15 | ¿Amigos?

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Apenas había podido manejar, su mente no dejaba de repetir esa frase, esa maldita palabra.

Eres un increíble amigo.

¿Amigo?

Golpeo el volante cuando se detuvo delante de la casa de German, recostó la cabeza en el respaldar del asiento, rabia, dolor, frustración se mezclaban en su interior,

No lo entendía, no podía. Ella se refugió en sus brazos, lo abrazo pero lo único que sentía hacia él era una amistad.

¡Él no quería su amistad!

La quería a ella completa, en cuerpo y en alma, todo lo que duro el trayecto se preguntó que había hecho tan mal para sufrir de este modo, porque Emilia no podía amarlo, y de nuevo estaba donde comenzó sufriendo por un amor que no sería suyo jamás.

Cerro la puerta de su auto con fuerza excesiva, el sonido retumbo a sus oídos. Se desenredo la corbata dejándola floja, camino hasta la puerta de su amigo, la casa era un dúplex de dos pisos, estaba en un lugar tranquilo, por lo que cuando German abrió la puerta el sonido de la música se escuchó.

-¿Sebastián? –German sorprendido observo a Sebastián, el rostro de su amigo estaba contraído, como si estuviera soportando mucho dolor y rabia a partes iguales- ¿Qué haces aquí?

-Veo que estás dando una fiesta –soltó ignorando su pregunta.

-Vinieron unos amigos ¿Quieres pasar?

Él lo pensó, pero era eso lo que necesitaba, distracción, mucha distracción.

Asintió y paso a su lado, se quitó el saco, lo dejo tirado sobre el respaldo del sofá, mientras sus ojos observaron a través de las ventanas de vidrio, había unos cuantos hombres sentados afuera y algunas chicas hablando.

Reconocía a algunos pero no les prestó atención y menos cuando encontró un buen modo de olvidarse del mundo por un rato, se dirigió bar camino allí bajo la atenta mirada de German, se sirvió una generosa cantidad de whisky, se la bebió de un trago.

-¡Hey! –Exclamo German- Tranquilo –Sebastián lo ignoro y volvió a servirse otro, luego tomo asiento en el sofá, German se sentó frente al él- ¿Qué te sucede?

Sebastián se pasó la mano por el pelo deshornándolo más de lo que estaba.

-Tenías razón –se rio cínicamente.

-¿A qué te refieres?

El rubio bebió y recargo su codo en su rodilla.

-Estoy enamorado como un idiota de Emilia.

German frunció el ceño y se puso de pie, se rasco la barbilla con expresión confundida.

-Lo suponía –dijo- Pero dime, ¿Por qué estás en este estado?

Sebastián se puso de pie, necesitaba sacar de si esta furia que lo estaba quemando.

-¡Soy un imbécil! Un idiota que dejo que sus sentimientos lo manejaran –estaba tan furioso, consigo mismo porque a pesar de todo la amaba y no podía tenerla- Dime German ¿Cuántas veces me ha sucedido esto? ¿Cuántas veces llegue a sentir amor? ¿Cuántas veces he deseado tanto a alguien que me duele el alma?

German miro hacia a fuera, sus invitados estaban muy entretenidos y la música tenía el volumen perfecto para que sus voces no se escucharan.

-Ninguna, nunca te había visto así.

-¡Exacto! –elevo la voz, se bebió todo el líquido que quedaba en su vaso, sentía que como el whisky quemaba su garganta, pero poco le importaba- ¡Nunca he amado a nadie más que a mí mismo! ¡Nunca creí en el amor, eran para hombres débiles, para personas sin carácter! El amor te destruye hasta que olvidas quien eres, y así estoy. Me convertí en eso que odiaba.

Déjame amarte solo un pocoWhere stories live. Discover now