Capítulo 59 Srt. Presidenta.

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No fui capaz de decidir entre el vestido rosa pastel o el amarillo así que lleve ambos como concejo de Sky.
Cuando llegamos a casa mi padre estaba al teléfono en el estudio así que no lo molestamos.

Pasé a la cocina y tomé un bocadillo para comerlo en mi habitación luego de guardar los vestidos en el armario pero cuando pasaba por el pasillo camino a eso escuché lo que papá decía.

—No me importa que sean más largos que el puente de San Francisco, quiero que los historiales de esos hombres queden limpios, ¿escuchaste lo que dije?...¡Si, ya sé que yo mismo los quería en la cárcel, pero esas personas le agradan a mi pequeña y no me gusta tener deudas con nadie!...Pues no tengo idea de cómo lo harás boero si quieres ascender de rango tendrás que conseguirlo. Mi hija se gradúa, González, y esté es su regalo. Le va a encantar...¡Lo sé porque si y ya! ¡HASLO!.

Colgó el teléfono y dejó ver dar vueltas por todo el estudio. Estaba sonriendo como nunca en estos momentos y por eso me escondi detrás de la pared junto a la puerta. No quería arruinar su sorpresa, estaba esforzándose por enmendar las cosas y tener un lindo gesto. Un muy buen gesto.

—Ya te ví, Hopy— dijo sonriendo desde su escritorio. —¿Necesitas algo?.

Bueno, por lo menos no piensa que lo escuché.

—Te traje un bocadillo. Pensé que trabajabas— entré y le di mi emparedado. —¿Qué hacías, papá?.

—Nada, organizaba otro operativo. Ya sabes...

—Si, que bueno que hayas vuelto al trabajo como siempre— fingi no saber lo que de verdad hacía.

—¿Cómo les fue a tus hermanos y a ti? ¿Tienen lo que buscaban?.

Me senté sobre el escritorio a su lado.

—No me decidí y compré los dos— se sorprendió. —Tranquilo, regresaré el que no use al final.

—Oh, que bien.

Nos quedamos en silencio un momento en lo que yo veía las fotos colgada detrás de él en la pared y los reconocimientos acompañados de sus medallas e insignias. En realidad sólo estaba buscando mentalmente una forma de decirle que moría por salir corriendo con los River's sin que se preocupara por mi salud emocional.

—Muy bien, jovencita. ¿Qué es lo que quieres decirme y que tratas de tragarte— se cruzó bebé brazos.

Soy demasiado predecible.

—¿Recuerdas cuando te dije que no iba a ver a los chicos del River's porque no me sentía emocionalmente lista para eso...?

—Si...

—Pues quisiera salir con ellos está noche— jugué con mis dedos. —¡Antes de que te preocupes quiero decir que me encuentro mucho mejor y que con la ayuda de ellos estoy segura de que no romperé en llanto en cuanto pise el bar! Además de que es mío como ya te lo expliqué y tengo que ir a ponerme de acuerdo con...

—Hope, Hope, Hope— me cubrió la boca antes de que siguiera. —Tranquila. Puedes ir, no dudo que sea lo mejor.

Me quedé callada y él me quitó la mano de la boca.

—¿De verdad?— pregunté. —¿No estás preocupado por mi estado emocional o mi dramatismo?.

Se rió.

—Nada mejor que estar con el club para que te mejoren esas dos cosas— dijo. —Ve a divertirte, anda. Solo llama si planeas llegar muy tarde.

Me levanté poco a poco del escritorio extrañada de lo que estaba presenciando.

—Anda vete— se rió mi papá de mi expresión. —Ya no te quiero ver paseando por las calles de la amargura.

Y sin darme cuenta ya estaba saliendo del estudio dando saltos y con una sonrisa enorme de oreja a oreja.
No puedo creer que por fin vaya a regresar, los extraño tanto...y estoy tan aterrada por como vaya a sentirme cuando entre en ese bar.

Tomé las dos bolsas de mis vestidos y las subí a la Jeep.

—¿A dónde vas, Hopy?— me preguntó Sky en la puerta.

—A ningún lado— no le quise dar explicaciones.

Subí rápidamente a la camioneta y la encendí con mucha alegría.

En el camino pensaba en como iba a reaccionar. No sabía si estaba lista en realidad, no esperaba que así fuera por qué no había nada que quisiera más en la vida que regresar a esa parte de mi vida. A ese lugar con esas personas que me hacían sentir tan bien.
Quiero, no necesito volver.

Puse una mano sobre la madera vieja de la puerta del bar. Las motos de los River's estaban ahí, tenía suerte porque parecían estar todos.

Vamos, Hope. Esto es lo que quieres, no hay nada que temer. Es tu bar, tu club, tus amigos, tu familia...

—¿Iremos al punto esta noche?— escuché bajé preguntaba Bob.

Me quedé un segundo afuera para escucharlos.
Después de todo ellos me habían estado siguiendo, se merecen ser espiados.

—No tengo ganas— dijo Tanner.

—Oh, vamos— ese era Hurley. —No podemos obligaría a venir ni tampoco deprimirnos todo el tiempo porque no esta con nosotros.

—Esta sufriendo, Hurley— mi mano dejó de tocar la puerta. —No podemos ignorar eso...y la extrañamos. Ni siquiera tenemos presidente.

—El club se viene abajo y no podemos hacer nada más que salir a espiar a la chica y beber cerveza con canciones tristes.

Ay, muchachos.
Esto es mi culpa, no debí poner mis emociones sobre las de ellos, prácticamente los dejé a su suerte. Soy igual o peor que Kas.

—Me moría por ir con ella y secuestrarla, Tanner...pero su mensaje fue demasiado claro: no está lista para volver.

Oh, al diablo si lo estoy o no. Yo quiero ser una River y es lo único que importa.
Empuje la puerta para que se abriera de par en par estrepitosamente y entré haciendo sonar los tacones de mis botas en la duela del suelo.

—¿Qué pasa en este bar, River's? Parece que hace siglos nadie limpia, es asqueroso— me crucé de brazos. —Les diré una cosa: si voy a administrar este bar lo querré limpio las veinticuatro horas del día. Quizá debamos pagar mantenimiento...

—¡Hope!.

El primero en levantarse fue Bob, quien me envolvió en un fuerte abrazo y me levantó en el aire. Luego Joe tiro de mi brazo y me abrazó igual de emocionado.

—¿Por qué tardaste tanto, pequeña loca?— me dijo.

Tanner y Hurley me sonrieron desde lejos y esperaron a que todos me dieran la bienvenida antes de acercarse ellos.

—Sabía que vendrías en algún momento—  me susurró Hurley y me dió un beso en la mejilla.

Tanner me miró con una sonrisa de lado desde su silla y yo me crucé de brazos.

—¿No piensas darme mi abrazo, grandulón?— pregunté.

—No— le dió una calada a su cigarro. —Pienso en quedarme aquí parado un par de semanas porque no estoy listo para abrazarte.

Me reí.

—No seas maldito, ven aquí, muchachote— corrí yo a su encuentro y lo abracé fuertemente.

—Te extrañamos mucho, Hope— escuché decir a Joe.

Me gire a verlos a todos a los ojos.

—Llamenme "Señorita Presidenta".

¿Soy mala ahora?Where stories live. Discover now