Capítulo 5 "Mochilas"

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Si estaba nerviosa porque me negaran la entrada por ser menor de edad en ese antro, ahora lo estaba más gracias a Kas.

Después de asustarme simplemente regresó con su chica y entraron al lugar.
Fred se dio cuenta de mi cara de susto y se acercó.

—¿Qué ocurre, jovencita educada? Creí que querías divertirte.

—Hasta hace unas horas mi concepto de diversión consistía en lecturas y salidas en familia— se río. —Estoy algo preocupada con respecto a mi admisión.

—No veo porqué.

—No soy mayor de edad.

—¡Eso les importa un carajo a los de seguridad siempre y cuando pagues la entrada, Hope!— me dio una palmada en el hombro. —Vamos, entra y diviertete...pero si llega la policía finge tener mas años, por favor.

—Espere, yo...

Demasiado tarde, ya me estaba arrastrando dentro. Jamás me había mal influenciado un padre de familia, menos para entrar a un antro lleno de mujeres con poca ropa y hombres borrachos.

Después de todo tenía razón. Los de seguridad me dejaron pasar en cuanto les pague mi entrada.
Al entrar ya no pude escuchar nada de lo que decía Fred ni nadie. El ruido de la música en las bocinas y los gritos eufóricos de las personas me ensordeció por completo.

No soy una chica que vaya a fiestas, pero cualquiera con algo de vida en sus huesos se siente contagiado por tanta gente bailando y cantando.
No pude evitar sonreír una vez que me olvidé de mis nervios. Sin duda podría acostumbrarme a fiestas como esta.

Me tocaron el hombro para llamar me atención. Era uno de los chicos del club que me hacía señas para que los siguiera al segundo piso.

Subimos las escaleras y la musica se bajó un poco de volumen por la lejanía.
Todos se sentaron en una mesa circular, la mayoría con la mochila que habían traído a su lado haciéndoles cosquillas o bien, sobre su regazo.

Pidieron alcohol y comenzaron a charlar animados. Parecían hermanos sentados en el comedor de la casa de una misma familia.
Me senté entre Fred y Kas con su rubia despampanante justo cuando le decía:

—Te pedí que fueras un poco más responsable y no tan mujeriego, Kas.

—Y yo te pedí que aquí no me trataras como tu hijo, señor presidente del club.

Estaban en una discusión. No había mejor momento para una interrupción, así que le pedí permiso a Kas para sentarme y no pudo estar más feliz de que por lo menos un cuerpo humano lo separara de su padre.

Fred estaba estresado. Estaba absorto en un punto fijo de la mesa y daba tragos ocasionales a su bebida.

—Y...¿Porqué cambiar de lugar si en el River's bien se puede beber y charlar como aquí?.

Sonrió levemente y me miró.

—Nos gusta el lugar, y a Tanner le gusta el reggaeton.

Todos pusieron atención a su presidente y mi.

—Oh, sigue con nosotros la niña. Pensé que la habían sacado del bar cuando entró— uno de ellos habló.

—No digas tonterías, Tanner. ¿Cuándo hemos negado la entrada a alguien? Mucho menos a una señorita fina como mi nueva amiga— Fred me puso un brazo sobre los hombros. —Deberían escucharla hablar, dice muchas palabras graciosas.

—Lo que pasa es que jamás nos visitan personas como tu, ¿cómo dices que te llamas?— preguntó otro.

—Hope, un placer conocerlos y aprender de sus actitudes a ser un poco más atrevida— todos se rieron.

—Tienes razón, Fred, habla gracioso.

A ver, relaja el ambiente con una broma.

—No tan gracioso como tu tratando de abrir esa cerveza, Tanner— mi broma fusionó para bien y todos estallaron en risas, incluso él.

—Bueno, bueno, bueno—, los calló Fred —no han respondido a la pregunta, muchachos. ¿Por qué conducen tanto sólo por venir aquí?.

Todos respondieron al unísono:

—Cultura latina.

Oh, así que es verdad que les gusta el reggaeton. Pensé que estaba bromeando.

—¿Por qué?— pregunté.

—Muchos de los que conformamos el club viajamos por america en algún punto de nuestras vidas en la moto y, los que no lo hicieron ya, planean hacerlo. Todos estamos de acuerdo en qué los latinos son los mejores para una fiesta.

—Así es— continuo otro, —nos gusta este ambiente. Hasta la cerveza es mejor, por eso no nos importa tener que cruzar la ciudad para venir aquí.

Todos hicieron un gesto aprobatorio y bebieron de nuevo.

Después de un rato los únicos en el segundo piso eramos las chicas.
Fred había ido a cuidar que los chicos no causaran problemas mientras bailaban con nuevas mujeres y Kas besaba a su rubia al otro lado del antro.

La asquerosa escena me hacía preguntarme si la boca de aquella chica sabía a arcoiris y por eso la besaban de esa manera.

—Así que...— una de las mochilas habló —¿Esperanza?.

La miré y asentí amable.

—En ingles. Hope—, extendí la mano hacia ella —me dicen así mis amigos. Incluso Hopy algunas veces...

La chica miró mi mano con desprecio y levantó una ceja.

—Adorable. Es un lindo nombre si quieres referirte a un conejo.

No puede ser. Se supone que vine aquí a escapar de eso exactamente.

—Ya dejala tranquila, Jess— su compañera se alejó de ella y se sentó a mi lado. —No le hagas caso, está en el periodo y le hizo daño ese barato tinte negro. Soy Gina, bienvenida a las mochilas.

Bueno, creo que no todas son tan ruedas como Kas me dijo.
Suspiré y sonreí de nuevo.

—No soy una mochila, en realidad pretendo unirme al club. Ser como lo chicos.

Mis palabras hicieron que todas se asombraran. La barbie de cabello negro llamada Jess se inclinó sobre la mesa.

—Que interesante— parecía una leona en modo de ataque. —Una chica con determinación, eso nos hace falta por aquí. Estas chicas solo quieren subirse las faldas cada vez que los River's se acercan.

Todas rieron.

—¿Y tú qué quieres?— pregunté.

—Supongo que lo mismo que tu, amiga. Quiero adrenalina.

Ni en un millón de años yo podría verme así de segura y valiente como Jess. Desprendía confianza, no puedo pensar en que una chica así se esconda dentro de mi ni que queramos lo mismo, pero lo tengo que averiguar.

—Por supuesto— mentí ya que no lo sabía, —eso quiero.

—Bien entonces— se dejó caer hacia atrás. —Ahora escuchenme bien, chicas: Si alguien se mete con Hope desde ahora se las vera conmigo, ¿escucharon?. No quiero volver a ver esas miradas hostiles, ella no quiere a sus hombres.

Así fue como todas las inseguridades sobre llevarme bien con las antipáticas mochilas que Kas había plantado en mí, desaparecieron.

Ya estaba dentro de su circulo y nada malo me pasaría. Ahora tengo que acercarme a Fred de nuevo y volver a pedirle entrar al club ya que somos amigos.

¿Soy mala ahora?Where stories live. Discover now