51- Vaquita.

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-¿Qué te pasó? -Tavo me vio asustado-. ¿Por qué tienes toda la cara así? -dejó su mochila en el piso y se sentó en el taburete frente a mí.

-Una camioneta explotó muy cerca de mí, los cristales me golpearon en la cara -hoy me dolía todo, literal todo.

-Te ves de la fregada -sonrió-. Pero me alegra que estés bien.

-Por poco y no la cuento, pero aquí estoy, gracias a Dios estoy con ustedes otra vez -me puse de pie y lo abracé-. Te quiero hijo -le di un beso en el cabello.

-Y yo a ti pa' -me apretó muy fuerte.

-¡Ay! -me quejé-. No tan fuerte.

-¿Por qué? ¿Qué tienes? -me levanté la camisa y le mostré los moretones que tenía-. ¡Uy! Eso se ve doloroso.

-Lo es -volví a mi lugar.

-Oye, ¿y los niños?

-Están dormidos aún, despertaron para que Vale les diera de comer y después no se querían dormir. El único que despertó fue Diefrén, pero tu mamá después de bañarlo salió con él, no sé dónde está.

-El desayuno está listo y servido -nos dijo la señora de servicio-. Pueden pasar al comedor del jardín.

-Está bien, gracias -fuimos al jardín y ahí ya estaba todo servido y muy bien decorado-. ¿Dónde estará Valentina? -la busqué con la mirada.

-Hablando de ella, ¿ustedes ya están bien? O sea, ¿ya están juntos de nuevo?

-¿Juntos? Pues no mucho que digamos.

-¿Por qué? -frunció el ceño.

-No hemos tenido relaciones -cerró los ojos y negó.

-Pobrecito de ti -levanté ambas cejas.

-¿Pobrecito de mí, o sea que tú sí, cabrón? -reí.

-Nunca falta quien quiera -se encogió de hombros y lancé una carcajada.

-Tan inocente que te veías y me saliste fácil.

-¿Qué pasó? Tampoco así, no todas pueden tenerme, algunas aunque quieran. Y tú aunque lo dudes yo soy muy difícil -me guiñó.

-Antes de tu madre yo también era difícil, pero con ella es imposible que me haga el difícil, sólo necesito verla para estar babeando las banquetas por ella.

-Me alegra escuchar eso. Pero dime, ¿ya te olvidaste de Leslie? -suspiré.

-Nunca la voy a olvidar, fue muy importante para mí, pero ya estoy cien por ciento seguro que sólo amo a Valentina, por esa razón quiero que volvamos a ser la misma pareja de antes, bueno, con otro bebé.

-¿Qué hubiera pasado si Diefrén fuera hijo de Octavio? ¿Estarías tan feliz con él? ¿Estarías con Vale aún? ¿Querrías volver a ser la misma pareja de antes de no ser así?

-Si Diefrén no fuera mi hijo las cosas serían igual, ten por seguro que lo amaría como si lo fuera. Yo ya había hablado con Valentina y le dije que yo quería a su bebé, así que sí, querría volver a estar con ella.

-Eso sólo demuestra una vez más lo mucho que la amas.

-Ella es y siempre sera la única -sonrió y asintió.

-¿Qué están haciendo mis amores? -me giré. Valentina se nos acercó con Diefrén en sus brazos.

-Echando el chisme, Tavo es bien chismoso -me puse de pie y fui a su encuentro-. ¿Dónde estabas mi amor? -le di un beso-. Aquí está mi niño precioso -lo cargué y le di besos en las mejillas.

Por ti TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora