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Ya casi cinco meses sin él. Se sentía mucho mejor que antes, pero aún lo extrañaba.
Estaba sentado en la mesita de madera de aquel lugar esperando a que llegara la comida mientras masticaba un poco de botana que ahí había.

Escuchaba una anécdota que Hoseok estaba relatando de cómo había encontrado un pequeño gatito y sonrió.

Se mantenía lo mejor que podía delante de sus amigos, sabía de antemano que sus sentimientos afectaban a su círculo más cercano por lo que siempre aceptaba salir con ellos.
Había noches en las que le daban arranques de tristeza y siempre que lo hacía su madre estaba para él.
Prometió pues, contarle cualquier cosa.

Todos le decían que lo mejor era ya dejarlo ir, que probablemente él ya era feliz justo así. Él sólo asentía pero en el fondo podía sentir que su pequeño aguardaba por él. No era una corazonada ni nada por el estilo, su don realmente le dejaba sentir como si estuvieran literalmente conectados.

Al salir de ahí se fue solo caminando hacia su casa.
Le gustaba ver las casas del vencindario una a una y el sol escondiéndose por un costado.

Ahora había adoptado una pequeña costumbre de hablar consigo mismo como si lo estuviera haciendo con el pequeño de mejillas esponjosas.

—¿Ves el sol Jungkookie? Solo asoma sus ojos dando lo último de sí, hasta reaparecer mañana por la mañana...

Decía para él solo.
Le gustaba ser así, era su manera de lidiar con ello.

Ya casi se encontraba cerca de su casa y por un instante se detuvo y observó una elegante y peculiar casa.
Estaba con las luces encendidas y solamente la de la habitación de la esquina estaba totalmente a oscuras.

Era la casa de su novio.

Se quedó mirándola un momento, imaginando a su pequeño cambiar de ropa frente a la ventana y dando un salto desprevenido al percatar de que dos ojos lo estaban mirando. Sonrió para sí mismo y sintió en su pecho una presión que no lo dejó respirar, se detuvo un momento hasta que se fue ese malestar y siguió su camino.


~

Estaba de cuclillas en una esquina del baño, temblando de miedo por lo que vendría, afortunadamente los matones que lo perseguían no lo siguieron hasta allí.
Escuchó la campana para volver a clases y salió sigilosamente.

Al terminar las clases, al no querer volver a casa, tomó por excusa tener que estudiar para el siguiente examen próximo. Solo quería ser invisible.
Jungkook se sentó lo más lejano que pudo de la multitud, debajo de un lindo roble y sacó sus libros y conectó sus auriculares.

Estaba tan inmerso en sus estudios que pegó un brinco al sentir un aliento en la punta de sus dedos y su corazón latió demasiado rápido.
Afortunadamente solo era un perro callejero que pasaba por ahí. Algo dentro del menor se removió y miró a los ojitos de aquel animal.

Aquel perrito era de un marrón claro y su pelaje, aunque no fuera sedoso, era abundante y esponjoso.

—Hola pequeño, ¿te extraviaste?— revisó si tenía algún collar, lo cual fue negativo— vaya eres lindo... Te llamaré Otis, ¿te gusta?

El "pequeño Otis" se echó en las piernas del "pequeño Jungkook".

—Somos bastantes similares, ¿sabes?, ambos estamos solos y queremos privacidad, puedes quedarte si quieres.

Al levantarse del lugar, Otis, cómo él lo llamaba, se quedó inmóvil en el césped.

—Adiós Otis, hasta pronto.

WITHOUT YOU | kth.jjk [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora