Capítulo 42 Carreras y euforia.

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Mi rostro, que hace unos segundos estaba completamente serio, ahora reflejaba una sonrisa de oreja a oreja.

—Kas, ¿acabas de decir que me amas?— pregunté como una niña pequeña preguntando si le acabas de comprar un pony.

—Si...Creí que ya lo sabías— se sintió algo incómodo. —El que no lo diga a menudo...

—Yo también te amo— solté dejándolo mudo.

Me miró fijamente a los ojos con un gesto de desconcierto. Me tomó el rostro con ambas manos y lo examinó detenidamente. 

—¿Cómo puedes hacer que te adore tanto?— negó sonriendo y luego me besó.

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Los River's llegaron un momento después para recoger todos su motocicleta y comenzar el camino a la playa.
Fred cargó la Jeep de tiendas de campaña, mantas, linternas y todo lo que íbamos a necesitar para pasar la noche en la playa. Todo apuntababa que sería un fin de semana divertido.

Kas y yo nos fuimos en mi camioneta mientras que todos los demás tomaban la autopista con las motos. Teníamos ambos carriles para nosotros, nadie en la ciudad quería ir a la playa en estos días ya mucho menos a esta hora, pero yo sabía que en unos cuantos metros mas íbamos a encontrarnos con todos los demás clubes y la calma de la carretera iba a ser cosa del pasado.

—No sé que me gusta más— susurró Kas, —si haber salido del problema en que nos metimos y festejarlo como nos gusta a los River's o el tenerte junto a mi en esto.

Esta vez yo manejaba y tuve que dejar un segundo desatendida la carretera para poder ver su cara.

—Lamento que no te hayas podido ir en la moto, yo hubiera podido llevarme la camioneta sola y te seguiría— sonreí. —Me gusta verte así.

—Siempre voy en la Yamaha, me gusta esto de ser tu copiloto.

Puso play a la radio y la música de mi estación preferida comenzó a sonar.

Había frente a nosotros ocho de los doce River's, algunos de ellos se habían ido a ver a su familia a pedir perdón por haberse metido de nuevo en problemas con el club. Seguramente cuando nos encontráramos de nuevo en el bar todos iban a molerlos a golpes burlándose de que tuvieron que darle cuentas a sus esposas.
Sonreí con la imagen de los chicos rindo y molestando a quienes no pudieron acompañarnos.

La vista era preciosa. Un atardecer maravilloso en el horizonte junto con las motos tomando todas las curvas que les ponía la carretera.
El aire me pegaba en la cara haciendo volar mi cabello y yo me pregunta si alguna vez me había sentido tan bien antes de conocer a los River's.

—Tienes una sonrisa en el rostro muy extraña...

—Quizá porque estoy planeando hacer algo loco— dije.

—¿Qué cosa...?

No lo dejé hablar y pisé el acelerador al mismo tiempo que tocaba la bocina.
De verdad estaba sonriendo mucho.

—¡Estas loca!— gritó Kas en medio de carcajadas.

—¿¡Qué haces!?— preguntó Hurley desde su moto igual de sorprendido que su hermano.

—¡Quien llegue detrás de mí me debe un tomo de Cazadores de Sombras!— y volví a pisar el acelerador dejando al primer motociclista detrás de mí.

Ya era hora de que me adelantara a las motocicletas y, después de seguirlos a una velocidad prudente todo el tiempo, por fin me animé a retar su velocidad.

—No puedo creer que estés yendo a más de sesenta— dijo Kas preso de una sorpresa y alegría intensas.

—No creo que la Jeep haya sido acelerada así nunca— miré el velocímetro pero al darme cuenta de que eso me haría ponerme a pensar en que estaba arreglando el límite de velocidad decidí ignorarlo y sólo seguir mi instinto.

Ya dejaría de acerar cuando me diera miedo...o mejor cuando dejara atrás a todos los River's.

Fred tuvo que volver para mirarme un par de veces más que el resto porque no creía que estuviera conduciendo de esa manera. Los demás estaba gritándome comentarios sobre que en sueños iba a lograr dejarlos atrás.
El momento se volvió algo especial y de pronto éramos todos gritos de euforia, porras, vítores, carcajadas y humo de motor.

—Solo queda uno, bombón, has que coma polvo— dijo Kas.

—¡Tu vas a acabar de llenar mi librero Tanner!— grité.

—¡Sigue pensando eso, linda!.

Pero a menos de diez metro estaba el señalamiento que decía que estábamos por llegar a la entrada de la playa. Tenía que bajar la velocidad si no quería correr el riesgo de lastimar a alguien.

—¡No!— exclamé sin dejar de sonreír pero soltando poco a poco el acelerador.

Tanner también vio el señalamiento y desaceleró hasta quedar emparejado con mi camioneta.

—Ni siquiera Hurley o Kas me han arrasado, no te sientas mal, niña— me dijo con la careta del casco arriba.

—Me parece que pronto voy a hacer que te fumes el humo de mi escape, amigo.

—Eso ya lo veremos...

—Muy bien, basta de carreras. Hemos llegado— dijo Fred desde el lado de Kas.

Levanté la vista y efectivamente, ya podía ver todo el desastre que los demás clubes estaban comenzando en la playa. Había motos por todos lados y podía escuchar la música, algunos de ellos habían encendido fogatas y muchos ya comenzaban a armar sus tiendas de campaña.

Nos estacionamos cerca de la carretera y las motocicletas de los chicos nos rodearon. Kas fue el primero en saltar de la camioneta y fue alegremente a abrirme la puerta.

—¿¡Vieron eso!? Porque yo vi claramente como mi novia les peteo el trasero en la carretera— me tomó en brazos y él mismo me bajó de la camioneta planteándome un sonoro beso en los labios. —Creo que me excite un poco.

—No me interesa enterarme de lo que ocurra dentro de tus pantalones, Kas— Hurley puso cara de asco.

—El niño bonito ríe porque él estaba en el vehículo ganador, sólo espera para ver como llora cuando Hope lo deje también atrás.

¿Soy mala ahora?Where stories live. Discover now