Capítulo 10 "Me gustas mucho".

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El último piso era enorme, lo suficiente como para tener una fiesta de más de cien personas bailando de un lado a otro.

Había luces azules y moradas desde el escenario donde animaba a la gente el DJ. Una capa del humo de las maquinas cubrian la enorme piscina con globos de color morado.

La música retumbaba en el lugar y temí que en cualquier momento los oficiales de la policía vinieran a calmar la fiesta.

Conforme pasaban los segundos y yo miraba la escena, los nervios bajaban y la emoción crecía.
Una sonrisa del tamaño de la luna se dibujó en mi rostro y comencé a dar saltitos en mi lugar.
Los hermanos River me miraban divertidos por mi reacción.

—¿Quieres bailar?— me preguntó Hurley levantando la voz para que pudiera escucharlo en medio de todo ese ruido.

—¡Por supuesto!— dije asintiendo frenéticamente.

—Vamos entonces...

—No sabe hacerlo— lo interrumpió Kas.

—¿Cómo sabes eso?.

Tenía razón. No me había detenido a pensar que en realidad jamás bailo y no se hacerlo.

—Tiene razón— dije.

—¿¡A quién rayos le importa que no sepas bailar!?— me tomó de la mano. —La mayoría aquí no sabe hacerlo, tranquila.

Entonces me dejé llevar por él hasta el centro de la pista. Agradecí que me llevara hasta ahí ya que era un ángulo desde el cual Kas no iba a poder ver mi ridiculo intento de bailar y divertirme.

Hurley comenzó a bailar de una forma graciosa al principio para hacerme sentir comoda y, cuando estaba en medio de un ataque de risa, bailó un poco más coodinado con la música y me tomó de las manos para guiarme.
Era una canción rápida y con el nivel del bajo hasta el tope, por eso la mayoría de chicas a mi alrededor movían sus caderas y brazos de lado a lado lentamente y demasiado cerca de los chicos.

Intenté imitarlas pero mucho más lejos de Hurley de lo que ellas estarían. Muchas me miraban con envidia por bailar con uno de los chicos más atractivos de la fiesta.

—¡Así!— me animo mi pareja de baile para que siguiera. —¡Dijiste que no sabías hacerlo!.

Me reí y comencé a bailar con más soluera cada vez.

—Tengo la habilidad de la observación.

Estubimos bailando un rato más, quizá horas. Se me iba el tiempo volando mientras me divertía con él.
Los Rivers se acercaban a saludarme y felicitarme por estar tan animada y de lejos podía ver a Kas en una silla junto a su novia rubia con rostro serio. Las unicas veces que sonreía era cuando los muchachos de los clubes se acercaban para chocar los cinco con él por su carrera ganada de esta noche. Al parecer había ganado mucho dinero con las apuestas de hoy.

Llegó un momento en el que mis pies comenzaron a punzarme y bajé el ritmo.

—¿Quieres descanzar?— justo cuando iba a responderle, una chica se acercó y se interpuso entre nosotros.

Antes de que pudiera levantar la vista para verla a los ojos en vez de sus pechos, me puso una mano en el hombro y me empujó de tal manera que caí al suelo sentada y sobre todo sorprendida.

De lejos vi a Kas levantarse de su silla para poder verme entre la gente pero no me lograba encontrar.

—¿¡Qué te hace pensar que puedes bailar con mi chico, perra!?.

Dios mío, que clase de vocabulario utilizan estas chicas.

Hurley se apresuró a tenderme la mano.

—No puede ser, ¿estas bien, Hope?.

Asentí y despues miré a la chica.

—Lo lamento, creo que te equivocaste de chica...

—Oh, claro que no. ¡Llego a la fiesta y veo a mi novio bailando con la nueva zorrita del club...!

—¡Cristen!— la regañó Hurley. —Cuida como le hablas a Hope. Es nuestra amiga.

Kas entró entre la gente a la pista y me tomó de la muñeca.

—Arregla tus problemas, hermano— le dijo. —Tienes que sentarte un momento...

—No, yo quiero seguir...

—¡Ahora, bombón!.

Me sacó de ahí antes de que pudiera volver a decir cualquier cosa.
Cuando estuvimos lo suficientemente lejos de la fiesta en una esquina donde la música era mucho más baja, me soltó.

—¿Qué ocurrió ahí? Un momento estabas bailando y de pronto desapareciste y estabas en el suelo.

—Esa chica de léxico indecente me empujó y caí al suelo.

Miré mis manos y comprobé que las punzadas de mis dedos eran porque muchos pies habían pasado por encima de ellos.

—Dejame ver— tomó mi mano delicadamente y la observó. —Necesitas hielo.

Levanté la mirada y sonreí. Por primera vez estaba mostrando indicios de ser amable conmigo.

—¿Qué?— me preguntó después de un rato.

—Nada solo...— recordé su rostro durante toda la noche. —¿Por qué estas tan serio? ¿Qué es lo que te preocupa?.

Suspiró y soltó mis dedos.

—Hurley es imprudente a veces— dijo. —Esta es una de las muchas razones por las que no te quería aquí. Cualquier cosa representa un peligro para ti y no quiero tener que ser niñero de nadie.

Y ahí estaba de nuevo el Kas que conozco.

Solte aire dramaticamente y cruce los brazos mientras apartaba la mirada hacia otro punto del paisaje.

—No podemos terminar de tener una conversación sin que digas algo que me molesta.

Se rió de mi expresión.

—En mi defensa tu también me irritas de una manera que no puedo describir, bombón— tomó la tela de mi falda entre los dedos y la bajó un poco. —Ten cuidado con ese largo, aquí hay muchos pervertidos.

—¿De verdad?— dije bajandome aun más la falda.

—Si, incluyéndome— bajó la voz en la última palabra pero aun así lo escuché. —Vamos por tu hielo.

Caminamos a la barra y Kas me pidió una toalla con hielo para ponder sostenerlo sobre mis dedos.
Fred se nos unió y conversé con él mientras veía a Hurley discutir con la chica violenta desde hace rato.

—Algunas veces las mochilas se dan un título que no tienen— me dijo Fred. —Ella siempre espera a Hurley para subir a su moto pero desde que llegaste con nosotros no la busca, por eso esta enfadada.

La música que desde hace un rato era lenta, había cambiado repentinamente y ahora sonaba la pista de "Me gustas mucho" de Viejas Locas.
Mi animo se restauró por completo.

—¡Amo esa canción!— dije emocionada saldando de mi banco.

—Es la carrera del micrófono— me explicó Kas. —Si corres más que las otras chicas y tomas el micrófono te dejan la pista para que la cantes en el escenario.

—¿¡De verdad!?— di un salto. —¡Yo quiero...!

—Espera, linda— Fred me puso una mano en el hombro y me mostró un pequeño baso con liquido ambar dentro. —Antes necesitas uno de estos para agarrar valor.

Estaba tan euforica por la fiesta que no miré el baso más de dos segundos cuando lo tomé y me bebí de un trago el contenido.

—¡Hagamos esto, maldicion!— levante mi puño al aire y salí corriendo.

Le arranqué el micrófono de la mano a una chica con zapatos de dos metros de altura y comencé la canción.

Nos conocimos...bailando en un bar— canté en el micrófono, —tus piernas volaban, las sabías llevar...A mí me gustaba como las movías...y juntos nos fuimos a pernotar, es...que me gustas mucho.

¿Soy mala ahora?Where stories live. Discover now