Nadie como tú (Star vs las fuerzas del mal - AU)

29. La fantasía

S: Han pasado 6 meses llenos de eventos plagados de dificultades, otros que me llenaron de mucha felicidad y otros tantos donde lloré noche tras noche. Y al fin pude arreglar todos los malos entendidos con mi más grande amigo, el chico que tanto quiero, mi sabio consejero, mi alma gemela, mi compañero en mis interminables aventuras, el que fue mi escudero y mi guía en una dimensión desconocida y muy divertida.
Estaba saliendo de mi habitación con una sonrisa que causaría la envidia del mismo sol, llevaba puesto un vestido nuevo de color rojo con detalles blancos y amarillos, unas mallas blancas con rosa y unas botas también rojas. Fui directo a la puerta del castillo de Eclipsa, la cual estaba decorada con unas hermosas rosas de diferentes colores, en especial de color blanco y rojo, que desprendían una fabulosa fragancia que llegaba hasta el último rincón del lugar. Y de ahí, fui a la cocina a pedir ayuda a los cocineros de Eclipsa para preparar unos deliciosos sándwiches que llevaré, así como 2 enormes envases llenos de jugo de frutos rojos que tanto me fascina y algunas frutas que fui a recolectar a la Tierra para sorprenderlo. Con un hechizo apareció una hermosa canasta donde cabría todo aquello que me llevaría para pasar un día por demás grandioso, encantador y único en aquel lugar donde los árboles rosados florecían en la dimensión de Marco.
Terminado mi trabajo en la cocina, me llevé la canasta y me encaminé hacia la puerta nuevamente y ahí estaba ese joven, valiente y apuesto caballero de Eclipsa que había sido premiado con una medalla por salvar a la reina poniendo nuevamente su vida en juego. Ese chico que me quitaba el aliento cada vez que lo veía, cada vez que lo soñaba, cada vez que pensaba en el. Mi relación con Tom llegó a buenos términos cuando el decidió terminar conmigo porque se dió cuenta de que no lo amaba como el deseaba y me dijo que esperaba que me fuera bien con Marco. Sí, ya era la novia de Marco, quien terminó con Hekapoo, quien aún frecuentaba el castillo para que habláramos como amigas y no había rencores hacia Marco y hacia mí, además que recurría a nosotros para algunas misiones. Iba vestido con un pantalón negro, una playera blanca y una chamarra de color verde con una estrella dorada en el hombro.

Star: Marco, aquí estoy.

Marco: Hola, mi linda estrella. Veo que amaneciste de buen humor.

Star: Claro que sí, hoy por fin nos vamos de día de campo.

Marco: Así es, y eso que llevamos esperando 6 meses para irnos a ver los árboles de cerezo.

Star: ¿Los árboles dan cerezas?

Marco: Jajaja, no Star. Se llaman así por las flores que dan, pero no salen cerezas de ellos. Son flores muy bellas de colores rosados y blancos, te van a gustar mucho.

Star: ¿Y estará bien que vayamos a comer ahí?

Marco: Pues según se, es algo tradicional en el país al que vamos. Anda, si no nos vamos ya no tendremos un buen lugar para ver los árboles.

Star: ¡Siiiiii!

Marco sacó sus tijeras y abrió un portal que nos llevaría a ver aquellos hermosos árboles que tanto deseaba mirar. El entró primero para asegurarse de que llegaríamos al lugar correcto y luego apareció su mano diciendo que todo estaba bien al levantar el pulgar. Entonces decidí seguirlo; pero, al salir del portal estaba en un lugar muy diferente: era un bosque con los árboles sin flores, un terreno similar a un viejo páramo y sin personas, todo se veía muy feo y sin gracia. Además, perdí de vista a Marco, lo que me alarmó y empecé a buscarlo con lágrimas en los ojos, producto del miedo tan grande que me había invadido.

Star: ¡Marco! ¿Dónde estás, mi vida? ¡Responde, Marco!

Y después de correr unos minutos, ví algo que no había visto desde hace un largo tiempo, una especie de casa que se veía como una especie de fuerte o guarida. Fui a abrir la puerta y tenía listo mi puño arcoiris por si acaso se aparecía algún peligro. Y por fin reconocí al 100% el lugar: ahí fue donde Hekapoo le entregó a Marco sus tijeras dimensionales.