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La campana sonó y Taehyung salió casi disparado de su asiento, pues estaba ansioso de ver a su chico y saber cuál sería su reacción al ver su nuevo look.
Jungkook le dijo a Taehyung que se vieran en el mismo lugar de ayer ya que era su lugar favorito al ser este tranquilo y sin gente merodeando por ahí, solo ellos dos.

Taehyung salió a paso apresurado hacia detrás de los salones y lo vio sentado en el mismo lugar revisando su cámara viendo algunas fotos que había tomado de las pequeñas flores coloridas que ahí había.
El azabache levantó la vista en cuanto el pelirrojo se hizo notar y sintió un cosquilleo en su estómago, el rojo le quedaba bastante bien.

—Vaya, lindo cabello— dijo el menor mientras sonreía divertido hacia el ahora chico pelirrojo

—Gracias, se me ocurrió teñirlo ayer, ¿te gusta?

—Claro, de hecho el rojo es mi color favorito

Genial ahora lo sé.

Taehyung se sentó a su lado y Jungkook le hizo espacio al lado suyo.
Hablaron por un buen rato para conocerse un poco más pues no perderían tiempo, en especial el mayor de ambos.

Jungkook se notaba un poco nervioso y entusiasmado y cada vez que Taehyung trataba de hacer contacto visual con él este solo retiraba la vista de inmediato, gesto que le parecía demasiado tierno por parte del menor.
Ya no había más clases de por medio así que Taehyung decidió invitarlo a tomar un café o ir por algo para almorzar.

Pasaron por la cafetería preferida de Taehyung la cual frecuentaba casi siempre que quería estar lejos de todos.
Ambos entraron, era linda y acogedora, con colores cálidos que te abrazaban cuando ponías un solo pie dentro de ésta.
Pasaron por la puerta de cristal que los dividía del bullicio de la ciudad a la tranquilidad de la cafetería.
Ambos tomaron asiento en una mesa para dos, uno frente al otro.
La mesa era de madera rústica, con una cubierta de barniz para que luciera  brillante y no se desgastara.

El mayor pensó en ese lugar desde que supo qué le gustaba a su pequeño, sabía que era tranquilo y no le gustaba el ruido al igual que él, así que decidió invitarlo porque pensó que le encantaría, y no se equivocó.
Desde que entraron, las fosas nasales de Jungkook se inundaron del delicioso aroma a café amargo mezclado con un poco de dulce de los otros tipos de café que servían ahí, además de la comida deliciosa.

Jungkook dejó su cámara por un lado, y ambos esperaron a que llegara el mesero con su menú.

—Te traje aquí porque es uno de mis lugares favoritos, la comida es excelente y el café exquisito, te encantará

Jungkook observó la manera en la que éste hablaba sobre el lugar, como si fuera su especie de paraíso o algo parecido. Su paraíso eran los paisajes. Lugares abiertos donde pudiera respirar aire limpio, lejos de la ruidosa ciudad y gente atareada por sus trabajos. Lejos de la tecnología y lejos del claxon de los autos. Lejos de prácticamente todo.
Ahí podía tomar fotografías de todo lo bello y en la ciudad por lo contrario solamente habían enormes edificios que obstruían la vista.
Por eso agradecía en su interior que lo haya llevado a un lugar tranquilo.

Llegó el mesero con el menú de ambos y lo puso frente a ellos mostrando diferentes tipos de café y pastelillos, y por otra parte mostrando varios platillos para satisfacer el hambre.

Ninguno de los dos sabía qué pedir. Taehyung recomendó un pastelillo de canela y nuez, pero ellos querían comer,
talvez eso sería para el postre.
Al por fin elegir pasta y un sándwich de pechuga, decidieron que eso sería suficiente.

—Y bien— comenzó Taehyung— ¿haces alguna otra cosa además de la fotografía?

—Bueno, solía cantar para mi madre, pero ahora ya no lo hago, más bien solo lo hago por gusto

—Vaya... Me gustaría escucharte alguna vez...

—Tal vez luego puedas hacerlo— río tímido y Taehyung no podía dejar de verlo, y es que era tan jodidamente hermoso.

Cada vez que sentía la necesidad de abrazarlo y no podía hacerlo, ni siquiera a menos de un metro de él, su estómago se hacía nudo y lo único que quedaba por hacer era aguantar hasta que fuera posible hacerlo.

—¿Te han dicho que tu sonrisa es hermosa? — en ese instante las mejillas del azabache se colorearon en un tono rojo que pareciera que iban a explotar

—Por favor no digas esas cosas— dijo mientras agachaba su cabeza

—Solo digo la verdad— mencionó Taehyung mirándo cada detalle de su pequeño.

Después de diez minutos sus órdenes llegaron y devoraron todo en un santiamén.

—Sabes, me gusta como ha quedado tu cabello, rubio se veía bien, pero rojo se ve genial te hace ver cool

—Gracias, tus mejillas son tan lindas que quisiera apretujarlas siempre

—Basta, haces que me sonroje

—Me gusta cuando lo haces— el mesero llevó la cuenta y cuando Jungkook iba a pagar por su comida Taehyung lo detuvo.

—Yo podía pagar, Hyung

—No, yo quería hacerlo, después de todo fui yo el que invitó el almuerzo, ¿cierto?

—Bien, la próxima invito yo...

La próxima.
Se removió algo en el interior del mayor al oír esto último, saber que habría una próxima vez lo emocionó en demasía que no se pudo contener y esbozó una amplia sonrisa cuadrada a la cual el contrario correspondió con su linda sonrisa de conejito.

Estaba claro que aunque llevaran solo dos días de conocerse, pareciera que lo hicieran de toda la vida, estaba de más decir que eran el uno para el otro sin lugar a duda.
Su madre decía que su don pocas veces se equivocaba, y suponía que esta no sería la excepción.
Disfrutaban la compañía del otro y podían abordar cualquier tema que fuera de su interés, y hablar con total normalidad sobre éste.

De repente Taehyung sintió de nuevo esta opresión en su pecho, pues se estaba haciendo tarde y tenían que volver a sus casas.
Después de un buen almuerzo por la tarde, y carcajadas sonoras provocadas por el contrario, decidieron volver a casa.

Caminaron lentamente hasta llegar a su calle, pasando por la arboleda frente a las demás casas, llegaron a la casa del menor.
Pálida, con lindos arbustos recortados minuciosamente, con un camino de piedra que daba hasta la entrada y una linda puerta de madera con cristales a los lados y lindos faroles solares al rededor de cada arbusto de flores.

Jungkook volteó a ver a Taehyung observando cada mechón de su cabello. Se deleitó con el dulce aroma que éste desprendía.

Pensó en pedir su número telefónico, pero creyó que sería demasiado pronto, pero nada perdía en arriesgarse un poco.
Debatió un poco en su mente hasta que habló.

—Taehyung, quisiera pedir tu número de celular— soltó de golpe. El pelirrojo sonrió lentamente y asintió

—Claro, Jungkookie— sacó su teléfono y dictó los dígitos, los cuales el menor tecleaba con rapidez.

Al terminar esto, Jungkook se inclinó hacia abajo, ya que estaba en un escalón para poder ver a la cara al más alto y lo abrazó.
Hundió su nariz en la cabellera pelirroja penetrando el olor de éste en su nariz.
Era tan placentero y extrañamente lo llenaba de calma.

Taehyung envolvió en sus brazos el delgado cuerpo de su chico, dejándolo reposar en él lo más posible. No quería soltarlo.
Se escuchó que alguien llamaba al azabache, su madre asumió él, y por fin se despidieron oficialmente y se retiró.

Al llegar a su casa Taehyung sintió algo en su estómago, pero está vez era diferente, no era dolor ni náuseas, simplemente era un cosquilleo particular que le encantaba.
Sentía aún el delgado cuerpo del chico entre sus brazos y deseaba tenerlo así para siempre, protegiéndolo de cualquier peligro.
Ese abrazo había calmado todo lo horrible que sentía, esa ansiedad que le carcomía por dentro cada vez que se abstenía de hacerlo, pero ahora por fin pudo experimentar esa agradable sensanción que anhelaba sentir siempre.

WITHOUT YOU | kth.jjk [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora