Capítulo 49 Leyenda River.

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Alguien me tomó de los hombros al mismo tiempo que Kas se tiraba al suelo para acercarse a su padre junto con Hurley.

—¡Sueltenme!— grité patalenando y sacudiéndome.

—Nos vamos ahora mismo a casa, ¿o es que quieres acabar como ese hombre?.

Miré a quien me sostenía sorprendida, era mi padre. No le había pasado nada, ¿eso quiere decir que tuvo la culpa de lo que le pasó a Fred?.

—¡Eres una basura! ¿¡Qué hiciste!? ¡Lo mataste...!

—¡Yo no lo maté! Ambos íbamos demasiado rápido y ese camión salió de la nada, ¡fue él quien no frenó a tiempo!.

—¡¡¡Él solo quería hablar contigo sobre mi!!! ¿¡Por qué carajo no te detuviste!?.

Quería correr a ver cómo estaba Fred, quería meterme entre toda la gente para asegurarme de que estuviera con mida y solo dura otra aparatosa caída de la que se recuperaría en su habitación mientras los River's y yo comemos pizza en su sala de estar esperando que se sienta mejor, pero no me dejaban moverme de donde estaba y me alejaban cada vez más de él y los chicos.

—¡Sueltenme a la chica!— la manos de Tanner y varios más me liberaron de los brazos de mi padre.

—Podrá ser un policía y su padre pero aquí quienes la protegen somos nosotros así que mantenga sus manos bien lejos de ella— Bob lo tomó del uniforme y lo mantuvo con la espalda contra la caja del camión de carga.

No me quedé mucho tiempo para ver qué era lo que mi padre les contestaba, corrí a dónde estaba antes y luego me tiré de rodillas a un lado el cuerpo el suelo de Fred.

—No digas estupideces, viejo. Ya viene la ayuda, solo no te dejes ir— le dijo Hurley sosteniendo su brazo.

Fred aún tenía el casco puesto, pero había una parte que faltaba de este al frente y mucha sangre salía rápidamente de los huecos.

—Quitenselo— dije.

—Si se golpeó la cabeza solo lo mataríamos instantáneamente— susurró Kas.

—Se que lo hice— dijo Fred. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

—No hables, vas a gastar energía— tomé su mano con mucho cuidado y él me la apretó. —No hagas...

—Chicos, es mejor que me dejen hablar en vez de perder mis últimos minutos en un intento vago por salvarme— jadeó. Kas estaba de pie ahora con una expresión en blanco. No entendía como no estaba llorando o intentando hacer algo por su papá. —Hope, no fue su culpa, solo no ví el camión a tiempo.

Se me escaparon unas cuantas lágrimas que acabaron por perderse en el tejido de su chaqueta con protecciónes. Estaba hablando de mi padre.

—No llores, jovencita educada— jadeo.

No lo podía evitar. Hurley también estaba llorando.

—¿Te duele?— pregunté acariciando su mano mientras lloraba.

—Se está desangrando por el golpe en la cabeza— susurró Hurley.

—Solo tengo mucho sueño— dijo Fred. —No siento nada, Hope.

—¿Vas a morirte?— mi voz se quebró. —Por favor, resiste. Los chicos aún te necesitan, no puedes dejarlos. No puedes dejarnos...

E inmediatamente me di cuenta de que estaba viviendo en mi pesadilla, de esa horrible escena en la que todos los River's se estrellaban y morían mientras yo solo me preocupaba por todos ellos y Fred trataba de decirme que todo estaba bien.
No supe interpretar ese sueño, Fred era quien iba a dejarnos y nosotros nos iríamos en picada sin él.

—Ya te dije lo que tienes que hacer, Hurley— dijo bajo.

—En cuanto te mejores lo haremos todos juntos...

—No, pero quiero que lo hagan, se lo merece— puso sus ojos débiles y perdidos sobre mí. La sangre en el suelo estaba llegando a mis rodillas. —Hope, te dije que ellos necesitan un faro, y ese faro eres tú.

—No, tú lo eres. Todo va a ser una locura si te vas, ¿qué vamos a hacer entonces?.

—Contar mi historia como una leyendas River— me apretó la mano de nuevo. —Estas a cargo, jovencita educada. Quizá logres que hasta que mantengan limpio el bar.

Sorbi por la nariz.

—No dejes a mi muchacho— levantó los ojos hacia Kas y yo también lo miré. —Hijo, tómate una botella de suavizante para ver si se suaviza ese carácter que tienes.

Sonreímos. Aún en sus últimos minutos estaba haciéndolo bromas a su hijo.

—No te preocupes, beberé de todo los días que vienen seguramente— dijo.

—Bebanse la botella de tequila de la reserva en mi nombre, pero no dejen a Tanner que se la beba toda.

Detrás de mi se habían agrupado todos los chicos. Miraban expectantes lo que le ocurría a su amigo y presidente.

—No me va a alcanzar el alcohol, Fred— dijo Tanner con los brazos cruzados.

—Eso no es nuevo— se rió pero un segundo después se quejó de dolor.

Estaba muriendo, se estaba perdiendo poco a poco y no podía hacer nada para retrasar o evitar su final.

—Me alegra que por lo menos haya podido escuchar las historias de tu boca— dije. —Gracias por aceptarme tal como soy en tu club. Me abriste las puertas a otra familia.

—Las puertas de las que hablas te las abriste tu sola, Hope, y vas a seguir ganándote a las personas con tu espontaneidad. Ya no llores.

Puso su mano en mi mejilla y aunque sentía algo viscoso en ella, la apreté contra mí y dejé que las lágrimas corrieran en silencio sin importarme donde estaba.

Las sirenas se comenzaban a escuchar a lo lejos pero Fred ya no decía nada.
Escuchaba también ocasionalmente a los chicos detrás de mi que intentaban reprimir el llanto.
Si mi padre seguía ahí por lo menos no nos estaba molestando ahora.

La mano en mi mejilla pesó más que hace un minuto hasta que era yo la que la sostenía contra mi piel...

Y entonces vi morir a otra leyenda River.

¿Soy mala ahora?Where stories live. Discover now