10 | Deseos

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Génesis se encontraba eufórica, había tanta felicidad en su rostro que Emilia agradeció no haberse echado para atrás, busco a Sebastián con la mirada, estaba al otro lado de la sala, recostado cerca de la ventana hablando con Fabio, se veía tan relajado sonreía ante lo que sea que su cuñado le estaba contando.

-Soy tan feliz, Em –murmuró Génesis, tomo asiento junto a ella, recostó su espalda en el sofá- Tengo todo lo que he soñado, bueno casi –acariciando su barriga.

Emilia aparto la vista de Sebastián y miro a la rubia.

-Me alegra saber eso –sonrió y puso una mano sobre la de ella- Este bebé será feliz, con ustedes como padres.

Ella le sonrió en agradecimiento.

-¿Y tú Em, tienes todo lo que quieres? –Su ojos verdes casi tan parecido a los de su hermano se fijaron en ella analizándola, nunca había sido del todo sincera con ella, pero sabía ver y entender- He visto tu lucha contra ti misma, las acciones de tu padre han dejado una marca en tu vida.

Emilia cerró los ojos.

-Lo he intentado, de verdad Génesis –Deslizo su dedo sobre su pierna distraídamente- Olvidar, superar. Pero inclusive si lo lograra yo no podría... -Sin entender sus ojos buscaron a Sebastián, aquel hombre que la hacía sentir segura en su presencia, la hacía sentir especial y sobre todo viva- No sabría cómo empezar de nuevo.

-Necesitas un motivo, una luz –dijo Génesis, deseaba con toda el alma observar la felicidad en cada facción de ella, porque era evidente desde que la conocía podía notar aquel aura de fragilidad que se escondía detrás de la máscara de indiferencia, necesitaba que alguien lo rompiera, alguien que la hiciera creer de nuevo, observo a su hermano, él tenía la vista en ella, sonrió, había notado durante la cena cada mirada de él, estaban destinadas todas a Emilia. No lo había notado en otro momento porque nunca los vio juntos, cuando su hermano llego a ella preguntando sobre Emilia, ella pensó que el solo quería divertirse como siempre lo hacía, se había negado a darle cualquier dato, es más lo había amenazado con mudarla a otro departamento si trataba de jugar con ella, se había equivocado.

Ahora entendía la actitud de su hermano, podía ver en sus ojos la desesperación y el ardor con que amaba a Emilia, y era una pena que ella no pudiera verlo, no pudiera sentirlo.

Su hermano al igual que Emilia, siempre había necesitado un motivo, un ancla, la muerte de su padre lo había marcado más profundamente que a ella, lo había golpeado, y él había luchado solo contra ese dolor, buscando alguna forma de liberarlo.

Mirándolos allí, cada uno en un extremo, mostraba cuan alejados aún estaban, pero se hizo una promesa, haría lo que fuera porque ambos lograran encontrar el camino para lograr estar juntos.

Ellos estaban destinados.

Tomo la mano de Emilia y la apretó entre las suyas, estaba ausente nuevamente.

-Lo harás, Emilia –dijo- Volverás a confiar, te lo prometo –Abrazo a Génesis como un gesto de agradecimiento y sobre todo de cariño, Emilia deseaba con el corazón ser capaz de hacer lo que ella decía.

-¿Me uno al abrazo? –Fabio pregunto sonriendo. Emilia sonrió y se apartó, vio como Sebastián sonreía así que se unió a él dejando a la pareja a solas.

Génesis se refugió en los brazos de Fabio como si ese fuera su propio hogar, y lo era.

-Tu hermana es feliz –dijo.

Sebastián observo la familia que había formado, él estaba muy contento de que su hermana lograra encontrar lo que siempre había buscado.

-Lo es –Busco los ojos de Emilia allí en medio de todo y deseo con toda el alma que llegara un momento que pudiera tener eso con ella, una familia, porque no lo deseaba con nadie más, no se imaginaba con nadie más.

Déjame amarte solo un pocoWhere stories live. Discover now