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 Una semana. Una maldita semana había pasado ya sin saber nada de su pequeño. Se estaba  volviendo prácticamente loco. 

Ni Jimin, ni Yoongi, incluso Hoseok sabía algo acerca del paradero del menor. 

Estaba nervioso, en clases distraído y el hambre que tenía había desaparecido, pronto comenzó a sentir los síntomas de antes, la incomodidad en su estómago era evidente.

Él solo quería encontrarlo.

Lo llamaba a cada rato y presentía lo peor, pero este no atendía a estas. Simplemente se sentía de horrible.

Pasaba todo el día en su cuarto imaginando dónde podría encontrarse su lindo amado, hasta que se cansó y decidió ir a buscarlo a su casa. Pudo haberlo hecho unos días atrás, pero él creyó que su novio estaba pasando por algo difícil y lo mejor era darle un poco de espacio por mas que haya querido estar con él en toda ocasión.

Fue a paso apresurado y llegó pronto, tocó la puerta pero nadie atendió, volvió a hacerlo varias veces pero estaba dándose por vencido, hasta que a lo lejos escuchó pasos que se acercaban.

Le atendió su madre, y esta al verlo, se le llenaron los ojos de agua casi al instante.

Taehyung la miró y rápido la rodeó con sus brazos.

Ella le explicó todo y obviamente este quiso hacer algo al respecto pero siendo honestos, él no podía hacer nada, ya que, él que se lo había llevado era su padre y era legalmente correcto.

La mujer le explicó que su marido viviría con él el tiempo que estuviera fuera de la ciudad y que no había especificado la fecha en la que volverían, lo cual hacía aún más tortuosa la espera.

Ella fue a la cocina por un instante y Taehyung se quedó en el sillón de la sala por un momento. Recordó todos los momentos lindos que han pasado, sonreía con las pupilas cristalizadas al recordar los ojos brillantes de su pequeño la primera vez que le dio un pastelillo, o como cuando tenían esas pequeñas salidas improvisadas en las que la pasaban tan bien, y aquella navidad... era inolvidable para él. 

Recordar cómo la voz de su lindo novio lo envolvía apasionadamente con las lindas notas de aquel hermoso piano le hacían los ojos picar y, sin previo aviso, las lagrimas comenzaron a salir. Los sollozos al recordar los hermosos momentos que juntos habían creado y saber que de un día para otro se han esfumado se hacían cada vez más presentes, al sentir esa terrible impotencia de saber que su novio estaba lejos, probablemente sintiendo lo mismo que él en ese momento, imaginarlo sufriendo, desprotegido le hacía querer gritar, correr por él y abrazarlo tan fuerte, pero ya era demasiado tarde. 

Saber, que había roto su promesa de protegerlo siempre hacía que quisiera devolver el tiempo, pero era imposible, ya estaba hecho, ya estaba sufriendo.

El dolor que sentía en su pecho era insoportable, casi como no poder respirar, pues una gran parte de su vida se había ido y no sabía si sería capaz de recuperarla. 

Golpeaba una y otra vez el suelo en el que se encontraba de rodillas, sintiendo sus puños arder, pero no le importaba, quería su pedazo de vida de vuelta.

La señora Jeon volvió y trató de ayudarlo a curarse de la heridas que él mismo se había causado, dándole también un té para que se relajara un poco y después partir a su casa.

Trataba de darse a sí mismo una buena explicación de por qué el Sr. Jeon había hecho lo que hizo, en verdad le sorprendía el nivel de maldad que algunas personas podían alcanzar en momentos de crisis  y él no iba a ser parte de ello. 

Ya de noche, recostado en su cama, trató de relajarse un poco más escuchando algo de música, cosa que le sirvió bastante, pero aún así su corazón y mente no asimilaban tan pronto los sucesos.

Se quedó dormido, avisó también de antemano a su madre que no asistiría a clases y que por lo tanto lo dejase dormir el resto del día, pues no tenía ganas de nada en absoluto. Yeontan, su pequeño cachorro era quien lo acompañaba en esos duros momentos, lo acariciaba y recordaba el dulce aroma del cabello de Jungkook. Su cabello negro y suave quedaba tan bien con la estructura de su rostro.

Deseo tenerte aquí conmigo justo ahora...

Sus amigos lo acompañaron casi todo el día al enterarse de la noticia, le llevaron algunos dulces de sus favoritos y jugaron un poco en su vídeo juego preferido. Les avisó que no iría a la escuela lo que resta de la semana y que lo consideraría cuando se sienta mejor, si es que lo hace.

La noche fue pésima, pues no pudo conciliar el sueño debido a su dolor abdominal. Ambos, su madre y él sabían perfectamente a qué se debía y que incluso ir al médico sería en vano. 

Sacó su celular y observó las fotos que estaban en su galería, algunas eran de ambos y sonreía al verlas, pues recordaba todo el trasfondo de aquella imagen, una que le traía tan buenos recuerdos que soltó una pequeña risita al hacerlo.

Ese día habían estado en casa de Jimin y, no estaban ebrios ni nada por el  estilo, pero estaban haciendo una pose graciosa y el mencionado solo tomó la foto en el momento preciso.

Algunas otras eran de su chico, selfies que él mismo enviaba sin necesidad de pedirlas, cosa que agradecía infinitamente, pues no quería que con el paso del tiempo la hermosa sonrisa de conejito se esfumara de su mente, pero aún así sería casi imp...

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Algunas otras eran de su chico, selfies que él mismo enviaba sin necesidad de pedirlas, cosa que agradecía infinitamente, pues no quería que con el paso del tiempo la hermosa sonrisa de conejito se esfumara de su mente, pero aún así sería casi imposible y dentro de su humilde y cálido corazón cabía la esperanza de volver a encontrarse con él en un futuro, pero por ahora solo lo quería de vuelta.




WITHOUT YOU | kth.jjk [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora