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-Lalisa Manoban.- susurró contra la almohada del sofá.

-¿Quién?-

-Lalisa Ma...

-Si te escuché.- bufó el otro chico sentado frente a él en el suelo.

-¿Entonces para que preguntas?- rodó los ojos conectando la mirada con el chico de cabellos rubios que hacia un puchero adorable en sus labios.

-Eres muy frío y malo.

-Soy adorable con quien lo merece, Park.- El rubio rodó los ojos nuevamente mientras de levantaba de su sitio, caminó a paso lento cruzando la sala hasta llegar frente al muchacho recostado en el sofá de su casa.

-¿Quién es Lalisa, mi amor?- murmuró inclinándose hacia su rostro.

-No me digas mi amor, rubito.- Yoongi se sentó de golpe en la cama, golpeando la nariz de Jimin sin darse cuenta hasta verlo tendido en el suelo, como si realmente lo hubiera herido de muerte.

-Hijo de puta.

-Mi amor.- se río acercándose a Jimin, quien tendido en el suelo cubría su nariz y cerraba los ojos fuertemente.- Perdón, no fue mi intención, estabas muy cerca, no creí que te golpearía.- dijo hablando enserio esta vez, sin embargo el pequeño no respondió.

El mayor bufó arodillandose a su lado en el suelo, con una mano intento quitar la propia de su rostro pero este no cedió, quedándose como una piedra adherida al tapete de la sala.

-Vamos, Jimin... No estoy jugando.-

-Me rompiste la nariz.

-Oh, vamos. Eso no es cierto.

-Qué si, me está sangrando.- levantó un dedo dejando ver el tinte rojo manchando su mejilla.

-Joder, Jimin siéntate. Debemos limpiar eso.- maldijo Yoongi, sintiéndose peor cada segundo por su mala forma de reaccionar frente a la cercanía del menor.-¡Park!

-¿Quién es Lalisa?¿Te gusta?¿Me dejaras por ella?- una ola de preguntas llenaron la mente de Yoongi mientras Jimin se levantaba del suelo, tan solo con el labios partido y la nariz un poco roja.

-Tú nariz no tiene nada.

-Igual que tú y esa chica, ¿cierto?- Una parte del ser de Yoongi estaba aliviado por saber qué nada grave le había sucedido al pequeño, pero la otra parte... La otra parte quería verlo vivir una vida normal sin pelotas.- El que calla otorga dicen las viejas.

-Lisa es la nueva estudiante de intercambio, imbécil. Y me asignaron a mí para darle un pequeño recorrido a las instalaciones.- bufó recostandome de nuevo en el sofá, viéndose relajado de nuevo.

-¿Y entonces, porqué repetias su nombre?- cuestionó el más bajo, lamiendo la pequeña gota de sangre en su labio inferior.

-Es tailandesa, su nombre me lo enviaron en ese puto idioma y solo trataba de leerlo correctamente.- terminó por explicar mientras le tiraba una hoja de papel al rubio, quien tomando lo propio leyó, más bien miró las letras curvadas en tal idioma.

Su brazos, algo tensos, fueron relajándose conforme lo contado se ajustaba a su estúpida escena de celos que había armado. Suspiró dejando la hoja de lado y se acercó al cuerpo semi-dormido de su novio no-novio.

-Perdón...

-Si, si... Cómo sea.- respondió interrumpiendo lo que sea que iba a decir como discurso de disculpa por su tercera escena de celos en la semana.- Tu no sabías, te han engañado antes, no confías ni en tu sombra, por eso eres infiel antes, no quieres ser un idiota enamorado sin ser correspondido.- recitó cada una de las frases que aquel le había dicho en su momento.- se lo que dirás, no es necesario que lo repitas.-

Aquella muestra de indiferencia lastimó al menor, pues creía que contándole aquello, diciéndole que lo abandonaban siempre, que era inseguro de si mismo, creía que diciéndole aquellas cosas suyas confiaría y se adaptaría a él, pero no había sido así, el Min Yoongi indiferente e hiriente que lo odiaba por cortejar a su mejor amigo era el mismo Min Yoongi que por una tonta apuesta aceptaba ser su novio. Forzadamente.

-Está bien, no lo diré de nuevo.- susurró apartándose de su lado, sentado de nuevo en el suelo lejos de él como en un principio.

-Qué bueno.- respondió el pelinegro, bostezando contra la almohada.- ¿Qué hora es?

-Son las ocho menos veinte.- murmuró jugando con sus dedos. Sintiendose un completo idiota cuando el cuerpo de Yoongi, luego de pasar la tarde en el sofá, se levantó y caminó hacia el perchero, tomó su abrigo y se dirigió al rubio sentado en el suelo.

-Lisa no es nadie.- dijo luego de un momento en silencio.- y tú eres mi novio.-

-Eso no me convierte en alguien especial para ti.- respondió de vuelta, negándose a mirarlo, negándose a verse más patético.

-Yo nunca te sería infiel.- dijo de todas formas, sin negar la afirmación que había dado, apretando el corazón del rubio.- No antes que tú.- un atisbo de diversión surco sus palabras mientras abría la puerta de salida.- Hasta mañana, cariño.

El eco de la puerta cerrandose se escuchó por más tiempo del necesario, dejando a Jimin sumido en una depresión que tan solo crecía conforme los segundos en el reloj avanzaban.

-Yoongi...- susurró.- No soy nadie para ti, y aún así me esfuerzo para que me notes.- sonrió sin gracia alguna, hundiendo sus uñas en la gruesa tela del tapete.- Eres un maldito idiota. ¡Te odio¡- Gritó golpeando la pequeña mesa a su lado, lastimando su muñeca.

Un gran raspón salto a la vista junto a un pequeño brote de sangre que Jimin no intento parar, miro la cortada un momento, sintiéndose atraído por aquel fluido guindo, brillante.

-Nunca te dejare ir.- canturreo.- Porque nunca romperé la promesa.- apretó el puño, dejándose caer sobre el suelo, mirando el techo, el candelabro en lo más alto de la casa.- Nunca te seria infiel... Mi amor.


***


Bueno... Esto no tiene nada que ver con la temática principal de la historia, sin embargo... No sé me ocurrió que más publicar, así que... Un poco de YoonMin retorcido para el pueblo, pequeño pueblo.

Nos leemos pronto.

(Por cierto, el día que actualice la portada supuestamente iba a actualizar un nuevo capítulo también, pero el sueño me ganó, ¿Quiénes diría que esperar con los ojos cerrados a las dos de la madrugada seria tan difícil? Bien, eso era todo. Espero la disfruten. Aunque aún sigo buscando una más bonita y llamativa. *Guiño, guiño*)

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Where stories live. Discover now