Capítulo 17

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—¿Cómo que se lo han llevado?

—Sí — ​me llevé las manos a la cabeza —. ​Estaba peleando y, de repente, dejó que lo atraparan y... — ​estaba muy nerviosa.

—Vale, vale — ​intentó tranquilizarme —. ​Vamos al bar y hablemos allí — ​asentí, siguiéndolo hasta la moto —. ​No tengo casco, así que agárrate bien — ​abracé su cintura, aun con las manos temblorosas, y apoyé la cabeza en su espalda.

Unos minutos después, aparcó frente al bar.

Entré tras él, llamando la atención de los presentes. Mi mirada recorrió el local, viendo a Semyazza sentado en una de las mesas con algunas otras personas. Sus ojos azul verdosos me observaban con confusión y asombro, sin embargo, centré toda mi atención en Azael, que hablaba con Azkeel para que abandonara la barra; lo hizo sin rechistar, aunque capté la mirada de molestia que me echó al pasar por mi lado.

Azael subió la música al tope, para poder hablar tranquilamente sin que nadie nos escuchara.

—Siéntate — ​suspiró Azael, apoyándose con los brazos cruzados sobre la barra mientras tomaba uno de los taburetes rojos para sentarme en la esquina junto a él —. ​¿Qué ha pasado?

—Escuché a Luzbel hablar con Gabriel sobre que me estaba intentando matar — ​tragué saliva con dificultad al sentir de nuevo la sensación de mal estar.

Entrelacé mis manos sobre la barra al notar como el temblor de mis manos volvía.

—¿Matar? — ​titubeó, extrañado.

Asentí.

—Le pregunté si era verdad lo que había insinuado y me lo confirmó — centré mi mirada cristalizada en mis manos, evitando ponerme a llorar —. Intenté que me explicara el motivo, pero se quedaba en silencio sin saber qué excusa poner, así que al darme cuenta de que no le sonsacaría nada, me marché y de la nada aparecieron Uriel y Zedequiel — ​cerró los ojos mientras se masajeaba el puente de la nariz, intentando asimilar todo.

—¿Y cómo es que se lo llevaron? Podría haberlos reventado sin ningún problema — ​susurró con rabia.

—No estoy muy segura del motivo... Gabriel me dejó esconderme en el callejón y Luzbel al verme dejó de defenderse — su cuerpo se tensó al mirarme atónito.

—Que Gabriel hizo... ¿qué?

—Eso es lo de menos — ​negué con la cabeza quitándole importancia a ese detalle —, ​tenemos que ayudar a Luzbel.

—¿Estás loca? — ​frunció el ceño, posando su dedo índice sobre la barra —. ​Estamos hablando de Arcángeles. Los hermanos de Lucifer — asentí, sabiendo de quienes hablábamos —. ​Aunque lo intentáramos, seríamos solo nosotros dos — ​apoyó una mano en su frente y cerró los ojos —. ​¿Qué crees que vamos hacer un Caído y una humana? Ellos son de otro rango distinto al nuestro, aunque Lucifer los supera de sobra — ​me miró lánguidamente —. ​Solo podemos esperar a que se escape él por su cuenta — ​fruncí el ceño.

—Pero tenemos que ayudarlo, no podemos dejarlo tirado. Lo podrían llevar de vuelta al infierno — "Mi peor castigo fue estar completamente solo..." ​recordé sus palabras.

—​¿No que quería matarte? ¿Por qué quieres ayudarlo?

—No lo sé, pero quiero una explicación decente por su parte espeté con dureza —. ​No quiero hacer lo mismo que ha hecho su padre con él, quiero una explicación para tener un motivo para odiarlo completamente — sentí de nuevo el nudo en mi garganta y el escozor de las lágrimas en mis ojos. Todavía esperaba una respuesta negativa por su parte a lo que había confesado —. Debería haber insistido más en una respuesta clara en vez de irme o...

Lucifer (1° Parte) || En Físico ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora