Prólogo

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Antes que la vida existiera, antes que la luz y la oscuridad se presentarán, antes de que algo se creara.... antes de todo, en el principio, los primeros fueron dos.

La Tierra no poseía nada, no habitaba nada. Era un lugar vacío, sin vida, sin color, sin nada.

Pero un día algo pasó, entre la nada, alguien apareció. Sin explicación, sin sentido, sin ningún motivo, simplemente.... apareció.

El intruso tomo forma, y con ello, la primera persona.

Era un hombre de cabello negro como la noche con algunos mechones rubios. Un color de piel hermoso lo acompañaba, sus ojos parecían dos bolas de fuego y su cuerpo parecía esculpido por los mismos dioses. Era hermoso. Toda una maravilla.

Sin decír nada, sin emitir sonido alguno, empezó a caminar por aquel suelo muerto.

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¿Cuánto había pasado? Ni idéa.... el tiempo seguia ausente y al parecer aquel hombre azabache de mechas rubias no se cansaba, no dormía, no comía, solo caminaba, lo hacía desde que llegó a ese lugar, caminaba sin un rumbo fijo.

Tal vez algo le esperaba, tal vez estaba buscando algo, tal vez necesitaba de algo.....

Camino por meses, sin detenerse en ningún momento, sin detenerse a contemplar lo que al parecer era una bola de fuego a lo lejos, muy, pero muy a lo lejos. Fuera del planeta.

El sol.

No se había percatado cuando fue que apareció, simplemente un día se dio cuenta que algo alumbraba su camino y quemaba su piel en ciertas horas. Ahí fue cuando noto que aquello no pasaba cuando llego. La esfera se miraba diminuta pero sabía que de cerca podría ser algo espectacular.

Aún con eso, el nunca se detuvo, siguió avanzando hasta contemplar una nueva maravilla, algo nuevo habia pasado y se dio cuenta en el acto.

Cuando el sol se ocultaba aparecía otra esfera, esta era blanca y por veces traía con sigo el frío. Alumbra tenuemente su camino y cambia de formas en cada noche.

La luna.

Era bella, realmente bella, algo hermoso, una nueva adquisición de la Tierra.

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Paso un tiempo, el hombre no dejó de caminar hasta que encontro algo nuevo.

Había parado su andar y miraba sin emoción aquello que lo mantenía tan cautivado. Era algo raro, tenía un aspecto inusual, y se extendía por todo el terreno. Había una división, el estaba sobre el suelo muerto y mas adelante estaba aquello tan raro.

—¿Te gusta?—

Sus ojos rojos buscaron aquél sonido hasta encontrar algo aun más raro. Algo que si lo dejo realmente impresionado.

—Es muy lindo, no?—

Su cabello era verde mientras que su flequillo era negro. Tenía una piel blanca, muy hermosay sus ojos eran de un verde intenso.

—Acaso sera que ¿no deseas hablar conmigo?— expreso el de cabello verde algo decaído.

El azabache se acercó al otro para luego negar. No sabía como hacer ese ruido que hacia el de cabello verde pero extrañamente entendía lo que decía.

Por un reencuentroWhere stories live. Discover now