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Se mantenía con los ojos cerrados y la barbilla en alto, allí arriba de aquella colina, sobre el césped remojado, mientras se sostenía sobre sus muñecas bajo las estrellas.

Era la segunda vez que lo hacía y le encantaba. Ya era tarde, pero el volver a su casa no le parecía una opción, así que cada tarde se iba a una colina cerca de ahí, lejos de la ciudad pero lo suficientemente próximo para dejar ver las luces incandecentes de los enormes edificios de aquella gran urbe.

Su nariz rojiza se apoyó en ambas de sus rodillas mientras acercaba estas mismas con sus manos, tomando sus desgastados converse y aquel deslavado jean. Aquel gran sweater amarillo que llevaba aquella noche ondeaba por el aire que circulaba y de nuevo, sus ojos comenzaron a picar.

Recordó pues, todas aquellas memorias y recuerdos que había dejado en Seúl y todo a causa de su padre. 

Sintió las lagrimas correr por sus mejillas como una cascada, los recuerdos eran recurrentes y comenzaba a sentirse incompleto sin su novio, lo necesitaba, necesitaba sentirlo cerca y que lo tomase por la cintura, lo abrazara y después tener que subirse a un escalón para estar ligeramente a la misma altura que él y besarlo. 

Se sentía como un bebé llorón, pero no le importaba porque eso es exactamente lo que era en ese momento, un bebé llorón al que le han quitado su dulce favorito y se lo han dado a otra persona. 

 El cabello le cubría parte de la frente y miraba al suelo, pensando.

Pensaba en qué estaría haciendo su Taehyung, tal vez tarea o alguna otra cosa que se le ocurriera.

Cada tarde, al subir a aquella colina, esperaba a que las estrellas salieran, esperaba a que aquella estrella que prometió ver saliera, verla le brindaba una tranquilidad profunda en ocasiones, sonreía al cielo con las mejillas aún humedas al igual que sus manos, producto del césped mojado.

Sabía que su amado novio también observaba su estrella, no le miraba tal vez, pero hicieron una promesa y confiaba en que no la rompería.

Se sentía la peor persona del mundo al no haberse podido despedir de él aquella tarde horrible en la que parte de su vida había sido arruinada y arrebatada y sabía si volvería a verlo de nuevo. 

Sostenía en sus manos una foto que su padre no sabía que él guardaba con tanto recelo, en los profundos rincones de un viejo escritorio que él mismo le había regalado. Era una linda foto que capturaba el mismo momento en el que ambos juraron mirar aquella estrella. 

Él recostado sobre el pecho de su novio, sonriendo tan ampliamente que recordaba haberle dólido el musculo de la mejilla, tomando una de las manos del contrario y sonriendo de la misma manera que el pelinegro.

Se recostó después sobre la hierba, importandole poco que se mojase, sosteniendo aquella foto sobre su pecho y las lagrimas seguían corriendo.

"Aún pienso en ti, nunca te olvidaré. Perdóname. Perdóname por haberte abandonado de esa forma, no fue mi intención. Volveré, solo... resiste un poco"

Decía para sí mismo, deseando que aquel pelirrojo al cual deseaba a su lado en esos instantes, lo estuviera oyendo y se mantuviera firme en lo que sentía. Porque no iba a rendirse tan fácilmente.

Él sabía que regresaría a casa, a donde pertenece y lo recibiría con los brazos abiertos como cada día en los pasillos de la escuela, que saldrían por algún helado o a pasear a tardes horas de la noche, gritando como locos por la calle, correr y simplemente estar juntos el uno del otro. 

Era todo lo que quería.

Dejó que la brisa de aquella poco fría noche secara sus mejillas, de aquellas finas líneas de hermosos recuerdos que mantenía en su mente y corazón muy añorados, y que lo haría para siempre pues, así lo sentía. 

No quería levantarse de ahí, se sentía como aquel picnic que tuvieron alguna vez y sonrió. 

Trataba de mantenerse lo más calmado posible, o por lo menos así se veía por fuera, pues su padre, por más que quisiera, no notaba por el increíble sufrimiento que trajo de vuelta a su hijo y que la única manera de sentirse menos mala persona era ir con su novio, disculparse y quedarse con él para siempre. 

Pero no lo notaba. 

No podía viajar por su cuenta, pues no tenía el dinero suficiente, pero es lo que más anhelaba en ese momento.

Su teléfono vibró, pues el único contacto que le permitían guardar estaba llamandole. Contestó sólo porque no quería  hacerlo enojar como ya en otras ocasiones había sucedido. 

Le dijo que volviera a casa temprano y colgó. Ni siquiera preguntó dónde se encontraba, solo colgó abruptamente y cerró los ojos de nuevo. 

No quería volver, para nada que lo quería. 

"Prometo que volveré, amor. Lo haré".










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Y~💜

WITHOUT YOU | kth.jjk [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora