30- No se puede amar a dos.

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En la mañana que el doctor llegó a checar a Benja dijo que se encontraba mejor y que si seguía así posiblemente le diera el alta en la tarde, a más tardar en la noche. En cuanto despertó me acerqué a él y lo abracé, al principio no quería, pero luego aceptó mi abrazó.

—Bebé, lamento no haber estado cuando te sentiste mal —le di un beso en la frente—. Lo siento mucho.

—Tiento papi.

—Tú no ni amor, yo sí lo siento mucho. ¿Me perdonas?

—Shi, papi —lo abracé con cuidado de no lastimar su bracito.

—Prometo que siempre que me necesites yo voy a estar ahí, tú y tus hermanos son lo más importante para mí, los amo a los cuatro —besé su frente.

—Amo, papi —sonreí. No había nada que me haciera más feliz que escuchar eso.

—¿Quieres comer algo, bebé? —preguntó Valentina cuando entró al cuarto después de hablar con la niñera. Se acercó y besó el cabello del niño.

—Shi, eche mami —ella sonrió.

—Amor, tú ya eres un bebé grande, la leche de mami no es suficiente para tu pancita —yo pensé que le iba a decir que ya era muy grande para tomar leche de mami, pero no, Valentina en ese sentido lo consentía mucho—, por lo tanto debes comer algo más.

—Lleta y eche mami —hizo un puchero.

—Está bien, mi amor.

—Hola —la puerta se abrió y Leslie entró—. Me dijeron que estabas aquí y quise venir a ver cómo estabas —le dijo Leslie a Benjamín.

—Ben, etoy ben.

—Me alegra, pero ¿qué te pasó? —vi a Valentina y la veía muy enojada.

—Leslie, ¿podemos hablar a fuera para que pueda explicarte que le pasó a mi hijo? —preguntó Valentina, Leslie me vio a mí, pero yo aparté la mirada, estaba molesto porque me ocultó lo que hacía.

—Bien, vamos —ambas salieron de la habitación.

—Amor, ya vuelvo, voy a buscar tus galletas, ¿sí?

—Shi, papi.

—Bien, para mientras mira Ben 10 —le di mi celular y después de darle un beso salí de la habitación, donde Valentina le estaba reclamando a Leslie.

—¿Qué planeabas hacer, dándole tantos dulces? Dime, ¿este era tu plan, enfermarlo? —Valentina estaba muy enojada y Leslie no sabía que hacer.

—No, por supuesto que no, yo sólo quería consentirlo.

—Sabes muy bien que ninguno de nuestros hijos está acostumbrado a comer tantos dulces y otra cosa, ¿por qué permitiste que Benjamín usara su auto sin permiso de su papá y supervisión? Gracias a eso mi hijo ahora está adolorido por todos los golpes que tiene, ya que tuvo un accidente.

—Estaba muy triste, entonces yo le dije que podía usarlo un momento, sólo lo descuidé unos minutos porque me llamaron de aquí.

—Desde ya te lo digo, no me interesa que seas novia de Rafael o si te casas con él, no me interesa nada acerca de ustedes, sólo no quiero que te vuelvas a acercar a mis hijos, a ninguno. Si en tan sólo unas horas lograste todo esto, no imagino lo que pasará a los hijos que tengas y tenga que pasar toda una vida a tu lado.

—Valentina —ambas me vieron—, ya por favor.

—Esto es más culpa tuya que de ella, pues cuidar a nuestros hijos no es su responsabilidad, es tuya y no lo hiciste —dejé caer mis hombros, ella volvió a la habitación y yo vi a Leslie.

Por ti TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora