Capítulo 29

106K 9.9K 3.1K
                                    

—¿Es aquí? — ​apunté unos departamentos bastante antiguos.

—Sí, el 116 — ​subimos las escaleras algo oxidadas, buscando la puerta hasta que nos detuvimos en la indicada, aunque el número estaba sostenido por un tornillo, quedando de medio lado y roto en el número seis.

Llamé a la puerta con los nudillos, sin recibir respuesta, así que volví a llamar un poco más fuerte, provocando que se abriera lentamente, dejándome ver a Azkeel con el pelo alborotado y simplemente con unos bóxeres blancos, recordando la segunda vez que fui a la casa de Luzbel que me recibió de la misma manera.

Evité bajar la mirada de sus ojos azules, los cuales se entornaron con bastante molestia. Sonreí con algo de vergüenza por la situación tan incomoda y levanté una de mis manos a modo de saludo.

—Hola...

—Si buscas a tu novio, no está aquí — ​informó, intentando evadirse de la conversación cuanto antes.

—En verdad, te buscábamos a ti — ​me miró sin entender, abriendo la puerta por completo, percatándose de que Luzbel se encontraba a mi lado.

Su rostro pasó de confundido a molesto en un abrir y cerrar de ojos.

—No soy de Cáritas — ​cuando intentó cerrar la puerta, agarré su mano para impedírselo.

—Déjame al menos explicarte lo que ha pasado — ​dudó durante un instante —, ​por favor — ​rogué —. Solo necesito un minuto de tu tiempo.

Me observó durante unos segundos antes de elevar el brazo con el que sostenía la puerta, haciéndome un gesto con la cabeza para que entrara a su departamento; pasé bajo su brazo, evitando tocar su cuerpo semidesnudo.

Observé la entrada, dándome cuenta de que la fachada vieja era todo lo contrario al interior, estaba amueblado lujosamente.

—Tú espera ahí — ​ordenó Azkeel cerrando la puerta de un portazo, dejando a Luzbel fuera como si se tratara de un perro, sin embargo, me mordí la lengua y lo seguí hasta el salón —. ​Habla — ​insistió mientras se ponía unos pantalones vaqueros.

—¿Eres de Grigori? — ​pregunté con curiosidad.

—Me desvinculé hace muchos años, ¿por qué la pregunta?

—Zedequiel y Uriel han matado a todos menos a Azael y Turel... — solté sin anestesia, como si de una tirita se tratase.

Pestañeó un par de veces, intentando procesar esa información, percibiendo, por primera vez, como sus ojos azules eran tan claros que casi se tornaban transparentes.

—​¿Cuándo ha sucedido? — ​su voz se entrecortó un segundo, volviéndola algo más grave de lo que era.

—Ayer... Por suerte, Azael está fuera de peligro con un corte en un costado y Turel está sin ningún rasguño — ​informé —. ​Tamiel volvió el mismo día — ​sus ojos se abrieron como platos.

—¿Tamiel? — ​asentí al ver que no estaba muy convencido de que habláramos de la misma persona —. ​¿Por qué estas al tanto de todos estos asuntos? — ​interrogó.

—Es algo complicado de explicar.

—¿Por qué has asistido a mí? — se acercó.

Retrocedí un par de pasos para mantener una distancia confortable para ambos.

—Porque tú tienes armas...

—¿Y qué te hace creer que te ayudaré? — ​fruncí el ceño al notar su voz con un tono burlón.

Lucifer (1° Parte) || En Físico ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora