CAPÍTULO 13 (MÁS QUE UN PRÍNCIPE ESTIRADO)

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“Querida Anna, te extraño muchísimo y en verdad muero por volver a nuestro hogar. Llegue hace unas horas a Wesselton la verdad me alegra estar en tierra firme, el viaje en el barco fue algo estresante para mi. No paraba de pensar en que algo malo nos iba a pasar, pero gracias al cielo todo salió muy bien y llegamos sanos y salvos… Este lugar es impresionante, la villa esta llena de vida y de color, los habitantes son muy gentiles, el lugar es realmente bello. Estoy hospedada en el palacio de los reyes Christopher y Camille ellos han sido muy amables con nosotros y nos han brindado su hospitalidad de una forma en la que no me lo esperaba, este palacio es impresionante es una construcción bastante antigua y exquisita, estoy fascinada. Mañana será la ceremonia que ellos ofrecieron en mi honor con la intención de disculparse por el comportamiento del ya destituido duque, no veo la necesidad pero ellos insistieron, después de eso será el baile en mi honor pero aun que no sé bailar debo asistir, me encantaría que estuvieras aquí conmigo compartiendo todo esto, hay muchas cosas maravillosas aquí que me encantaría que vieras, los reyes han sido muy cálidos conmigo la reina Camille es una mujer realmente bella y llena de sabiduría, el rey Christopher es un hombre demasiado culto y muy educado, lamento que estén pasando dificultades en su reino, siento que es culpa mía pero debo hacer todo lo posible por enmendarlo y ayudarlos a recuperar sus finanzas, vi que es en serio que están pasando por una situación difícil pues tuve la oportunidad de ver camino al palacio que muchos de sus habitantes están pasando hambre y penurias cosa que gracias al cielo no nos ocurre en Arendelle. Espero poder hacer algo por ellos, también tuve la oportunidad de conocer al príncipe Jean Paul es el heredero al trono de Wesselton es un joven bastante amable, culto y educado… No tuvimos la oportunidad de hablar mucho pues creo que no soy muy buena hablando con hombres como el. Aquí entre nos, entré en pánico cuando lo vi, el… El es realmente guapo, no esperaba que fuera tan… Bien parecido, sin embargo creo que no le agrado mucho y no es para menos su reino se esta desplomando por mi culpa. Espero poder abrazarte pronto, trataré de llevarte algunas cosas o dulces de aquí, te pido que por favor cuides de nuestro reino y de Olaf. Se amable con Hans y evita que Kristoff pase la noche en el palacio en mi ausencia, no es que desconfié de el pero debo cuidar de ti. Te amo demasiado. Con amor tu hermana mayor.”
Habían pasado unas horas desde que finalmente habían llegado a Wesselton, la reina Camille llevó a Elsa a sus aposentos, era una habitación excesivamente grande para una sola persona sus pertenencias estaban cuidadosamente ubicadas cerca de su cama la cual era enorme, su cama en casa no era tan grande como esta, despacio y con cuidado empezó a sacar cada una de sus cosas para acomodarla en la habitación, la cual estaba finamente decorada con varios muebles victorianos tenía una mesita de noche a cada lado,  al costado derecho de la cama había una hermosa mesa de maquillaje con un espejo gigante y una silla pequeña en frente de ella para comodidad de la persona que la fuera a usar, la habitación tenia su propio baño con una ducha, bañera, lavamanos y toilette cada detalle era fino y de muy buen gusto acorde al castillo. Elsa paso un par de horas en la habitación acomodando sus cosas. Pensaba en que ellos eran muy amables y generosos con ella a pesar de haber dictado tal consigna que estaba llevando su reino a la quiebra. Estaba muy concentrada organizando sus cosas hasta que alguien llamó a la puerta, Elsa se acercó y abrió.
-Reina Elsa.
-Reina Camille.
-Venia para pedirle que nos acompañe en la merienda antes del almuerzo, a esta hora acostumbramos a comer fruta para abrir el apetito antes del almuerzo. No se si quiera acompañarnos o prefiera descansar antes.
-Emmm no, con mucho gusto los acompañaré, en Arendelle no tenemos esa costumbre. Pero con gusto iré. ¿Ahora mismo?
- Si, si gusta acompañarme.
-Claro.
Elsa salió de la habitación cerrando la puerta tras ella, pero olvido la carta que había escrito para Anna, volvió a abrir la puerta, tomó la carta y salió nuevamente, cerró la puerta de nuevo y se encamino junto a la reina Camille hacia el patío trasero del castillo.
-Reina Camille, ¿podría pedirle un favor?
-Claro, lo que necesite majestad.
-Es que… Quiero enviarle esta carta a mi hermana, ella se preocupa mucho si no tiene noticias mías. Usted entiende, por lo que ocurrió con mis padres.
-Entiendo majestad. Si, con mucho gusto se la entregaré a uno de mis hombres de confianza para que la envíen en la siguiente embarcación.
-Gracias, es usted muy gentil. La verdad entre más rápido llegue mejor, cuando salí del puerto de Arendelle mi hermana se quedo llorando, y se me partió el corazón verla así, se pone muy nerviosa y le asusta mucho que yo viaje en barco.
-Si, es entendible. No debió ser fácil perder a sus padres de esa forma.
-No, la verdad fue muy difícil para las dos.
-Bueno, pero se tuvieron para consolarse la una a la otra.
-Pues, si… Pero no, yo en realidad era muy alejada de Anna, cuando papá y mamá murieron ella fue la única de nosotras dos que fue a despedirse de ellos. Yo no pude hacerlo y no hablaba con ella para nada.
-Ya… Que dura situación debió ser para ustedes dos. ¿Verdad?
-Si, sin embargo ahora somos inseparables y ella se preocupa mucho cuando tengo que viajar.
-Entiendo… ¿Podría preguntar por que era tan distante con ella?
-Bueno, para nadie es un secreto… Mis…
-Ya…
-Y pues aún no sabia controlarlos, no quería lastimarla pues mis poderes van ligados a mis emociones. En ese momento yo estaba destrozada y mis poderes se salían de control con una facilidad impresionante. Podía lastimar a Anna así que preferí mantenerme encerrada en mi habitación, no tuve la oportunidad de consolarla ni de hacerla sentir mejor.
-Entiendo… Pero… ¿Siempre había sido así?
-Si, desde pequeñas nos separaron a las dos, vivíamos en el mismo castillo. Pero papá y mamá nos mantenían separadas, recuerdo que hasta determinado momento dormíamos juntas en la misma habitación pero… Ya después no, mis poderes se salían de control y sin querer en verdad sin querer una noche lastime a Anna, yo era pequeña y ella aún más.
-Ya veo… Que difícil.
-Si, lo peor de todo es que ella no sabía por que pasaba todo eso, hasta el día de mi coronación. Vivió toda su niñez y adolescencia pensando que yo la odiaba, pobrecita.
- ¿Y sus padres nunca le explicaron a ella?
-No, de hecho borraron su memoria con la ayuda de los trolls de Arendelle para que ella no recordara que yo la había lastimado, pero fue sin querer.
-Que terrible.
-Si, sin embargo ahora todo es diferente y vi que mi hermana me quiere tal y como soy, sin importar nada.
-Se ve que usted también la quiere mucho.
-Yo siempre la eh querido por eso mismo permití que me alejaran de ella.
La reina Camille escuchaba con atención a Elsa, no podía creer que ella y su familia habían pasado por tantas dificultades, después de escuchar lo que le contaba ella entendía el carácter fuerte de la rubia, entendía por que ella era tan valiente, tan fuerte. No se imaginaba que detrás de una mujer como ella hubiera todo ese dolor, tristeza y soledad entendía su decisión tan radical, entendía ahora por que Arendelle era tan misterioso y enigmático para ellos, entendía tanto hermetismo de este reino. Nadie más que el rey Adgar y la reina Idun conocían la razón de ese encierro y realmente se puso en el lugar de ellos, si su hijo el príncipe Jean Paul hubiese nacido con una particularidad como la de Elsa, también trataría de ocultarlo a todo el mundo, no por miedo, no por vergüenza ni mucho menos solo para cuidar y proteger a su hijo. No todo el mundo entendía las cualidades de los demás y les asustaba lo desconocido el miedo era algo que podía sobrepasar el razonamiento de quien lo sentía hasta el punto de querer acabar con lo que le generaba ese temor. Ellos hicieron bien al ocultar a la entonces princesa Elsa pues con unas cualidades tan excepcionales podía ser tomada como amenaza para muchos otros. Llegaron al patio trasero el cual estaba decorado con una fuente enorme, se veía muy antigua no muy lejos de ella estaba ubicada una fina mesa victoriana la cual tenia agua y frutos frescos, en el lugar ya estaban sentados los dignatarios de Arendelle y el príncipe Jean Paul quienes se pusieron de pie al ver a las dos reinas aproximarse.
El príncipe Jean Paul rodeo la mesa para mover la silla en la que se sentaría su madre para después hacer lo mismo con la silla donde se sentaría Elsa, cuando ella pasó junto a el ambos evitaron mirarse el le hizo una seña para que se sentara y ella le sonrío levemente y sin tratar de darle mucha importancia al joven, aún que el la ponía nerviosa y la hacia volverse medio torpe mantuvo la compostura hasta que el ocupo su lugar, que era en frente de ella…
-Bien, lamento que mi esposo no pueda acompañarnos, el esta ultimando los detalles de la ceremonia que ofreceremos mañana en su honor majestad. Él trató de estar aquí pero hay cosas de las que solo el rey se debe ocupar. Usted entenderá.
-Entiendo perfectamente majestad, no hay ningún problema.
-Bien, adelante… Pueden servir lo que gusten. Por lo general comemos fruta antes del almuerzo para abrir el apetito. Me decía usted reina Elsa que esto no lo hacen en Arendelle.
-No, nunca… Bueno, si comemos fruta y mucha pero no antes del almuerzo. Yo solo la como a la hora del desayuno.
-¿Su hermana Anna también?
-Uhmmm no, ella de hecho come muy poca fruta, ella es mas de llenarse de dulce a la hora del desayuno. Tal vez por eso tiene tanta energía. (Decía sonriendo)
-Jajaja ya veo, son muy distintas las dos…
-Algo.
El príncipe Jean Paul prestaba atención a lo que decía la reina de Arendelle, no podía evitar mirarla, la forma de hablar, la manera de expresarse, la elegancia con la que se movía lo tenían embobado. En cambio Elsa evitaba mirar a toda costa al joven, ella sentía que el la estaba observando, eso la ponía nerviosa y por eso mismo evitaba mirarlo. Tomo un par de frutas y las puso en el plato para empezar a comer sin embargo la reina Camille le sugirió quitarse los guantes ya que se podían ensuciar o manchar con el jugo de la fruta. Elsa a penas había notado que aún los llevaba puestos, a veces los sentía como parte de ella sin embargo y a pesar de haber aprendido a controlar sus poderes prefería llevarlos puestos de vez en cuando. 
-Claro… olvidé que los tenía puestos.
Con delicadeza empezó a quitarlos, dedo por dedo… Sentía que todos la observaban pero de igual manera debía conservar la calma para evitar un desastre, se quitó los guantes y los puso sobre sus piernas, notó como el príncipe y la reina observaban sus manos. El no paraba de mirarla era perfecta sus manos eran tan blancas que parecían nieve, sus uñas iban perfectamente arregladas y limpias… La reina Camille le explicó que una de las frutas que ella estaba comiendo era cosechada exclusivamente en Wesselton aún que ella ya la había probado por que una de esas frutas era de las que llegaban a  Arendelle en ciertas épocas y recordaba haberla comido en el desayuno.
-Si, esta fruta es una de mis favoritas… Había empezado a extrañarla al desayuno.
-Es muy rica ¿Verdad?
-Si…
Todos comían y hablaban de como había estado el viaje, como estaban las habitaciones, la reina quería que todos se sintieran cómos en sus respectivas habitaciones y les preguntaba si necesitaban algo más en ellas.
-¿Su habitación majestad esta bien?
-Es perfecta muchas gracias, incluso es mucho más grande que mi habitación en Arendelle.
-¿Le molesta eso su alteza?
-No, para nada solo… No estoy acostumbrada a tener tanto espacio.
Elsa tomo un tenedor para comer piña la cual estaba servida en trozos en su plato, el cual al tacto de ella se lleno con una fina pero notoria capa de hielo, ella quiso pasarla por alto pero el que no lo pasó por alto fue el príncipe Jean Paul, quien observó como el tenedor se había ido llenado de hielo. Elsa lo miró y se dio cuenta que el observaba su mano izquierda que era con la cual ella sostenía el tenedor, daba la leve impresión de que nadie más había notado lo que ocurría pues la reina Camille quien estaba sentada en la cabecera de la mesa y junto a ambos jóvenes estaba hablando de lejos con uno de los dignatarios de Elsa. El joven príncipe observó como Elsa se ponía nerviosa, ella evitaba seguir congelando el tenedor pero no podía, pues tenia los ojos del joven sobre ella, lo miró de reojo y sus miradas se cruzaron… Ella le sostuvo la mirada valientemente al igual que él, el no pudo evitar esbozar una sonrisa burlona con la cual Elsa quedó desconcertada, no entendía por que el se reía pero se estaba empezando a ofender por tal insolencia, hasta que la reina Camille completamente ajena a lo que estaba pasando entre los dos jóvenes.
-Hijo, estas muy callado. Casi no haz comido. ¿Te sientes bien?
-Emmm si, si madre. Me siento muy bien.  (Decía mirándola a los ojos)
-Bueno… Come.
Elsa no pudo evitar apretar los labios en una risa burlona, pues el príncipe parecía un niño mimado por su madre y eso le causaba gracia. El la miró y ahora el se sentía ofendido, pues evidentemente ella se estaba burlando de el. Sin embargo ambos notaron que el tenedor había vuelto a la normalidad, estaba intacto. Elsa miro al joven quien estaba comiendo sin dejar de mirar la mano de la rubia, se sintió orgullosa de haber dejado el tenedor tal y como estaba, siguió comiendo mientras el príncipe la observaba el no podía creer que el tenedor estuvo congelado hace un momento y ahora estuviera intacto, miró a la reina de Arendelle a los ojos, quien con la cabeza en alto y con una risa triunfante miraba desafiante al príncipe. El estaba desconcertado por eso. Pasaron diez o quince minutos cuando ya habían terminado la refrescante y saludable merienda antes del almuerzo, todos estaban hablando de diferentes cosas, a excepción de los dos más jóvenes quienes estaban muy callados, evitaban que el uno cruzara miradas con el otro, el la miraba y ella lo evitaba, ella lo miraba y la evitaba se había vuelto un jugueteo gracioso e incomodo para ambos hasta que por fin alguno de los dos decidió romper el hielo decir algo.
-Y… reina Elsa, ¿Cómo le ah parecido nuestro palacio?
Elsa quedo desconcertada por la pregunta del príncipe, ella no pensó que el le dirigiera la palabra.
-Pues es realmente hermoso, no había visto de cerca una construcción tan antigua y tan exquisita, para ser sincera solo las había visto en libros.
-Ah, ya veo… ¿Lee usted mucho?
-Me encanta leer príncipe Jean Paul, es una de mis actividades favoritas.
-Puedo suponer que en su reino ah de tener una biblioteca, ¿Verdad?
-Claro, en el reino tenemos dos bibliotecas, una en la villa para nuestros habitantes y una en mi palacio. Ambas son muy grandes y tienen una gran cantidad de libros.
-Debería conocer la nuestra, puede que sea tan o más impresionante que sus dos bibliotecas juntas.
-Me encantaría, sin embargo no conozco el palacio completo. Por lo tanto no se donde esta ubicada.
-Si usted esta de acuerdo, y si gusta puedo llevarla a conocer el resto del palacio. Mientras llega la hora del almuerzo.
-Me parece una excelente idea príncipe.
-Bien, vamos.
Ambos jóvenes se pusieron de pie, se disculparon con los presentes y se dispusieron a dirigirse al interior del palacio. De camino hacia el lugar ambos se quedaron en silencio hasta que nuevamente el príncipe tomo las riendas de la conversación.
-Y… ¿Qué se siente ser una reina a su edad?
-Jajaja ¿en serio no encontró nada más que preguntarme?
-Bueno, era preguntar eso… O preguntarle si es usted casada, si esta comprometida o solo si tiene novio.
Elsa volteó a ver al joven, pues había sido muy directo con ella.
-Usted si que es directo príncipe Jean Paul.
-No quería ser tan directo pero, puede responder cualquiera de las preguntas desde la indirecta hasta las que son muy directas, eso si… Se siente cómoda majestad.
- Bien, prefiero empezar con la pregunta indirecta. Es muy agotador ser reina, no importa la edad, siempre es un trabajo arduo y duro pero alguien tiene que hacerlo, y según la línea real de mi familia era yo la que debía hacerlo.
-Entiendo…
Los dos se quedaron en silencio un momento.
-En cuanto a las otras preguntas… No, no estoy casada, ni comprometida y tampoco tengo novio.
-En realidad esas eran las que más me interesaban.
Elsa soltó una risa al escuchar lo que el príncipe le decía, mientras caminaban hacia la biblioteca, ya en ella el príncipe abrió la puerta y le hizo una seña para que ella pasara  primero que el. Al ver la biblioteca la rubia quedo con la boca abierta, era descomunal esa habitación era enorme con una impresionante cantidad de libros, era muchísimo más grande que sus dos bibliotecas juntas.
-Wow… Es… Enorme.
-Si, la mayoría de libros están aquí desde hace más de cuatrocientos o seiscientos años majestad, hay algunos que están escritos en runas antiguas y otros en un antiguo idioma nórdico, que supongo yo usted debe entender.
-Si… Por su puesto. No imaginaba que había libros tan antiguos.
-Si, son los tesoros de mi familia.
Elsa estaba impresionada con la cantidad de libros que había.
-¿Desea leer alguno alteza?
-No, estoy bien así. ¿Cuál es su favorito?
-Bueno, pues no tengo un favorito… Pero me gustan mucho los libros que hablan de tierras muy lejanas, tierras que aun no conocemos del todo, como Sudamérica. Más de geografía.
-Ya veo. Es interesante.
-Y cuales son sus favoritos o la literatura que más le llama la atención… ¡Déjeme adivinar! Le gustan los libros de romance. (Lo dijo en tono burlón)
-No jaja. Para nada, me gustan mucho los libros de historia, me encanta leer sobre otras épocas, me gustan los de geografía también. Me fascina leer sobre el clima, sobre gastronomía europea, en realidad no tengo algo que yo diga que es mi favorito, leo de todo un poco.
-Es usted una mujer muy culta… ¿Se lo han dicho verdad?
Elsa solo asintió ante el comentario del príncipe, pues estaba perdida entre la cantidad de libros que tenia en frente. El joven no dejaba de verla, estaba hipnotizado con la rubia que tenía en frente. –Es muy inteligente- Pensó para si mismo.
-Su biblioteca en realidad supera por mucho mis bibliotecas. Es hermosa.
-Gracias, pero no tanto como usted majestad.
Elsa solo se quedo de pie en frente de el, finalmente ignoró los libros y se quedó observando el precioso hombre que tenía en frente hasta que pudo finalmente agradecer el cumplido.
-Gracias… Supongo. Nunca había hablado con alguien tan directo. Por lo general las personas creen que soy algo seca y fría, y no se atreven a decir cosas al azar como usted, en realidad es usted muy particular príncipe Jean Paul.
-Bueno, yo veo más allá de los rumores y de lo que la gente dice… Se que… Y disculpe que toque el tema, muchos le temen por… Sus poderes, pero se nota que usted es mucho más que eso, a parte de ser muy hermosa es muy inteligente, culta y sabia, para mi eso es más que suficiente para dejar pasar por alto el resto de cosas.
-Uhmm… Pues… Puedo decir que usted también es bastante peculiar. (Lo dijo mirándolo a los ojos) No es como el resto de príncipes con los que me eh topado, ni como el resto de reyes con los que eh hablado.
Jean Paul soltó una leve sonrisa, sin dejar de ver a la rubia a los ojos.
-Bien… Creo que deberíamos.
-Si… Si deberíamos volver ya. Lo felicito, tiene una hermosa biblioteca, de haber apostado definitivamente usted habría ganado.
-Y ¿Qué cree que hubiéramos podido apostar?
-No lo sé, no creo que usted tenga algo que yo quiera…
-Jajaja bueno, en eso tiene razón. Sin embargo… Yo habría apostado bailar con usted mañana en el baile que haremos en su honor majestad.
La reina solo pudo soltar una leve carcajada…
-No sé bailar. (Dijo negando con la cabeza)
-¿En serio? No le puedo creer eso.
-Uhmm pues si, no se hacerlo. Nunca aprendí y en realidad es algo que nunca tuvo mucha importancia para mi.
-Pues… Es una pena, por que en verdad me gustaría bailar con usted.
-Tal vez en otro momento, o cuando sepa hacerlo.
-Si… Tal vez.
Los dos jóvenes salieron de la biblioteca, el príncipe le enseñó el resto del castillo a su invitada, sin dejar de coquetear con ella. La rubia casi no correspondía a sus coqueteos, ya fuera por que prestaba mucha atención a cada detalle del castillo, o por que había momentos en los que se perdía por completo en la arquitectura tan antigua del lugar. Pasaron un rato caminando por el castillo, hasta que una de las empleadas del lugar les dio el aviso de que el almuerzo se estaba listo. Ambos se dirigieron al gran salón para comer con los reyes y los dignatarios. El almuerzo transcurrió con normalidad la reina Camille pregunto a la reina Elsa si había logrado conocer todo el palacio, a lo que ella contesto cortésmente que si, habían recorrido gran parte del lugar, le comento estar fascinada con la construcción, finalmente y después de almorzar se dirigió cada uno a su respectiva habitación para descansar un poco… La tarde pasó tranquilamente los dignatarios de Arendelle habían salido a caminar por la villa, junto con el príncipe y la reina Camille, Elsa decidió quedarse para descansar un poco y leer un rato, el resto del día fue tranquilo sin embargo en la noche y a la hora de dormir sintió que extrañaba su hogar. Pensó en su hermana menor, se acomodo en la deliciosa cama después de cepillar sus dientes, su pelo y ponerse su camisón… Se quedo pensando en el día que le aguardaba mañana. Iba a ser muy pesado y esperaba en realidad no encontrarse con ninguna sorpresa inesperada, ya había sido suficiente conocer al príncipe Jean Paul, quien en realidad era bastante interesante… Finalmente y sintiéndose tranquila de estar en tierra firme pudo conciliar el sueño.

Hooola chicas aquí una nueva actualización, la verdad me siento mega productiva, tengo muchas ideas en la cabeza... Y en verdad debo sacarlas y plasmarlas todas.
Espero que disfruten este capítulo, recuerden votar y comentar esto me motiva mucho a seguir escribiendo, agradecería que invitaran a más lectoras a que se entretengan con esta historia. No olviden que pueden darme sugerencias e ideas para mi sería un placer leerlas, no siendo más me despido hasta una próxima actualización...
Byeeeeeeeee
👋😁❄

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