CAPÍTULO 24 (JUNTOS)

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Era de madrugada y el sol empezaba a asomarse por la pequeña ventana del establo golpeando la cara de Hans para finalmente despertarlo, miró a su alrededor todo era tranquilo, había demasiado silencio en ese lugar. Snow dormía justo en el lugar donde él la había atado, el frío y la humedad de la noche anterior aún se respiraba en el aire. Sintió como en su pecho Elsa se removía un poco, no pudo evitar mirarla, se veía tan tierna dormida sobre él, se quedó observándola un por un momento, nunca imaginó tenerla así… Cerca de él, descansando tranquilamente, no podía dejar de observarla, su respiración era suave y relajada estaba acomodada con una de sus piernas sobre él, su mano izquierda cerca del cuello del pelirrojo, recordó que ella se había quedado dormida haciéndole una caricia en el rostro, no pudo evitar sonreír, nunca había dormido con alguien así, nadie había tenido la delicadeza de consentir su rostro mientras dormía, sintió miedo de pensar que ella solo lo hacia por lástima o por que estaba deprimida y era una forma instintiva de evitar tanta tristeza y tanta rabia que sentía… -Cuando se le pase ya no va a ser igual- Pensó para si mismo… Respiro profundamente haciendo que su pecho se inflara mientras observaba atentamente si ante su respiración la rubia se despertaba, pero era inútil ella seguía profunda en su pecho, acercó su mano derecha a los pómulos de Elsa para con el dorso de su dedo índice acariciar suavemente las abundantes pestañas de ella, eran tan suaves y largas que no pudo evitar tocarlas, la caricia hizo que la reina de inmediato moviera la cabeza en señal de molestia, a lo que Hans no pudo evitar reír, esa risa hizo que ella despertara, abrió los ojos para mirar aún adormilada todo el lugar, notó que estaba sobre el pecho desnudo del pelirrojo, bajó su mano del cuello del joven para acariciar la piel sobre la que dormía… Se quedó observando la nada hasta que la voz del joven sobre el cual dormía la sacó de sus pensamientos.
-Buenos días…
-Buenos días. –Dijo aún adormilada-
Hans podía ver como parpadeaba, el movimiento de sus pestañas la delataba estaba despierta ahí sin decirle nada, solo en silencio… Él se quedó observándola más aún quería saber en que pensaba, cuales eran sus pensamientos en ese momento, sintió como ella acariciaba tiernamente su pecho, su caricia era lenta y suave.
-¿Dormiste bien?
-…- Ella solo asintió-
Notó como la platinada se aferraba más a él, buscó la mano de ella para tomarla… Al encontrar su mano entrelazaron sus dedos, los latidos del corazón de él la tranquilizaban no quería levantarse de ahí, escuchaba a la perfección esos latidos, su respiración y le encantaba estar así. Nunca en su vida había estado así, con alguien y menos con un hombre, que pensaría su madre si estuviera viva y supiera que su primogénita estaba dormida sobre un hombre que no tenía ni la más mínima intención de hacerla su esposa… Que pensaría su padre si supiera que ella pasó la noche durmiendo con un ex príncipe con un hombre que había perdido todo su honor, que ya no tenía titulo de nada y que era uno más del montón, sonrió… Levantó su cabeza del pecho Hans, para mirarlo, al alzar la mirada lo miró a los ojos, sus ojos estaban clavados en ella, sintió algo de miedo al recordar la escena en la que Anna se interpuso entre él y ella para evitar que fuera asesinada, ese recuerdo la sacudió por un momento hasta que Hans tal vez por instinto, o por que ya no soportaba más decidió besarla, ese beso la trajo de nuevo al presente, era un beso dulce pero también lleno de deseo… Se fue tornando más agresivo, más demandante e intenso, Elsa por instinto se subió a horcajadas al cuerpo de el, se acomodo en posición horizontal sobre él, sin dejar de besarlo sus delgados brazos rodearon el cuello del pelirrojo, mientras él acariciaba su delgada cintura, dudo un par de segundos meter sus manos debajo de la blusa de la rubia sin embargo sentía como ella empezaba a descender sus manos de nuevo hacia su pecho, donde ella había estado dormida la noche anterior… Ninguno de los dos fue capas de llegar a más, una voz en la cabeza de la rubia le decía. –“Detente, no esta bien lo que haces”- al igual que una voz en la cabeza del pelirrojo le gritaba –“Para Hans”.  –Los dos se detuvieron un momento, se miraron fijamente, como si sus mentes estuvieran conectadas los dos se separaron, Elsa se bajo del cuerpo de Hans de inmediato evitando su mirada mientras el pelirrojo se sentó junto a ella, estaba más que nerviosa, estaba asustada…
-Lo lamento mucho…- Dijo la rubia sin mirarlo.-
-No, no te preocupes, no pasa nada.
Elsa se dio la vuelta dándole la espalda al joven…
-Yo… No suelo comportarme así, no es mi forma natural de ser, en verdad estoy muy apenada.
-Lo sé, no te preocupes… No debes disculparte.
El silencio dejó de ser cómodo, Hans se puso de pie para buscar su camisa y el gabán de ella estaban por fin secos se acercó a ella quien se colocaba sus botas sentada sobre un cubo de paja, para entregárselo.
-Gracias. –Dijo la rubia sin mirarlo a la cara y cubierta aún por la frazada  sobre sus hombros-
El pelirrojo se alejó un poco de ella para darle espacio y se pudiera vestir tranquila, ella sentía algo de vergüenza su blusa se transparentaba por el agua aún estaba algo húmeda, sin quitarse la frazada de encima pudo quitarse la blusa mojada para hacerla a un lado, todo su torso estaba desnudo, sus pechos descubiertos solo a medio cubrir con la frazada, giró un poco la cabeza para vigilar que Hans no la estuviera mirando, el estaba alistando a Snow, se sintió aliviada… Tomó el gabán y con mucha habilidad logró colocárselo sin dejar caer la frazada, lo cerró por completo desde su cuello hasta los últimos botones de la parte de abajo, tomo la frazada, la doblo con cuidado y tomó su blusa húmeda para acercarse al joven.
-Toma la frazada…
Hans se dio la vuelta para recibirla, vio que ella estaba sonrojada y evitaba mirarlo, eso le causó ternura… Recibió la frazada y se acercó un poco más a ella, para tomarla de la cintura y finalmente darle un beso en la frente.
-¿Estas lista?
-Si… Ya nos podemos ir. – Le dijo con una sonrisa dulce y tímida-
-Bien, terminare de guardar todo y te ayudo a subir sobre Snow, ¿Estas bien?
-Uhm jum… -Respondió sin mirarlo a la cara-
-¿Segura?
-Si.
Elsa se sentía apenada por ese impulso que había tenido hace un momento, sintió la necesidad de estar así con él, de… dejar que el hiciera con ella lo que él quisiera pero… No podía permitirse algo así, no quería hacer lo que tanto le había reprochado a Anna, no podía simplemente entregarse a sus impulsos y perder su virginidad con el hombre que trató de asesinarla… No supo que le ocurrió en ese momento, solo quería a Hans para ella sola, quería que el la tomara como nadie lo había hecho por que ella no lo permitía, por un momento olvido que el solo contacto con él podría ser fatal, olvido que podría congelarlo hasta matarlo, sus emociones estaban ligadas a sus poderes, pero… ¿Qué ocurrió? ¿Por que en ese momento ni una fina capa de hielo cubrió a Hans? Por que hizo eso sin pensar… Tal vez no sentía miedo junto él, se sentía segura y protegida con él por eso no lo lastimó, su impulso de entregarse a él así sin más había persuadido sus poderes, estaba confundida. –Pude haberlo matado, pero no- Pensó, su corazón estaba a punto de salir de su pecho, sus pensamientos estaban todos amontonados corriendo por su cabeza, no podía entender que pasaba…
-Vamos, debemos salir de aquí. –Dijo el pelirrojo sacándola de ese horrible torbellino que tenia en la cabeza-
-Si.
Hans se subió en Snow se acomodó un poco para que Elsa se sentara en frente de él y la ayudó a subir, ella se acomodó frente al pelirrojo, evitando que sus cuerpos quedaran muy juntos, sin embargo Hans la rodeo por la cintura y la pegó a él.
-Deja de pensar en eso- Le susurró al oído, para después darle un beso en la mejilla.
Elsa lo miró al girar un poco la cabeza, lo miró fijamente su mirada era de tranquilidad, él estaba tranquilo frente a lo que había pasado pero ella aún tenía miedo.
-No pasa nada… No tenía que pasar y no paso preciosa, no quiero que te sientas mal por eso.
La rubia asintió despacio mientras miraba a Hans a los ojos.
-Vámonos…
Azotó un poco a Snow para finalmente salir de ese establo rumbo al palacio, durante el recorrido que les quedaba Hans estuvo haciéndole varias preguntas a Elsa para distraerla de sus pensamientos, él sabía que ella no había abandonado del todo lo que ocurrió en el establo, no quería que se atormentara con eso, en parte el también estaba agradecido por que no ocurrió nada, no es que no lo deseara, quería tenerla, hacerla suya pero definitivamente él tenía que hacerlo más especial más digno de ella, y no solo despojarla de su inocencia en un establo como si ella fuera una de tantas chicas que en las islas del sur no dudaba entregarse a él en cualquier parte… No, Elsa no era como las demás ella merecía todo lo que una mujer debe tener en su primera vez, un lugar cómodo en el que se sienta segura, un lugar digno de una reina, con todos los cuidados y comodidades a los que ella estaba acostumbrada, no dejaría que ella fuese una más en su haber de esa forma… Quería cuidarla y tratarla bien, no quería ser un cerdo como solía serlo con las demás, con las mujeres a las que su padre y sus hermanos le conseguían para “que satisficiera sus deseos” e hiciera con ellas lo que quisiera, no quería solo tenerla por una sola vez o una sola noche y ya… Quería que su cercanía con ella fuera especial para ella. Por su parte la rubia iba un poco más tranquila Hans sabía distraerla sin hacerla sentir presionada, sus preguntas eran completamente ajenas a lo que había pasado antes, poco a poco se fue sintiendo más confiada de si misma y respondía cada pregunta más animada, sin miedo. Al por fin llegar a Arendelle Hans se bajó primero de Snow para ayudar a Elsa a bajar, al bajarla de la yegua la miró a los ojos y sin dudarlo de nuevo la beso, ella perdió todo el aliento en ese beso, le encantaba que sin miedo él se le acercara, estaba emocionada de no congelarlo, no pudo evitar soltar una risa en los labios del pelirrojo, quien la sostenía por la cintura, él también sonrió.
-¿Estas más tranquila?
-Si, la verdad si…
-Dormiste como un bebé anoche.
-Jajaja en verdad gracias por acompañarme y decirme donde esta mi hermana, supongo que el verla y saber que esta bien me ayudó a dormir más tranquila. Desde que se fue no suelo dormir bien y me despierto todo el tiempo.
-Bueno supongo que de ahora en adelante vas a dormir de largo.
-Jajaja eso espero.
Los dos se miraron mientras se sonreían el uno al otro como torpes, como Elsa veía a Anna y Kristoff sonreírse cuando ya no tenían nada más de que hablar, nunca en su vida se había sentido así, nunca había reído de esa forma tan tonta delante de alguien o con alguien, él la hacia sentir cosas que jamás en su vida se había atrevido a sentir tal vez por miedo o por que sus padres habían descartado esa posibilidad para ella sin siquiera preguntárselo, no pensó nunca sentir esa emoción y esa calidez en el corazón, estaba acostumbrada a la baja temperatura de su cuerpo pero lo que Hans hacia por ella la hacia sentir un calor dulce, un calor que la llenaba por completo, un calor que invadía sus pensamientos y la hacia olvidar la tristeza, junto a él no sentía miedo, no sentía nada más que alegría y un extraño sentimiento que aparecía de repente… Era un sentimiento familiar para ella, pero estaba segura que solo lo había sentido por sus padres y por su hermana, también por Olaf pero esta vez era diferente…
-Emm creo que deberíamos entrar. –Dijo la platinada-
-Claro, si… Deben haber notado que no estamos. O bueno, que tú no estas.
-Si… A esta hora Kai siempre va a mi habitación si no me eh levantado para saber si estoy bien.
-Si…- Hans la miraba a los ojos, ponía atención en cada una de sus palabras-
Sin esperar más, juntos y al mismo tiempo se acercaron para darse un último beso antes de entrar al palacio, no querían que nadie supiera… Sería un escandalo si llegasen a saber lo que estaba empezando a pasar entre ellos, sus dignatarios estarían confundidos, su servidumbre y guardia real más que preocupados, en parte agradecía que Anna estuviera lejos, una cosa así podría disgustarla mucho hasta el punto de causarle un aborto involuntario, la conocía bien, no iba a permitir que ella y Hans estuvieran juntos bajo ninguna circunstancia. El beso fue dulce y tierno, como a ella le gustaba, eso le inspiraba el pelirrojo a ella… Se había asustado por sus sentimientos y sus deseos en el establo, pero el tenía la capacidad de hacerla olvidarse de todo…
-¿Te veré para desayunar? –Pregunto ella-
-¿Me estas invitando a desayunar?
Se encogió de hombros.
-No me gusta desayunar sola… Acostumbro a hacerlo con Anna, pero ella no esta y es feo sentarme sola en el comedor.
-Jmm esta bien, me iré a duchar y te veré después.
-Yo también haré lo mismo, no quiero oler a ropa mojada…
-Jajajajaja Ambos olemos a ropa mojada, -Le dio un beso en los labios-Y a paja- le da otro en la mejilla- Y a establo.
-Jajaja olemos muy mal…
-Si, aun que tú pelo huele a rosas… Siempre huele a rosas.
Elsa tomó un mechón de su pelo y lo acerco a su nariz para olfatearlo.
-Si, creo que huele a rosas.
-Me agrada tu olor.
La rubia sonrió ante el comentario del joven quien se acerco de nuevo y la beso en la frente.
-Creo que lo mejor es que entres, me quedaré a guardar todo lo de Snow, te veré después. ¿Si?
-Si.
Ella se estiró un poco y le dio un beso en la mejilla para después irse, él se quedó observando como ella se alejaba, tuvo que esperar un poco para poder entrar al palacio y que no fuera tan evidente todo. Al ingresar Elsa al palacio vio como toda su servidumbre corría de un lado a otro, los guardias estaban alarmados y listos para salir a buscarla, se reprendió a si misma por que sabía que lo que ocurría era por que ella no había pasado la noche ahí, estuvo escondida un momento mientras pensaba en que hacer, como llegar sin que todos se extrañaran de verla tan contenta y tan despreocupada. Tomó un poco de aire y caminó hacia su guardia real, tenía que verse fuerte e imponente, tranquila pero no contenta.
-¡MAJESTAD! –Dijeron todos al unísono-
-¿Qué ocurre? ¿Por qué están todos tan alterados? –Preguntó como si no supiera nada-
A lo lejos escucho a Gerda que gritó al verla, se dio la vuelta y vio como la mujer corría hacia ella.
-Mi niña… Santo cielo, ¿Dónde estuviste?
-Estoy bien, ¿Qué esta pasando?
-¿Qué esta pasando? –La reprendió- No supimos nada de ti en toda la noche, saliste ayer junto al joven Hans y no regresaron, imaginé lo peor mi niña.
-Tranquila –Dijo dulcemente a la mujer- Estoy bien, no me pasó nada, solo...
-¡¡Alteza!! –La llamó Kai- Gracias al cielo, ¿Dónde estaba majestad? Creímos que había desaparecido, creímos que le había pasado algo.  Lo ultimo que supe fue que había salido con el joven Hans yo… Yo pensé mil cosas horribles, no sabemos de lo que el sea capaz, bueno… Si lo sabemos, no vuelva a hacernos esto, estuve al borde de un infarto.
-Perdón, no era mi intención preocuparlos, Hans solo me llevó a un lugar.
-¿Te lastimó?, ¿te hizo algo? –Pregunto Gerda preocupada y revisándola por todo lado-
-No, no, no  él. El me llevó a ver a mi hermana, ya se donde esta… Yo quería saber de ella y él sabía donde estaba así que muy amablemente me llevó hasta allá.
- Tú no tenías esa ropa mi niña cuando saliste de aquí. –Cuestiono Gerda-
-Lo sé, tuve que cambiarme por que debíamos ir hasta allá en caballo, y no me iba a subir al caballo con el vestido que tenía puesto, seria un poco vergonzoso – Comentó la rubia en voz baja a Gerda-  Así que me cambié de ropa y nos fuimos.
-¿Y donde pasaron la noche? – Preguntó Kai-
-Amm tuvimos un percance, empezó a llover muy fuerte así que tuvimos que buscar refugio. Era imposible y peligroso volver aquí en medio de la lluvia, encontramos un lugar acogedor en medio del bosque, pasamos la noche ahí.
Todos la escuchaban atentamente, nadie se atrevió a cuestionarla.
-Bien, debes tener hambre mi pequeña… Te prepararé tu desayuno mientras te aseas.
-Si, muchas gracias. Te lo agradezco, ah ¿te puedo pedir un favor Gerda?
-Claro que si mi niña.
-Podrías servir mi desayuno en el comedor del gran salón, junto con el desayuno de Hans, el tampoco ah comido nada desde ayer y ambos tenemos mucha hambre.
-Claro que si, les avisaré cuando este listo, ahora ve a limpiarte.
-Si.
-¡MAJESTAD! –La llamó el capitán de la guardia real-
-¿Si?
-¿Segura que esta bien? Ese joven no trato de propasarse con usted ¿Verdad? Por que si es así debe decirme para encargarme de el.
-¡No! El no… El no trato de hacerme daño o de propasarse conmigo capitán al contrarió cuidó de mí y estoy de vuelta gracias a él. –Dijo firme y segura- No es necesario que se encargue de nada, si han de agradecer que estoy bien deben agradecérselo a Hans. Con permiso.
Todos se quedaron en silencio mientras la veían alejarse rumbo a sus aposentos al llegar allá, se sintió aliviada, había causado revuelo en todo el palacio por no haber pasado la noche ahí, no era la primera vez que no dormía en el palacio, ya lo había hecho antes con Anna habían acampado con Kristoff y Olaf cerca de la montaña pero nunca había estado fuera ella sola y con un hombre, se despojó del pantalón y las botas en el baño, la blusa seguía húmeda en sus manos, dejó todo a un lado, se acercó al espejo para ver su reflejo, se sentía diferente se vio completamente desnuda y sintió mucha tristeza, su miedo era congelar a cualquiera que se le acercara, sin embargo Hans seguía vivo, ¿Qué pasaría si se diera la oportunidad de estar con el? ¿Qué pasaría si se entrega en cuerpo y alma a él? ¿Y si rompe mi corazón? ¿Y si solo me utiliza? No podía permitirse ser lastimada, no quería que él rompiera su corazón como lo hizo con Anna, -Cielos… Anna- Pensó, ¿Cuál sería la reacción de ella si supiera que están juntos? Se sentiría defraudada, no quería eso… Sin embargo el había demostrado que era otro, era consiente de que había cometido un error y en verdad lo estaba enmendado al menos con ella. Alejó sus pensamientos de inmediato de su cabeza, se metió en la regadera para asearse, sentía que el agua se llevaba todas las preguntas que se estaba haciendo, recordó las sensaciones que tuvo en el establo, sacudió levemente la cabeza para alejar ese recuerdo que la avergonzaba, sin embargo eso provocaba Hans en ella, una sensación de querer ser suya, no sabía que se sentía estar así con alguien, de niña y durante su adolescencia su madre le decía que era solo algo debía hacer cuando estuviese casada, no antes… Recordó a su madre diciéndole que hacer en una situación así, tal vez eso era lo que la había frenado, quería a Hans para ella sola, pero no estaba segura de ser la primera, muy seguramente no era la primera el era un príncipe y podía tener a su disposición a todas las mujeres que el quisiera, ese pensamiento la lleno de asco y de miedo a la vez… Tal vez el era experto y la podría guiar, o tal vez su ego era tan grande que para él no era de emocionante estar con una reina, y tal vez no sería lo que ella esperaba. –Suficiente- Se reprendió mentalmente, -Ya no debo pensar en eso, fue solo algo de un momento- sin embargo para ser algo de un momento le causaba curiosidad… -¿Dolerá? ¿Sera agradable? ¿Qué se sentirá?- Estuvo a punto de saberlo en las horas de la mañana, pero algo no la dejó seguir… Finalmente no sabría que hacer y de haberlo hecho Hans llevaría las riendas de situación dejándola completamente desarmada y a merced de él. Salió del baño, se dirigió a su cama envuelta en una toalla, para por fin ponerse ropa más cómoda. Con sus manos hizo un vestido pero no tan elegante y formal como suele llevarlos, era un vestido más casual, azul cielo suelto desde sus caderas y corto con unos toques de brillos sutiles sobre el ruedo de la falda, sujeto con tiras no muy gruesas que colgaban de sus hombros los cuales estaban cubiertos con un corto sweater blanco transparente que cubría por completo sus brazos  y dejaba ver por completo el corsé, tomó un par de zapatos sencillos, se peinó y maquilló, mientras lo hacia Gerda tocó la puerta para darle aviso de que el desayuno estaba listo, se puso de pie y salió de su habitación para disponerse a desayunar.
Al llegar al gran salón notó que Hans no estaba, se quedó de pie junto a la puerta un momento hasta que vio la figura de él acercarse hacia ella, sonrió al verlo al igual que él al verla.
-Hola… Te ves hermosa.
-Tú también luces bastante bien.
-Ya no olemos a ropa mojada, ni establo.
-Jajajajaja no, ya no… Tú hueles bastante bien.
-Te traje esto… -Dijo entregándole una rosa blanca-
-Es muy bella, gracias. Emm ¿entramos?
-Si, claro.
Hans siguió a la rubia por la entrada al gran salón los dos caminaron hasta la mesa, él movió la silla principal del comedor para que ella se sentara, le hizo una seña, finalmente se acomodo junto a ella en la silla que estaba en diagonal a la de ella y empezaron a desayunar juntos, la compañía del otro era agradable pasaron el desayuno riendo juntos y disfrutando cada momento, Hans tenía la intención de hacerla sonreír, estaba pasando por un momento difícil quería mantenerla ocupada en otras cosas, Elsa sentía menos la ausencia de Anna, no la olvidaba y tampoco dejaba de preocuparse por ella, pero había notado que era momento de pensar en ella misma y darse la oportunidad de estar tranquila y feliz al menos una vez, esta vez era su turno no iba a dejar que una pataleta de su hermana le arruinara ese momento, quería disfrutar la compañía del pelirrojo sin nada más que la agobiara.

Holaaaa niñas!!!  Aquí una nueva actualización, más #Helsa de ahora en adelante vienen muchas sorpresas y muchas cosas que estoy segura estaban esperando, va a ocurrir algo un tanto fuerte espero que no me vallan a odiar por favor... No olviden votar, comentar e invitar a más gente a que lea está historia ya que esto en verdad me motiva a seguir escribiendo.
Espero leer sus comentarios, quejas, reclamaciones, derechos de petición y demás... XD
Un abrazo a todas gracias por leer y espero que hayan disfrutado este capitulo hasta la próxima. Byeeee ✌😘❄

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