miraba. Cómo si volviera a valer la pena.

Mi maldita polla palpitaba mientras la miraba en el asiento a mi lado, maldita sea, nunca en mis veintitrés años había sentido la necesidad de follar a una completa desconocida después de rescatarla de un estúpido gilipollas. Estúpido al cual estuve a punto de matar.

Estaba seguro que mi polla explotaría sino recibía atención inmediata, solo basto verla sonreir para ponerme al cien, el maldito hoyuelo en su mejilla derecha hizo que la tensión en mis pantalones creciera. Luego mi maldita chaqueta en su pequeño cuerpo me hizo sentirme posesivo, sabía que me estaba metiendo en un puto problema, pero eso parecía no importarme.

Me había prometido no pensar de esa manera de las mujeres, pero jodida mierda, jamás pensé que una pequeña criatura como ella hiciera que deseara romper mi promesa.

Pero solo basto que recordara lo que había sucedido hace tres años para que mi líbido comenzará a bajar, mis mierdas eran las únicas que me tenían aquí, atado de manos y piernas, la única cosa que me hacía recordar que no merecía volver a ser feliz. No podía volver a arruinar otra vida. Y menos la de ella, tenía que mantenerme alejado de ella. No volvería a hacer daño.

-¿Puedo encender la radio?- su voz suave y lenta hizo que un latigazo de exitacion recorriera todo mi cuerpo.

-Por supuesto.

Me dirigió una pequeña sonrisa, inclinándose encendió la radio, comenzó a cambiar de una emisora a otra, hasta que alguna canción de rock se escuchó, Like a stone. Mierda.

Mantener mis manos lejos de ella iba ser difícil. Me moví en mi asiento mientras que ella me daba indicaciones de cómo llegar a su casa, mi erección parecía aumentar a cada segundo. Su aroma a rosas y chocolate inundaba el auto con cada minuto que ella permanecía en él, era uno de los más maravillosos olores que algunas ves haya tenido cerca.

-¿Cómo conoces a Marcus?

-Es un viejo amigo- ni siquiera la mire, no necesitaba que se diera cuenta que mentía-. ¿Cómo lo conoces tú?

-Trabajo ahí- la mire confundida-. No durante la noche- negó-. Me encargo de mantener limpio el bar durante el día.

Su respuesta me tomo por sorpresa, nunca había imaginado que alguna chica se sintiera orgullosa de decir que trabajaba en la limpieza. Esta chica estaba quemando y machacando mi cerebro. Dirigí mi mirada hacia enfrente y retome el camino.

De reojo me di cuenta que del bolsa azul que le había entregado sacaba un celular. Comenzó a mover sus dedos sobre el, alzo la vista hacia enfrente y miró a nuestro alrededor, segundos después el celular hizo un sonido, bajó la mirada y sonrió, no una sonrisa pequeña, o una falsa, sino una verdadera sonrisa. La forma en como miraba el celular me hizo sentir como si me hubieran golpeado en el abdomen.

Presione mi agarre sobre el volante haciendo que mis nudillos se tornaran blancos, maldición me estaba comportando como un maldito crío al ponerme celoso. Acababa de conocerla. ¿Por qué me engañaba a mí mismo? Sabía que estaba mintiendo.

En mi pielWhere stories live. Discover now