❝ 013 ; antojos nocturnos ♡ ❞

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Taeil no podía encontrar una posición cómoda para dormir, se movía de un lado, después del otro, y terminaba boca arriba; así era siempre, cuanto extrañaba dormir boca bajo.

Pero el problema con su falta de sueño no era por no encontrar una posición para dormir, desde hace dos meses que había aprendido a dormir de lado; la causa de su poca conciliación del sueño, son sus antojos. Los antojos habían vuelto, comía todo el día, todo lo que hubiera en el gran departamento; eso molestaba un poco a los demás miembros, ya que Moon se acababa toda la comida y golosinas.

—¿Por qué tienes que tener hambre a estas horas, Chae?— preguntó Taeil, intentando con mucho esfuerzo sentarse en la cama. Miró la hora que marcaba el reloj que había en la mesilla de noche a lado de su novio… cuatro de la mañana, vaya hora más buena para tener antojos.

Taeil se bajó de la cama, teniendo mucho cuidado de no golpear su vientre en el intento; había pasado por encima de las fuertes y desnudas piernas de Seo, se alegraba que éste tuviera el sueño pesado, así no le descubriría yendo a la cocina en medio de la madrugada.

Caminó hacia la cocina, bajando las escaleras entre la oscuridad de la noche; no pensó tan siquiera que caminar en la oscuridad con una gran panza y que la única iluminación que tenía fuera la luz de la luna que entraba con pocas fuerzas entre las cortinas, era una mala, malísima idea. Pero estaba tan hambriento que no le dio por pensarlo dos veces… por suerte llegó a salvo al primer piso.

Encendió la luz de la cocina, yendo directo a la estantería de las golosinas; siempre había algo que comer en ese lugar, los miembros siempre dejaban ahí sus postres y meriendas.

Se puso de puntillas, estirando su pequeño cuerpo lo más que podía; lo malo es que ahora los demás habían subido todas sus golosinas hacia la parte más alta de la estantería; para que así Moon el monstruo hambriento Taeil no pudiera tomar nada. Gruñó fastidiado, un punto menos a los bajitos.

Se dio por vencido, jamás podría alcanzar aquellas golosinas con esa pancita; pero entonces, como si estuviera en una caricatura, un foco de prendió sobre su cabeza… había recordado quien tenía golosinas y no las ponía en la estantería.

Apagó las luces de la cocina, y subió lo más rápido que su pancita le permitió. Cuando por fin tocó el segundo piso, recordó algo; no sabía donde estaban esos dulces exactamente, hizo un gran puchero, su pancita no dejaba de pedir a gritos ser alimentada con dulces.

—¡Jaemin!— chasqueó los dedos, él sabía mejor que nadie donde estaban esos dulces.

Caminó lento y seguro hacia su cuarto, abrió la puerta lentamente; esperando no ver a Johnny despierto, esperándolo sentado y con los brazos cruzados. Pero no, no había un Johnny despierto, ni un Jaemin despierto; ambos estaban igual a cuando se fue, profundamente dormidos.

—Pss, Jaemin— susurró Taeil cuando estuvo a lado de la cama del pelirosa —Jaemin— volvió a llamarle, está vez sacudiendo un poco su adormilado cuerpo.

—Mh— apenas si pudo contestar el menor.

Taeil sonrió efusivo —¿Sabes dónde están los dulces de Kun?— le susurró muy cercas de su oído.

—Mhh…— contestó Jaemin, tomando una mejor posición para seguir durmiendo.

—Jaemin— le gritó en forma de susurro, el menor bufó; ahora tampoco podía dormir tranquilo, que mal servicio.

—¡Agh!, creo que están, mhh… debajo de su cama— contestó en un susurró casi inaudible.

—¡Ay! Gracias Nana— le abrazó rápidamente y besó su mejilla libre, ganándose un leve empujón; Taeil rió.

Crónicas de padres primerizos [#1] ψJohnilψWhere stories live. Discover now