29 | Sombras del pasado

24 3 2
                                    

El patio trasero se llenó de bullicio provocado por los gritos de los niños que correteaban por el césped entre las mesas puestas y las charlas de las personas que se encontraban en el lugar. Emilia localizo a Alex corriendo detrás de unos niños con su juguete gigante de dinosaurio, la enorme sonrisa que adornaba su rostro calmaba su arrepentido corazón.

Había hablado con él. Y como todo niño la había perdonado. Él no tenía que comprender ni saber de las heridas que ella tenía. Sabía que no sería capaz de protegerlo de todos los males de este mundo, pero haría hasta lo imposible.

Sentía una opresión en el pecho, y sus ojos escocían, la sensación de malestar se iba acrecentando más.

Y sabia en parte el porqué.

Sebastián no se había comunicado aún con ella, desde el mensaje de la noche anterior no dio señales de vida. Era una tonta, pero de nuevo un miedo minúsculo estaba golpeando su seguridad que al parecer era más frágil de lo que pensaba.

Tratando de tranquilizarse mientras veía a Génesis charlar con su madre, quién en ese momento llevo su mano sobre la barriga de la rubia. Decidió marcar de vuelta al número de Sebastián y espero a que contestara.

La llamada paso a buzón después del tono y Emilia volvió a marcar. Necesitaba verlo, abrazarlo y saber que todo estaría bien. Ver a Alex feliz sin la sombra de lo que este día significo para ella y su madre era una bendición. Pero para ella aún después de años no lograba controlar las emociones que siempre la golpeaban.

Sebastián no contesto y ella se sentía cada vez peor. Trato de reponerse cuando Lucia la llamo para sacarse una foto, repuso su sonrisa y camino en dirección a ellos. No pensaba arruinar el día de su hermano con sus fantasmas del pasado que agradecía que solo a ella la atormentaban.

Cortaron el pastel, repartieron los pedazos y se sacaron millones de fotos. Emilia poso con él y lo apretó con fuerza, si tuviera que volver a pasar por todo esto para que el fuera feliz lo haría de vuelta.

La tarde fue amena, pero a medida que el tiempo pasaba Emilia sentía que las paredes con recuerdos la golpeaban sin cesar.

- ¿Estas bien, cariño? –La voz de su madre suave y calmante tuvo un efecto contrario en ella. Su imagen actual se distorsiono y la cara de su madre con el labio roto y un corte en la frente se interpuso. Ahogo un sollozo desesperada, no quería que le pasara de nuevo- Respira, soy yo. Todo está bien –la sostuvo contra ella fuertemente.

Ella asintió y cuando escucho que Alex la llamaba se secó las lágrimas que sin darse cuenta había derramado.

-Milia, mira lo que me trajeron –ella le dedico una enorme sonrisa y le presto su atención, era un juego completo de un tren inclusive con rieles.

-Es precioso.

El asintió entusiasmado y salió corriendo de nuevo en dirección al patio.

- ¿Estas bien?

Ella inspiro y se giró a mirar a su madre.

-Saldré un momento, ¿puedes despedir a los demás invitados?

Julia asintió, sabia a donde iba y no pensaba detenerla, Emilia siempre había buscado el modo de deshacerse de sus fantasmas, la terapia la había ayudado, pero solo ella tenía el poder de vencer todos sus viejos temores.

Emilia ni siquiera se despidió de Génesis o Lucia, no sentía fuerzas para enfrentarse a ellas.

A medida que se alejaba pensó que hacía tiempo que no se encontraba en este trance, su amor por Sebastián había iluminado su vida oscura, logro lo que ni con años de terapia había podido lograr, encontrar un motivo para vivir con más fuerza. Creer en las personas y confiar en ellas era uno de sus más grandes miedos.

Déjame amarte solo un pocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora