Te necesito a ti

Magsimula sa umpisa
                                    

-¿Y tus hermanos? ¿También tienen la culpa de lo que pasó con tu mamá? Porque entiendo que si te expulsan del nuevo instituto ya no tienes más oportunidades. El trabajador social fue claro.

-Ellos están creciendo. No necesitan que siempre les diga qué hacer. En cuanto a mi mamá, no vuelvas a mencionarlo y en cuanto a mí no voy a caer en la trampa de la rutina o de venderme para conseguir algo -sonaba molesta, y no entendía, estaba perdida en una conversación. Perdida en los ojos llenos de tristezas. Perdida en su dolor.

-Eres una cobarde.

-Supongo -Se tomó su cerveza-. Princesa... hora de irnos. Quiero mostrarte algo más. -Se levantó del piso y despidiéndose con antipatía de sus amigos, terminamos yéndonos.

No entendía por qué corría, pero bajamos las escaleras a toda prisa. Ella a simple vista parecía feliz. Alocada, auténtica, irreverente. Cuando la conocías a fondo, sabías que era más que eso. Sabías que solo te mostraba un 5% de ella y que el misterio estaba en lo demás.

-No soy perfecta -dijo, mientras saltaba escalones.

-Nadie es perfecto.

-Ya... lo que quiero decirte es que te quiero en mi vida, pero mi vida está llena de fallas. Así que es mejor que sepas quién soy y que luego, decidas si quedarte.

Me llevó por un callejón. No dije nada al respecto. No le dije que estaba asustada. No le dije que volviéramos. Ella quería saber si le tenía miedo a la muerte. Quería despertarme. Quería que fuera su experimento y yo acepté.
Se encontró con un sujeto y le entregó un dinero. Le dieron algo. Seguimos caminando. Sabía que era droga. No sabía cuál.

A veces nos engañamos. A veces queremos lo que sabemos que no nos hará bien. Porque el amor no es perfecto. Y yo, estaba atravesando muchas confusiones. Que me gustara alguien de mismo sexo. Saber que mis padres no la aceptarían. Saber que ella no iba a corresponderme. Seguir los pasos de alguien cuyo pasatiempo es arrojarse hacia el abismo. Seguirla a ella como si fuera todo lo que está bien.

-Siempre estoy peleando entre lo que debo y lo que quiero. Entre la responsabilidad y el deseo. Entre lo que soy buena y lo que amo hacer. Ya sabes que toco en un bar, que me vendo como muchos para vivir. Y cuando canto me calmo, y cuando dejo de hacerlo... quiero algo más. Ya sabes que juego tenis, y cuando corro persiguiendo la pelota, persigo la educación. Los talentos te sacan de cualquier hoyo. Del túnel más profundo sales si haces lo que amas. El problema es cuando lo haces para recibir algo a cambio. Y así es el mundo, Julie, todos esperan algo de nosotros y cada cosa que hacemos tiene una consecuencia. En mi caso quiero retar a la muerte. Quiero besarla y despedirme. Abrazarla y decirle adiós. ¿No te parece atractiva la desdicha? Somos más los desdichados que los felices. Algunos porque no tienen nada. Otros porque hemos perdido lo que queríamos. Y... en general, lo único importante es descubrir algo. Yo descubrí ese algo en ti y ahora quiero mostrarme sin mentiras. Porque tu desdicha radica en el miedo que tienes de salir de la perfección. Calma, tranquilidad, medicina, planeamientos para el futuro. ¿Y si te mueres mañana? Por lo menos hoy defendiste algo. Defendiste a los niños. ¡Te revelaste a la policia! Bebiste cerveza, jugaste con el tiempo, te montaste en el metro, y lo más importante... con tu compañía me he sentido feliz. Como si por un momento se detuviera el resto. Porque aunque me meto con tu calma, me hace bien -ella hablaba rápido, me decía todo sin miramientos y admiraba esa forma de ser.

-No te pareces a nadie y si me muero mañana podría estar tranquila... -dejé la oración sin concluir porque no era como ella. No podía soltar todo cuanto pensaba, y no se lo dije. No le dije que podía estar tranquila porque conocí a alguien que en medio de mis emociones estéticas, me llevó a sentir. No le dije que estaba sintiendo en exceso ni mucho menos, que me hacía feliz.

El capricho de amarteTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon