Capítulo 33

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-¿Ya? - ​dije aterrada.

-Así es, lo bueno es que Mikael no participara, ya que no da señales de vida, así que se presentarán...

-Zedequiel y Zophiel con algunos otros Ángeles... - ​lo cortó Luzbel, pensativo -. ​Que cada uno coja su arma correspondiente y, Ashley, ven aquí.

Lo seguí hasta la barra, donde entró y rebuscó entre las cosas de Azael, hasta que dio con la navaja que guardaba. Jugueteó con ella entre sus dedos mientras se acercaba a mí; la guardó en el bolsillo de mi pantalón, junto a la mía.

Me echó un vistazo rápido de arriba abajo, analizando cada detalle hasta quedar conforme con lo que veía. Comprobó la funda de mi espada por tercera vez, asegurándose de que estuviera bien sujeta a mi espalda y no me creara ningún inconveniente.

-¿Ya estás más relajado? - ​pregunté cuando quedó de nuevo frente a mí.

-Lo estaré cuando termine toda esta mierda - ambos nos quedamos mirándonos, intentando memorizar cada detalle del otro hasta que sonrió levemente antes de centrarse en el resto -. ​Bien, solo quiero crear una única regla en el grupo y es de la que más tenemos que estar preocupados - ​todos ya estaban con sus respectivas armas y completamente serios -. ​En ningún momento quiero que Ashley se quede sola, siempre tenemos que estar pendientes de que haya alguien con ella - asintieron -. Turel, intenta luchar codo con codo con ella, en caso de separaros el resto deberá intentar cubrir tu puesto - asintieron de nuevo, completamente sincronizados.

-Déjamelo a mi cargo - ​Turel me sonrió, le devolví el gesto.

-Azael y el Moscón os encargaréis de los Ángeles, Zedequiel es mío - sentenció, como última orden.

-Gabriel - ​me observó algo dudoso -. ​Márchate antes de que vengan, lo que menos queremos es que se enteren de que nos has ayudado - ​sus ojos dorados pasaron a su hermano, entristecido.

-Ashley tiene razón. Vete antes de que acabes como yo - ​aprobó Luzbel, acercándose a él con una sonrisa mientras extendía la mano para despedirse de él, sin embargo, Gabriel lo abrazó repentinamente, sorprendiéndonos -. No te preocupes, todo saldrá bien y si no es así, nada de esto ha sucedido, ¿de acuerdo? - ​asintió, separándose de él con los ojos algo cristalinos por las lágrimas -. No llores o tus hermanos se reirán de ti ​- bromeó, despeinando su cabello blanco -, vete antes de que esto se ponga feo.

Gabriel asintió antes hacer un ademán con la cabeza para despedirse de mí y salir corriendo del bar.

Luzbel se acercó a mí con una sonrisa de medio lado, algo tranquilizadora.

-Que no te maten - ​elevó su puño.

-Que no te lleven de vuelta al infierno - choqué el lateral de nuestros puños antes de separarnos.

Salimos al exterior, contemplando el día grisáceo.

Caminamos por la ciudad desértica, hasta que Luzbel paró en medio de la 5° Avenida quedando el Empire State Building a unos cuantos metros.

Los nervios se hicieron presentes, provocando que mis piernas y manos temblaran por el miedo.

¿Estaba preparada para un enfrentamiento contra Ángeles?

¡Pues claro que no!

¿Estaba preparada para luchar por sobrevivir y por mis amigos hasta el último aliento?

De eso no había ninguna duda...

Levanté la mirada algo confundida por mi intuición, visualizando algo extraño en el cielo, no logrando captar lo que era, pero cada vez se iba haciendo más y más grande, hasta que Luzbel me agarró repentinamente de mi cintura, extendió sus alas negras y me alejó unos metros, escuchando, casi al instante, un estruendo a nuestro lado.

Lucifer (1° Parte) || En Físico ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora