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Sentado frente a la gran ventana, con el codo en los bordes viendo como la lluvia caía gota a gota, resbalándose desde arriba hasta abajo, las seguía con la mirada. 

Eran las tres de la mañana y el chico no podía conciliar el sueño por tercera vez consecutiva. Miraba la luz tenue de la luna, un poco borrosa por las nubes que la cubrían pero, aun intentaba localizar aquella estrella que prometería ver cada vez que extrañase a aquel pedazo hermoso de su vida que le habían arrebatado. 

La luz de su cuarto era nula y su rostro sombrío se mantenía observando la misma escena estática. La pijama le ajustaba un poco por la posición en la que estaba y de repente sintió escalofríos y comenzó a temblar por la brisa fría que entraba por un borde de abajo de la ventanilla. 

Jungkook. Jungkook. Jungkook. 

Comenzó a llamarlo despacio y decidió que definitivamente no podía seguir de esa forma, estaba perdiendo la cabeza, tenia que...

—...¡RECUPERARLO!... tengo... tengo que hacerlo, tengo que ir por ti...— se decía a sí mismo despacio, pero cuando volvía en sí sabia que no podía hacerlo, no ahora.

Salió de su habitación con una chaqueta y fue a dar una caminata. Sus amigos lo creerían demente si lo vieran así con este clima y a esas altas horas de la madrugada, pero, ¿qué iba a hacer? no podía quedarse encerrado mirando a la nada esperando a que regresase de un día para otro, porque no iba a hacerlo, además su madre no se daría cuenta.

Estaba caminando por las mismas callejas que habían pasado la noche de la fiesta y aquellos recuerdos comenzaron a inundar su mente por completo. Comenzó a sentir sus ojos cristalizarse y bruscamente los secaba con las mangas. Sus mejillas rojizas por el frío y el roce de la tela, de a poco dejaba de sentir sus dedos por el aire y sus pómulos estaban, ahora, más remojados.

Comenzó a correr, en realidad no sabía a dónde, solo estaba realmente desesperado. Su respiración era agitada, y en un momento de desesperación, aun sabiendo que este no vendría gritó, gritó con todos sus pulmones, en un aullido desgarrador que salió por su garganta hasta formular una palabra.

—¡¡JUNGKOOK!!, ¡¡JUNGKOOK!!— gritaba desde lo más profundo de su corazón, deseando más que nada que este como fuese le escuchase y volviera, pero siguió. 

Los gritos de aquel chico se oían por todas partes, no sabían lo que estaba sufriendo en ese momento. La garganta comenzó a dolerle a la par que por sus mejillas corrieron lagrimas de nuevo, no debía rendirse nunca, no por él.

El dolor que sentía en su corazón era tal que no pudo estar más tiempo de pie, sus piernas cesaron dejándolo caer en ellas, con las manos hechas puño en la acera de la calle, gritando el nombre de su amado. 

Golpeaba y golpeaba hasta que sus nudillos comenzaron a sangrar y este a gritar mucho más de desesperación, seguía llorando.

Se mantuvo ahí por un rato, hasta que su respiración se hizo calma y sus dedos comenzaron a temblar de dolor. Volteó hacia arriba y estudió la situación tan vulnerable en la que ahora mismo se encontraba, él debía de estar bien, por su chico.

La sangre corría por sus manos pensando en qué podría decirle a su madre cuando volviera, pero decidió que diría la verdad.

Ese mismo día, ya más tarde, tenía vendas en sus manos y se encontraba en posición fetal en su cama, realmente no tenía ganas de nada. Su peso comenzó a decaer, pues ya habían pasado varios días en los que no ingería nada de alimentos, las ojeras en sus ojos eran tales que parecía que estas mismas iban a devorar sus propios ojos y su cabello enmarañado, pues su higiene no había sido la mejor. Estaba deprimido.

Su madre siempre lo había acompañado, no tenía idea de qué podría hacer para que su hijo estuviera mejor, trataba de subirle el ánimo con ciertas cosas pero parecía ser que nada funcionaba. 

Miraba al cielo todas las noches, recordando la promesa que habían hecho. Su tristeza se apagaba un poco, pero no era como tenerlo físicamente ahí con él. Quería estrujarlo cerca de su cuerpo, darle muchos besitos en su carita y apretar sus mejillas rositas, tocar y oler su cabello y sentir su agradable y cálido cuerpo. Tomarlo entre sus brazos y no soltarlo nunca más, juraría que no romperá su promesa ni una vez mas y que haría lo posible por tenerlo a su lado.

Sonaría egoísta si dijera que la única razón por que que quería que volviera es para sentirse mejor, pero se equivocaba, el realmente lo amaba, se enamoró de él casi al instante que pudo ver su rostro y esa personalidad de niño pequeño le volvía loco. Realmente no podía dejar de pensar en él por más que lo intentara.

Ya había pasado casi un mes y el aun seguía en lo mismo pero esta vez con sus puños hechos añicos. Se levantó al baño para por fin darse un baño después de hace mucho tiempo, pues trataba de estar bien no importase que.

Se quitó su ropa despacio, mientras había abierto la llave para que el agua caliente corriera un poco. Se sujetó del lavabo y levantó la mirada un segundo encontrándose consigo mismo en el espejo. Al mirarse sus ojos se abrieron como platos, realmente no podía creer lo que estaba viendo. Una parte de su cabello se había caído por completo y se estaba volviendo rubio de nuevo, su vida se estaba cayendo a pedazos de nuevo.

Recordó las palabras de su madre cuando le confesó por primera vez sobre su don. Su cabello podría caerse si su pareja no correspondía.

Comenzó a pensar en lo peor, ¿y si Jungkook estaba olvidándose de él? o si estaba enamorándose de alguien más. Sacudió su cabeza y trató de sacar todos aquellos malos pensamientos que le atormentaban y decidió por fin entrar a la ducha. 

Siguió preocupado, ya lo averiguaría después. 











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Yo sé que estaban sedientas, así que aquí les traigo de su agüita uwu 

Vengo a contarles algo. Hace algunas semanas no podía dormir nada así que fui a la sala de estar de mi casa y me senté un rato en la ventana para ver desde dentro, pues mi casa está en alto y aproveché para ver las luces de la ciudad. Eran cerca de las tres de la madrugada y yo no me sentía para nada bien, y recordé entonces aquella escena de Tae y JK donde prometen ver aquella estrella, así que elegí mi propia estrella también, y cada noche que me siento mal la veo y es algo único de explicar. La ciudad de noche es hermosa, en serio, y en ese rato tuve un lindo momento conmigo misma (bien ephipany diría mi amiga jaja). Solo quiero decirles que si alguna vez pasan por algún mal momento tómense un tiempo para ustedes y descansen un poco, igual si se sienten bien descansen igual, escojan su propia estrella. También les recomiendo ver sus ciudades de noche si viven en alto, no digo que a las tres de la madrugada como yo jajaja pero en algún momento que puedan porque realmente vale la pena y muchísimo.

Bueno, eso es todo, espero les haya gustado. Nos leemos luego.

Y~ <333  


WITHOUT YOU | kth.jjk [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora