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Al día siguiente por la madrugada Taehyung despertó de golpe, asustado y agitado. Vio la hora y eran eso de las cuatro de la madrugada.
Había tenido una pesadilla, una dónde perdía completamente el cabello, mientras lloraba de rodillas pero no sabía el por qué, decidió ignorarlo y tratar de seguir durmiendo, pero no podía, no podía dejar de pensar en lo que su madre le había dicho unas horas atrás, pero lo mejor era ignorarlo.
Pasaron los minutos y logró conciliar el sueño, mañana sería otro día.

Se despertó a las diez en punto, se levantó de su cama y lavó su cara con agua fría, salió al balcón como de costumbre y se sentó en la pequeña silla frente a una mesita de vidrio justo al lado de una maceta, donde había una pequeña planta que su madre había colocado ahí cuando se mudaron.

De repente comenzó a sentir esa presión en su pecho de nuevo y percibió el mismo olor a canela y vainilla de ayer. Solo significaba una cosa, el chico conejo estaba cerca.
Se levantó de inmediato de la silla y volteó hacia la calle por encima de la cerca que protegía su casa pero no vió nada.
Esperó un poco más hasta que logró ver lo que tanto ansiaba.

El chico de sonrisa de conejito iba trotando frente a su casa, con un pantalón holgado gris y una camisa negra más grande que él.
Llevaba sus audífonos puestos y llevaba cierto ritmo con cada paso que daba.
Taehyung lo miró atento hasta que se perdió a lo largo de la calle.

No sabía con certeza cuantas veces había pasado por ahí anteriormente, lo que lo dejaba más confundido.
Si pasó por ahí trotando quiere decir que vive cerca, y si vive cerca quiere decir que es de su misma calle, por lo tanto es su vecino, pero, ¿por qué diablos nunca lo había visto en toda su vida? ¿Se habrán mudado apenas ayer?
No lo sabía, y eso provocó que tuviera aún más dudas en su cabeza.

Sintió un cosquilleo en su estómago y sintió que quería vomitar, pero esta vez era de emoción, de felicidad, de saber que tal vez ese lindo chico sería la persona con la que probablemente pasaría el resto de sus días.
Y aunque sabía que no era suficiente para hacer feliz a alguien, o a él específicamente, si él le correspondía, haría todo lo posible para hacerlo feliz, daría su vida por ese pequeño, porque aunque no quisiera estaba empezando a sentir cosas por ese lindo desconocido.

Al día siguiente en la escuela, Taehyung decidió no hablar del tema con Jimin, o al menos no por esa ocasión, lo haría cuando estuviera completamente seguro de que él le pertenecía... Aunque no le agradaba utilizar ese término posesivo, así era.

Jimin por su parte, se aseguró de que su rubio amigo se sintiera mejor, y obviamente éste tuvo que fingir que sus malestares estomacales habían cesado cuando cada vez se hacían peor.
Tenía que estar cerca de su chico lo antes posible pero no podía llegar así como así.

Gracias al mismo universo ese día se le presentó una jugosa oportunidad.
El chico conejo se encontraba a los extremos de la escuela, donde no transitaba gente, sólo, tomando algunas fotografías mientras casualmente Taehyung se encontraba haciendo una de sus tareas lejos de Jimin en una banca que estaba cerca.

Pensó en varias maneras de acercarse, pero se ponía nervioso hasta más no poder.
Sus cabellos se tornaron bastante sedosos y el delicioso aroma a canela y vainilla era bastante evidente.
El azabache se encontraba demasiado inmerso en su tarea y finalmente el rubio decidió hacer su movida antes de que su estómago explotase.

Guardó su libreta y libros y se acercó sin asustarlo.

—Veo que te gustan esos árboles— dijo mostrándose seguro pero en su interior estaba hecho un lío— en mi casa hay uno muy lindo...

El chico bajó su cámara y volteó a ver a Taehyung sin decir nada.

—¿Estás en el club de fotografía o solo es un hobbie?

—Bueno en realidad, es ambas— dijo con una voz suave y dulce mientras esbozaba una tímida sonrisa. Este niño seguro lo mataría de ternura.

—Vaya, es genial— de pronto notó como el menor comenzaba a olfatear ligeramente el aire y después dijo.

—¿No te da ese olor? Es como... Vainilla y canela— rayos lo había descubierto— son mis dos olores favoritos, aunque nunca me he decidido por uno, los dos son suaves— esa era la razón por la que estaban mezclados en la escencia de su cabello.

Taehyung sacudió su cabello y solo asintió nervioso.

—Eh... Si, son dulces... Por cierto, soy Taehyung, Kim Taehyung, pero puedes llamarme Tae si prefieres.

—Soy Jeon Jungkook, solo dime Jungkook— dijo sonriendo.

—Bueno, me tengo que ir, no te molesto más en tus fotografías.

—N-no de hecho ya me iba, acabo de terminar.

Ese era el momento adecuado para saber por dónde quedaba la casa de su lindo Jungkook.

—No lo tomes extraño, pero te he visto pasar por el frente de mi casa, vives cerca supongo.

—Bueno vivo a dos calles de aquí, podemos ir juntos si quieres— y sonrió tierno.

Si. Si. Si. Si. Si.

—Está bien, supongo— dijo el mayor más emocionado de lo que creyó.

—Bien, dejame guardar esto y nos vamos.

El recorrido fue tranquilo, charlaron todo el camino como si se conocieran hace años, supo que se había mudado hace dos días y su casa quedaba a cuatro de la suya relativamente cerca de hecho.
Hablaron de sus comidas favoritas y un montón de cosas más... Excepto de una. Taehyung olvidó preguntar su color favorito.
Si era idiota. Algo super importante no había hecho y ahora no aclararía un poco sus dudas, aunque podría hacerlo al día siguiente ya que habían quedado de verse en el almuerzo y más feliz no podía sentirse.

Su malestar de había disipado y se sentía con más seguridad en sí mismo.
Cuando llegó se asustó al ver a Jimin sentado en su cama esperándolo para "hablar" Según él sobre cómo les había ido con el proyecto y la calificación que habían obtenido.
Hablaron varios minutos hasta que Jimin dijo que Yoongi lo estaba esperando en su auto afuera, pero antes de salir dijo algo sorprendente.

—Ah, Tae, el color rojo te sienta bien— dijo guiñandole un ojo y desapareciendo detrás de la puerta.

En ese momento Taehyung corrió de inmediato al espejo que se encontraba en el baño y observó su cabello fijamente.
En efecto, como había dicho su amigo, su cabello comenzaba a tornarse de un fuerte color rojo.
¿Sería ese su favorito? Lo más probable era que si.

Su madre le había contado que entre más se acercara a la persona, más fuerte se volvía el color.
Comenzó a reír y brincar de emoción, hizo un baile raro frente al espejo y fue a contarle a su madre de inmediato.

WITHOUT YOU | kth.jjk [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora