Capítulo 35

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Sentí presión en mi pecho ante la falta de aire, sin embargo, logré erguirme a duras penas, abriendo los ojos e intentando llenar mis pulmones de oxígeno. Mi corazón iba a mil por hora, en cambio mi respiración era casi inexistente. Analicé mi entorno, intentando descifrar dónde me encontraba, pero tan solo me creó más confusión.

Todo a mi alrededor estaba oscuro, salvo por los dos extremos que salía una luz muy brillante y molesta.

¿Estoy en el famoso túnel?

Pasé una mano por mi estómago y después por la parte baja de mi espalda. Levanté mi camiseta ligeramente al no sentir ningún dolor, viendo que estaba perfectamente; ni un corte, ni un moretón o raspón... Nada. Incluso mi ropa estaba en perfectas condiciones, como si recién la estrenara.

-¿Hola?

Di un par de pasos hasta el extremo del túnel, pero una especie de pared invisible me impidió continuar; retrocedí un par de pasos y, al girarme, mi corazón se paralizó al ver que de repente me encontraba en mi habitación del orfanato. Todo estaba como antes de independizarme: mi cama, mi escritorio, mi armario con las mismas pegatinas que había acumulado durante 18 años...

-¿Qué está pasando? -​ susurré con un nudo en la garganta.

-Supongo que se trata de un recuerdo importante que ha marcado tu vida en algún momento - ​me giré con el corazón en un puño, viendo a Gabriel analizando con curiosidad todo desde la puerta.

-¿Dónde estoy?

-Estás en el verdadero Juicio Final - explicó.

Chascó los dedos, provocando que la habitación desapareciera y volviéramos a estar en aquel extraño túnel.

-¿Luzbel? - ​pregunté, preocupada.

Hizo una mueca de disgusto y con un movimiento de la mano, apareció un libro bastante viejo con la tapa dura y de color dorada; lo abrió por la mitad y me lo entregó con sumo cuidado. Una ilustración vista desde arriba me dejó ver a los chicos, Turel se encontraba de rodillas, ocultando su rostro entre sus manos, Tamiel miraba el suelo mientras se pasaba la mano por su pelo rubio con nerviosismo y Azael miraba a alguien con tristeza.

Pasé la hoja con delicadeza, viendo cómo se dibujaba otra ilustración en cuestión de segundos, reconociendo la silueta de Luzbel.

Se encontraba de rodillas en el mismo sitio donde me encontraba yo anteriormente, la única diferencia es que mi cuerpo había desaparecido y tan solo quedaba un charco de sangre.

Mantenía la cabeza agachada con su cuerpo abatido, pero al pasar la página de nuevo, otra ilustración me mostró como hincó rodilla, extendió sus alas negras completamente tensas y se abalanzó sobre alguien que se encontraba más alejado.

Miré a Gabriel preocupada, incitándolo a que se acercara y mirara lo que estaba pasando, aunque al ver las ilustraciones, pasó la mano por las hojas, transformando los dibujos en una especie de imagen en tiempo real.

-¡Lucifer! - ​gritó Azael, intentando llegar hasta él, pero Luzbel estaba fuera de sí.

Mikael y él atravesaron los edificios que se interponían entre ellos, claro que el que obligaba al rubio a hacerlo era Luzbel, placándolo con rabia.

Entre los escombros y la nube de polvo, salió Luzbel andando como si nada con navaja en mano. Sus ojos grisáceos habían perdido completamente el brillo y su rostro neutro no mostraba absolutamente nada, como si sus sentimientos se hubieran esfumado en un abrir y cerrar de ojos, aunque su mirada fría mostraba un único sentimiento, odio absoluto hacia su hermano.

Lucifer (1° Parte) || En Físico ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora