CAPÍTULO 12 (NO IMAGINABA TAL SORPRESA)

531 41 6
                                    


Al abrir la compuerta los primeros en descender del barco fueron los dignatarios que acompañaban a Elsa, fueron bajando uno por uno mientras la rubia esperaba su turno de bajar, no podía ver quien estaba afuera en el muelle esperando, su corazón latía rápido, sus manos estaban inquietas, sentía que se iba a desmayar en cualquier momento. Evitó a toda costa perder el control de si misma, tomó aire de nuevo para poder relajarse un poco. Finalmente entendió que ella era la que tenía el sartén por el mango, una nación completa dependía de ella así que empezó a tranquilizarse para descender del barco, faltaba que bajaran dos de sus dignatarios para que ella finalmente descendiera, cada uno de los dignatarios que la acompañaba se iba formando a un costado del barco para esperarla mientras bajaba, uno de ellos anunció a la reina ante los demás diplomáticos de Wesselton entre ellos los reyes de esa nación.
-¡REINA ELSA DE ARENDELLE!
Elsa se acercó a la compuerta del barco, se detuvo y con una rápida mirada superficial se hizo sentir ante todos los presentes, con cuidado empezó a descender, su paso era firme y seguro, estaba ansiosa pero a la vista de todos ella estaba muy serena, se veía imponente frente a los demás.
Uno de los dignatarios ofreció su mano a la reina para que finalmente ella pisara el muelle, al bajar del muelle todos hicieron una reverencia la cual ella respondió con gentileza, caminó en frente de todos mientras sus acompañantes la seguían, era una fila perfecta la cual ella encabezaba, los reyes de Wesselton se abrieron paso a través de sus dignatarios y de sus diplomáticos para finalmente acercarse a la reina de Arendelle.
-Reina Elsa, es un honor recibirla en nuestro reino. (Dijo el rey de Wesselton, quien había hincado una de sus rodias al suelo mientras hacia una reverencia)
-Gracias, es un gusto estar aquí.
-Reina Elsa, bienvenida. (Decía la reina de Weeselton con un acento Francés delicioso, mientras hacia una suave reverencia a la rubia)
-Gracias, es muy amable de su parte reina Camille.
Elsa se mostraba completamente serena y cordial con ellos, estaban sorprendidos de su tranquilidad y de su amabilidad con ellos.
-Majestad, no tiene idea de lo avergonzados…
Elsa con un suave movimiento de cabeza interrumpió al rey de Wesselton.
-No deben sentirse avergonzados, eh llegado a la determinación de que el solo estar aquí como invitación por parte de ustedes da a entender que ustedes no tienen la culpa de los errores de otra persona, mi intención no es juzgarlos ni mucho menos, quiero ayudar a su reino. Es todo.
Ambos reyes se miraron desconcertados, no podían creer que ella estuviera tan tranquila y que pudiera estar tan neutral, se mostraban fría pero a la vez amable.
-Es una mujer excepcional su alteza, no merecemos que este aquí. (Decía la reina de Weeselton)
-Les pido que no digan eso, su reino necesita una solución a este… Penoso inconveniente. Mi intención es ayudarlos a ellos y a ustedes.
-No vamos a tener forma de compensar tal bondad reina Elsa, le pedimos que su corte y usted nos acompañen a nuestro palacio.
-Sera un placer Rey Christopher.
Todos se dirigieron en orden hacia el palacio sin embargo para llegar hasta allá debían desplazarse en caballos, ya que estaba algo retirado y no era muy conveniente irse caminando.
Al ver que debía subirse a el caballo que habían traído especialmente para ella, no supo que hacer, solo se quedó de pie mirándolo mientras que los reyes de Weeselton se subían a sus respectivos corceles igual que sus dignatarios.
-¿Ocurre algo majestad? (Preguntó el dignatario español)
- Uhmm no, todo esta bien.
-¿Desea que la ayude a subir?
Elsa solo se quedo mirando al hombre y no supo que contestarle… No quería subir al caballo, pero tampoco quería ser la única que se fuera caminando solo por que no sabía como montar.
-Es que… No sé hacerlo
El hombre la miró un poco extrañado.
-Oh, ya veo su alteza.
El dignatario se bajo de su corcel y se dispuso a ayudar a la reina, ella no sabía como montar, pero el hombre tuvo una excelente idea que fue llevarla en su caballo junto con el, con gran dificultad Elsa se subió al caballo que le habían asignado a el para dirigirse al castillo. Finalmente de camino el rey de Wesselton iba enseñándoles a la reina de Arendelle y a sus dignatarios parte de su reino, todos miraban con gran atención cada una de las zonas que orgulloso el monarca les enseñaba, habían hermosas praderas llenas de cultivos, veredas con enormes arboles con diferentes frutos, les mostró la villa que en realidad se veía llena de vida y color, cada uno de sus habitantes hacia una reverencia a sus reyes cuando ellos cruzaban. Los reyes de Wesselton eran increíblemente cálidos con sus habitantes, muchos de ellos eran muy humildes y la reina tenia para ellos un hermoso gesto de compasión el cual era sonreírles con amabilidad y brindarles unas cuantas monedas a su paso. Elsa pensó que tal vez era en serio que estaban a punto de ir a la quiebra puesto que en Arendelle su gente no pasaba por esas necesidades, y era algo de lo que ella se sentía orgullosa, mantener a todo su reino alejado del hambre y la pobreza era algo que sus padres le habían inculcado desde pequeña, recordó las clases en las que su madre le recordaba una y otra vez, que sin importar que ellos como familia estuvieran quebrantados o quebrados no podían permitir que ninguno de sus habitantes pasara penurias y mucho menos hambre. Mientras pasaban junto a algunas de las humildes familias, que a pesar de su humildad y pobreza aún veneraban a sus reyes una mujer con dos pequeños en brazos estaba sentada en el suelo, algo sucia y desarreglada, uno de los bebés lloraba y el otro estaba dormido, al ver esto la reina de Wesselton, se bajo de su corcel de inmediato y se dirigió hacia la mujer.
-¿Qué ocurre con el pequeño?
-Majestad, no ocurre nada… Mi hijo llora por todo.
La mujer miró al pequeño quien se veía con hambre y de inmediato lo cargo en brazos, se dirigió al corcel y de la bolsa que colgaba de la silla del caballo sacó algunas frutas y un par de pastelillos que llevaba consigo, pues era consiente de que el viaje de vuelta al castillo era largo y no iba a permitir que Elsa pasara hambre. Volteo a mirar a la rubia quien la observaba con atención y se dirigió a ella.
-Reina Elsa, estas provisiones las empaque en mi bolsa para usted, en vista de que el camino de el muelle al palacio es extenso y tal vez usted podía llegar a sentir hambre en el trayecto no quiero que pase hambre, pero…
-No se preocupe reina Camille, estoy dispuesta a ceder las frutas y los pastelillos para los niños. Ellos las necesitan más que yo.
-Gracias Majestad.
Elsa se quedo mirando a la reina como cuidaba del pequeño, lo sentó cerca de su madre y le ofreció las frutas que en un principio eran para ella. La escena era conmovedora, sin pensarlo dos veces, y aprovechando que estaba sentada como su madre le había enseñado, Elsa se bajó del caballo, busco entre una de las bolsas de satén que llevaba unas galletas que Gerda antes de irse le había dado para que no olvidara su reino, esas galletas le traían recuerdo de su niñez por eso en cada viaje y cada que había la oportunidad llevaba consigo algunas. Se acercó gentilmente a la madre de los dos pequeños y se las ofreció la reina Camille al notar la presencia de la rubia junto a ella, brindándole de comer a una mujer completamente extraña, quedó impactada.
-Gracias…
-No es nada, solo espero que las disfrute… La persona que las preparó las hizo con mucho amor y son realmente deliciosas.
-Es muy amable señorita….
-Reina, ella es la reina Elsa de Arendelle. (Corrigió la reina Camille a la mujer)
-Reina Elsa, es usted muy bondadosa.
Elsa le sonrío a la mujer quien tenía a uno de sus pequeños dormido, lo miró  con ternura y se dirigió a la reina Camille.
-Majestad… ¿Cree usted que podamos hacer algo para ayudarlos? Me preocupa que los niños estén pasando hambre.
-¿Qué sugiere reina Elsa?
-No lo sé, tal vez un trabajo para esta mujer, no se como estén de personal en su palacio… Si no es posible un trabajo para ella aquí, me gustaría llevarla a Arendelle de vuelta conmigo.
-La verdad… Es un gesto muy noble de su parte reina Elsa. Ya mismo ordenaré que los lleven con nosotros al castillo.
Elsa se sintió muy aliviada de que ellos la pudieran ayudar a ella y a los pequeños, de inmediato uno de los guardias que llevaba el caballo que se le había asignado a Elsa, subió a la mujer y a uno de los pequeños al mismo, mientras que la reina Camille llevaba al otro pequeño en su propio corcel. Elsa se subió de nuevo al caballo que compartía con el dignatario español y de nuevo la caravana avanzo, sentía una enorme pena por lo que acababa de ver… ¿Y si era culpa suya de que hubieran familias pobres en Wesselton? ¿Si a raíz de su radical decisión las finanzas de ese reino se habían ido a pique y por eso ya no era sencillo proveer a todos? En realidad tenían que llegar a un acuerdo para evitar que la gente muriera de hambre. Mientras la caravana avanzaba la reina Camille se aseguraba de que el pequeño comiera lo que le había ofrecido con anterioridad y Elsa los observaba con atención ella nunca era tan cercana con sus habitantes ni con sus súbditos, al notar que la observaban la reina Camille se acerco al caballo donde estaba Elsa, dejando que avanzaran un par de dignatarios de su reino y su esposo el rey, finalmente y cerca al caballo donde iba Elsa gentil mente se dirigió a ella.
-Majestad, es un gesto muy noble lo que usted acaba de hacer…
-No es un gesto de nobleza, es hacer lo correcto. ¿En verdad las cosas están tan mal majestad?
La reina Camille no pudo contestar la pregunta de inmediato, se quedo en silencio mientras pensaba en que decirle, no quería que ella pensara que lo que acababa de ver era un acto de chantaje para hacerla ceder en cambiar su consigna.
-Vera reina Elsa, todo se ah vuelto un poco complicado y es difícil proveer un reino completo, se ah vuelto una misión imposible mantener las finanzas a flote, estamos trabajando para volver a la normalidad y sostenerlos a todos sin excepción. Pero en realidad es muy difícil.
-Entiendo...
La reina Camille se quedo por un momento observando a la platinada, quien tenia cara de preocupación, notó la forma particular en la que ella iba sentada sobre el caballo, sin embargo prefirió no preguntarle nada y no hacer comentarios al respecto. Para volver a hablar con ella, solo pudo preguntar por la princesa.
-Y… Creíamos que tendríamos el honor de tener a su hermana también aquí.
-Oh, Anna… Anna tuvo que quedarse, no me puedo ir sin dejar alguien a cargo de Arendelle, solo somos ella y yo. No hay quien más se haga cargo de las labores reales.
-Ya veo… Es bueno tener quien la ayude con una labor tan agobiante ¿verdad?
-Jajaja si, mi hermana… Mi hermana esta llena de energía y en realidad es una gran ayuda para mí.
-Me alegra que se tengan la una a la otra, y se ayuden mutuamente… Debe ser muy difícil gobernar un reino sola, sin la ayuda de un rey.
Elsa solo se quedó observándola, sin saber que decirle… Ella no sentía que fuera difícil pues a fin de cuentas tenía a Anna ayudándole y eso le aligeraba la carga.
-Perdón… Discúlpeme reina Elsa, dije algo que no debía.
-No, tranquila… No hay problema, en realidad no veo la necesidad de un rey si tengo a Anna que me ayuda.  De hecho nunca eh visto la necesidad de un rey junto a mí… Fui exclusivamente educada para tomar las riendas de Arendelle así que no es nuevo para mí ya que yo era la siguiente en la línea para reinar.
-Oh…  Por su puesto, tiene razón.
Elsa solo sonrió amablemente a la reina Camille, quien en verdad estaba apenada por lo que acaba de decirle, no era su intención decirle que necesitaba a un hombre a su lado.
-En verdad discúlpeme por haber hecho ese comentario.
-No se preocupe, en parte estoy acostumbrada… Siempre recibo cartas de otros monarcas quienes están interesados en desposarme con uno de sus hijos, o con ellos mismos si es que no están casados, y los comentarios de que yo debería reinar con alguien más se han vuelto del común en mi vida. Sin embargo no estoy interesada en… Compartir mi reino y mi vida con alguien más por ahora.
-Si, entiendo… Pero es usted muy valiente por que no todas nos sentimos con la misma capacidad y con el mismo temple de reinar solas, en realidad cuando Christopher se va de viaje a un reino vecino y yo quedo a cargo es muy… Agobiante y se ah tornado más estresante aún con todo lo que esta ocurriendo, él hace la mayoría de trabajo yo solo… Lo ayudo de vez en cuando. No me es posible ser tan valiente como usted reina Elsa, no me es posible tomar las riendas de Wesselton si mi esposo no esta… Disculpe que le diga todo esto pero, en verdad es una mujer admirable y eso que usted es mucho menor que yo en cuanto a edad.
Elsa solo la escuchaba con atención, no podía creer que alguien mayor que no fuera de su reino, sintiera tal admiración o aprecio. Nunca una mujer mayor a ella en su misma posición le había dicho tal cosa, y en realidad no se lo esperaba pues ella sabia que ese era su trabajo, para eso había sido educada su esfuerzo, disciplina y temple era reconocido por alguien más fuera de su reino, y se lo había dicho en su cara… Finalmente alguien que no fuera Anna, Kristoff, Kai, Gerda, sus súbditos o sus más cercanos dignatarios viera más allá de sus poderes.
-Gracias reina Camille, no esperaba que usted me dijera esto.
-¿Por qué no? Supongo yo que ah de tener muchas personas que la admiran, a demás de muchos pretendientes.
-Jaja bueno si, pero es diferente por que usted es una reina igual que yo… Nunca nadie me había dicho algo así y menos alguien de mi posición, por lo general es un poco difícil hablar con otros monarcas en especial si son hombres, me eh encontrado con reyes déspotas que menosprecian mi reinado, con otros un tanto… Machistas que creen que no voy a poder sola, y con uno que otro atrevido que dice que debería ceder mi reino a alguien capaz.
-Es terrible lo que me cuenta reina Elsa.
-Lo sé, pero evito tomar en cuenta comentarios de ese tipo. En verdad sé lo difícil, por que si que fue difícil teniendo en cuenta mis… Particularidades, poder centrarme en mis estudios para poder reinar Arendelle, pero no me fue imposible, el amor de mis padres y sus cuidados con Anna y conmigo fueron lo que me ayudó.
-Ellos eran personas maravillosas, alguna vez tuve la oportunidad de hablar con su madre, y era al igual que usted una mujer excepcional. Sin mencionar que usted y ella son idénticas.
Elsa sonrío un poco pues sintió nostalgia al escuchar a cerca de su madre, su ejemplo a seguir, la mujer que la amaba por encima de todo.
-Es impresionante que usted a tan corta edad sea una mujer completa en todos los aspectos de la vida, es muy inteligente, bondadosa y muy capaz. No deje que nadie le diga lo contrario… Yo a su edad ya estaba esperando a mi hijo y evitaba a toda costa este tipo de deberes, pero usted es… Es realmente impresionante majestad, sus padres deben estar muy orgullosos de usted en donde quiera que ellos estén. 
-Gracias, en verdad significa mucho.
El trayecto al palacio se hacia cada vez mas corto, el pequeño que iba en los brazos de la reina Camille había conciliado el sueño después de haber comido, ella y Elsa iban hablando todo el resto del camino, los temas eran extensos. Finalmente estaban llegando al palacio, al ver la edificación los invitados de Arendelle incluso Elsa quedaron petrificados, era un palacio estilo barroco gótico muy antiguo, se veía mucho más antiguo de el palacio de Arendelle, se veía tenebroso, en la parte más alta de los muros lo resguardaban ocho gárgolas de gran tamaño, no había un puente que cruzar a cambio se abría una puerta que estaba sujeta por poleas que en el momento de notar la presencia de los reyes y de sus invitados empezaron a moverse haciendo que la puerta descendiera para que pudiesen entrar.
-Bienvenidos al palacio de Wesselton, esperamos que sea de su agrado reina Elsa.
-Gracias, es… Impresionante su palacio rey Christopher.
-Gracias esta construido desde hace ochocientos años majestad, toda la familia real de Wesselton ah vivido en este palacio, desde mi tátara tátara tátara tátara tátara tátara tátara tátara tátara abuelo, el rey Christian primero pasando por toda su descendencia, los hijos de los hijos de los hijos de sus hijos, toda la familia real que ah gobernado esta nación ah vivido aquí.
-Vaya… Es realmente impresionante.
Cuando finalmente entraron al lugar, la servidumbre salió a recibirlos, todos empezaron a bajar de sus caballos, el dignatario español tomo la mano de Elsa para ayudarla a bajar, el rey Christopher ayudo a su esposa ya que traía a un pequeño en brazos, mientras los guardias ayudaban a la mujer y a su otro pequeño hijo quien había estado dormido desde que los encontraron en el camino. Elsa estaba impresionada con el palacio, se veía tenebroso, pero tenía algo que no la hacia temer, de un momento a otro cerca de la puerta se escucharon unos pasos, era un joven alto, de pelo negro, tez blanca y ojos grises, acuerpado, era bastante grande para ser un príncipe, iba vestido como todo un monarca, impecable de pies a cabeza, con un traje blanco adornado por medallas y por uno que otro lujo sobre la ropa, el joven no aparentaba más de 23 o 25 años. Se acercó con gran emoción hacia sus padres para saludarlos.
-Padre, madre, han regresado.
-Hijo, queremos presentarte, ven…
Elsa estaba aún mirando el palacio, estaba desconcertada por esa obra arquitectónica tan antigua, que ni se había dado cuenta del joven príncipe de Wesselton. Había escuchado los pasos y había escuchado su voz, pero eso no había sido suficiente para que ella dejara de admirar el lugar en el que estaba.
-¿Majestad?
-¿Si? Discúlpeme rey Christopher su palacio es realmente impresionante, no había visto una edificación así, solo había leído de ellas en los libros… Pero no había visto algo tan antiguo y tan… Impactante, es muy bello.
-Gracias por notarla, en realidad es uno de mis mayores orgullos.
-Bueno, si… (Los interrumpe la reina Camille) Reina Elsa, queremos presentarle a nuestro hijo mayor, el príncipe Jean Paul.
La reina de Arendelle, a penas había notado al joven sin embargo cuando lo miró de frente… Quedó sin palabras, en su cabeza todo colapsó, sus ojos se encontraron con los del príncipe y de inmediato los dos hicieron conexión, el lo único que pudo decir después de verla fue.
-Mi lady, es un honor… Conocerla (Mientras hincaba una rodilla al suelo pero sin quitarle la mirada)
Elsa no podía hablar, él era tan perfecto, sus ojos, su piel, era realmente guapo. No podía articular palabra alguna, era extraño por que ella no era así sin embargo el surtía un efecto en ella que nunca había sentido. Finalmente y después de pensar palabra por palabra pudo torpemente decir algo.
-El honor es mío… Príncipe.
Sentía que estaba siendo demasiado obvia y de alguna manera tenía que recuperar la compostura, tenia que decir algo más, pero no encontraba palabras coherentes en ese momento. Hasta que el joven decidió ayudarle, el también tenía que decir algo.
-Es usted realmente hermosa… Majestad.
Elsa sonrío levemente pues nunca en la vida, un hombre le había dicho que era realmente hermosa mirándola a los ojos y menos un príncipe tan guapo.
-Gracias príncipe Jean Paul.
-Bueno (Interrumpió la reina Camille de nuevo) No quisiera que se quede más tiempo aquí afuera reina Elsa, ¿Por qué no entramos? Tenemos sus aposentos y los de sus dignatarios listos para que puedan descansar un poco.
-Si, muchas garcias… Digo, muchas gracias majestad.
No podía dejar de ver al joven que tenía en frente, sin embargo empezó a caminar despacio para entrar, sentía que el cuerpo no le respondía, no podían ninguno de los dos quitar la mirada del otro, el joven príncipe estaba embobado con ella… Le habían hablado de la misteriosa reina de Arendelle, aquella a la que el antiguo duque había llamado groseramente monstruo, la mujer que según el era una hechicera que había congelado a su propio reino pero todo lo que ese hombre había dicho no era comparado con el ángel que tenía cerca. En verdad no pensó que ella fuera tan perfecta, sus ojos, su piel, su delicada figura. Quería acercarse a ella, pero era consiente de que ella también era conocida como la reina que no permitía que nadie se le acercara, era muy conocida por rechazar implacablemente a todos sus pretendientes, el había escuchado por parte de otros príncipes que habían sido fríamente rechazados por la cruel reina de las nieves, el hielo en persona. Solo pudo seguirla a lo lejos, ya que su madre al ver que Elsa no avanzaba rápido y con cierta confianza había tomado a la reina de Arendelle del brazo para hacerla avanzar más rápido así alejándola de él.
-Es hermosa… ¿Verdad hijo? (Le dijo su padre, quien había notado la reacción del joven)
-¿Qué?
-La reina de Arendelle.
- Oh, si… Es… Es realmente hermosa, no esperaba tanta perfección en una sola mujer.

Hola niñas, lamento la tardanza!!!
Se que había dicho que este capítulo lo subiría la semana pasada pero... Era semana Santa y no tenía las ideas muy claras.
Sin embargo, espero que les guste y que disfruten este capítulo sé que esta un poco más corto pero lo que viene en verdad va a valer la pena. No olviden Votar y comentar eso me motiva a seguir escribiendo,también si tienen sugerencias o ideas con mucho gusto las leo. Les evio un abrazo y gracias por leer mi historia.
Byeeeeeee
👋😊❄

FROZEN EVER AFTER Onde as histórias ganham vida. Descobre agora