Untitled Part 3

408 55 29
                                    

—Vamos, que solo por molestarte... —sonríe un poco más.

—¿Qué dice eso de ti, eh, Angel? Molestando a la gente tan alegremente y sin remordimientos

—La maravilla es que tú no eres la gente, tú eres... un demonio. Y seguramente puedo pasarlo como... un intento de detener tus embates demoníacos.

—Seguro Gabriel te felicitará por tu dominio de la retórica.

—No te desvíes del tema.

—Oh, desde luego que me desvío —le pica otra vez, porque parece irritarse lo bastante—. Seguramente, si es necesario, puedo encontrar varias cosas bonitas que decir.

—Yo podría encontrar algunas malas

—Estoy seguro de que te avergonzarían más las mías —le hace un cariñito en el brazo que perfecto se puede confundir solo con el movimiento del coche.

—Y yo que a ti te escandalizarían más las mías

—Nadie te creería —le mira otra vez de reojito.

—Oh, claro que sí.

—Todos sabríamos que te lo estás inventando solo para escandalizarme.

—¿Te apuestas algo?

—Apostar... ¿algo como qué?

Di un beso, di un beso, di un beso.

—Tú... ¿pagas las copas?

Mierda

Aziraphale le mira con una cara de absoluta incredulidad.

—¿¡Que yo... pague las copas?! Vaya, veo que estás poco interesado en ganar o perder.

—¿Te encargas de mis acciones demoníacas el próximo mes entero?

—Un día.

—¡Un día es nada!

—¡No voy a encargarme todo un mes! Una semana.

—Entonces propón otra cosa.

—Si yo gano... harás las cosas a mi modo toda una semana. Si tu ganas, será al revés.

—¿A tu... modo?

Yes. Todo a mi modo.

—¿Y eso qué implica?

—Todo. Vamos, o al menos... algunas cosas. Voy a vestirte bien y a hacer que bebas sin subir los codos a la mesa.

—Está bien, que no se diga —hace una sonrisa forzada arrugando la nariz.

—Veo que te gusta la idea.

—No, pero estoy bastante seguro...

—No, no vas a ganar.

—Adelante, entonces. Hit me with your best shot.

—Bueno, primero está lo más obvio... prefieres pasar tiempo con un ángel a con un demonio.

Crowley se humedece los labios.

—Eso es un empate.

—¿Perdona?

—No te veo a ti muy rodeado de otros ángeles.

—Estamos hablando de tí. Y en realidad estoy rodeado de ti por... bueno, razones obvias.

—¿Aja? —ojos en blanco

—Eso.

—Me refiero a qué más.

Sin CityDove le storie prendono vita. Scoprilo ora