34.

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Nam me despertó y aunque quisiera negarlo tenía que ir a la Universidad, a lo mejor así podría hablar con Jimin.

— Tomate el té que deje en la mesa — ordenó Namjoon.

— Si, gracias — sentía pesados mis hombros y todo mi ser. — ¿Ya se fue Jin hyung? —

— Si, fue por sus cosas — me senté en una silla cerca de la barra y Hoseok salía de su habitación.

— ¿Piensas quedarte? — dijo Hobi mientras se acomodaba la camisa que se había puesto.

— Por ahora si, bueno, si me permiten — di un trago al líquido sintiendo como me quemaba la garganta — ayudaría a pagar la renta y esas cosas —.

— No te quito la intención Kook, pero ni siquiera tienes un trabajo. — se rio.

— Conseguiré uno, no se preocupen —.

— Siempre eres bienvenido amigo. — Nam palmeó mi espalda y yo sonreí agradecido.

Esa mañana todo era distinto, no tenía la alegría de siempre, no pasé a la casa por Jimin, no compré un café para él, solo fui directo a mis clases.

En el almuerzo corrí por los pasillos para llegar al aula de mi novio, al dar la vuelta me estampe con ese castaño, haciendo que se cayeran sus libros.

— Lo siento Tae, deja te ayudo — me agache rápido para devolvérselos, pero todos decían Park Jimin. — E-esto...

— No quiere venir, se siente muy mal...— me miró con tristeza.

— Pero yo necesito hablar con él —.

— Lo entiendo Jungkook pero deberías saber que para él no es fácil —.

— Tae, tú sabes que yo lo amo, no va a cambiar nada — cerré mis ojos pidiendo con toda mi fuerza que todo lo que pasaba era un sueño.

— Lo sé, pero por ahora solo deja que piense un poco, mándale un mensaje, dile que lo quieres, pero dale su espacio —.

Tenía razón, tenía mucho sentido, aunque anhelaba estar con él debía dejar que asimilara las cosas.

— Gracias Taehyung y cuídalo por favor.— El castaño asintió y se esfumó entre las demás personas, yo solo me quede ahí, viendo el infinito.

Minnie😇:

Sé que no es fácil
sé que tal vez no quieres mirarme, pero
te amo, te amo y en el momento que estés listo
estaré esperándote.

1:16 p.m


Bien, mi día fue eterno, incluso dormí dos horas hasta que me tocaba salir, eran las tres de la tarde y no debía desaprovechar ni un segundo, corrí a cualquier local a pedir trabajo. Todos a los que había asistido pedían tiempo completo.

5 llamadas pérdidas. Claro, de mi papá, no podía esperar más, aún así no pensaba contestarle.

Llegue a una pastelería donde una señora con cabello gris y su estatura pequeña me atendió.

— Buenas tardes — hice una reverencia.

— Dígame joven, ¿qué va a llevar? — habló mientras limpiaba el mostrador.

— Emmh vengo a pedir trabajo, ayudaría en cualquier cosa, lo que sea — sonreí después de ayudarle a levantar un molde redondo — pero yo asisto a la Universidad de 9 de la mañana a 3 de la tarde —.

La anciana pensó mucho, parecía que estaba durmiendo hasta que suspiró.

1 minuto.

2...

3....

— También sé...

— Bueno — abrió sus ojos y me miró — necesito que llegues a las 8 para que me ayudes a abrir el local, después te espero a las 3:30 para que comiences tu jornada y terminas a las 9:30, a decir verdad cierro a las 9 pero luego en lo que hago cuentas y esas cosas me voy a las 9:30 de la noche.

— Muy bien señora, lo acepto, lo acepto. — Tomé sus manos e hice demasiadas reverencias. — ¿Cuál es mi trabajo?

— Pues verás, solo trabajamos mi pastelero y yo, yo atiendo a las personas, pero como ya estoy más grande y no soy tan rápida como antes solo serás mi mesero y cuando necesite algún ingrediente o utensilios te mandare por ellos mientras relevo tu lugar, ¿entendido?

— Muy bien entendido — hice como un soldado y la anciana soltó una risita tierna. — ¿Cuándo puedo empezar?  —

— Mañana mismo — caminamos hacia la entrada. — Ah y por tus tareas no te preocupes que en los pequeños tiempos libres puedes hacerlas, ¿está bien?  —

— Si, muchas gracias de verdad —.

— No te preocupes hijo, cuídate —.

Le sonreí por última vez y comencé a caminar al departamento, venía pensando en todo lo que quería hacer, tantas cosas.

Toque y se escuchó como de dentro gritaron que estaba abierto.

— Ten. — Nam me tendió unas llaves. — úsalas —.

— Gracias hyung — dejé con cuidado mi mochila y me adentré al lugar. — Por cierto, ya encontré trabajo —.

— Vaya, muy bien, ¿en dónde? —

— En una pastelería —.

— Que bueno, vamos a comer, Hoseok salió con Tae, entonces hoy llega tarde, ¿pudiste hablar con Jimin? — la ligera sonrisa que tenia desapareció por completo.

— Emh no, no pude — en eso recordé el mensaje que había mandado. — Leído — suspire y luego guarde el teléfono para seguir a Nam.

¿Cuánto tiempo iba a ser la misma rutina? No lo sé.
Habría que esperar.




A la mañana siguiente me levante a las 7 me vestí y corrí al local.

— Buenos días señora — hice una reverencia, vaya hacia mucho que no me inclinaba tanto.

— Señora Jang — ella me sonrió y me dio una clase de llave, se la puse al candado y alcé la cortina de metal que cubría aquel lugar tan bonito.

— ¿Qué más señora Jang? — le devolví la llave y ella abrió las puertas de cristal.

— Solo eso hijo, ve con cuidado a la universidad — de su enorme bolso saco una caja, al parecer eran fresas con crema — toma, llévatelo y come bien — me agarró la mejilla mientras la apachurraba. — Aigoooo tan lindo, quién diría que estás tan triste — la miré confundido.— No debes aparentar si duele tanto —.

— Yo, emh...— bajé la cabeza.

— Sea lo que te atormente va a estar bien —.

Por ultima vez agradecí y me fui a las clases. 


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Siempre hay viejitas así de extrañas ajaja como en Goblin.
❅.

항상 너 º 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗠𝗶𝗻Where stories live. Discover now