49- Las gemelas y el pollo.

152 10 0
                                    

Valentina

Rafael no estaba en casa, Gustavo aún estaba en clases y yo estaba sola con los niños, que estaban más inquietos que nunca, incluso Diefrén que ya tenía dos meses. Las niñas estaban siguiendo a Benjamín con un pollo, Benjamín estaba corriéndose de ellas y llorando, Diefrén también estaba llorando y no sabía porque si ya le había dado de comer y le cambié el pañal, creía que no quería estar en su mecedora. Estaba a nada de enloquecer.

—Niñas ya, dejen a su hermano —me ignoraron y siguieron persiguiendo a Benja por toda la enorme sala de estar.

—¡Mami! —gritó Benja cuando las gemelas lo arrinconaron en una esquina, las niñas pusieron al pollo en el piso y este empezó a caminar hacia mi niño—. ¡Mami! —se agachó y abrazó sus piernas.

—¡Valery y Valeska, las dos están castigadas! —hicieron pucheros—. Llévense al pollo, ya —Valery agarró al pollito—. Llevátelo, las dos llévenlo a su lugar.

—Ma —negué.

—Ya —señalé la puerta que daba al patio y las dos se fueron con el pollo—. Benjamín, amor —me vio—, ven corazón —lo cargué y me senté con él en el sillón.

—Teno miedo —estaba muerto en llanto.

—Ya mi amor, el pollo ya se fue —recosté su cabeza en mi hombro—. No sigas llorando corazón.

—Eta niña ton mala —escondió su cara en mi cuello.

—Cuando venga tu papá le vamos a contar y los dos las vamos a castigar —asintió.

—Amín —lo llamó Valeska—. Amín —Benja se giró y la vio—. Tiento.

—Tieto, mín —se disculpó Valery también.

—No tiedo —volvió a esconder su cara en mi cuello.

—Amín.

—Mín —ambas estaban llorando.

—¿Qué pasó aquí? —Tavo entró a la casa—. No me digas, la gemelas y el pollo —asentí—. ¿Cómo es posible que hagan eso?

—No tengo idea, pero están castigadas o mejor dicho lo estarán cuando venga Rafael.

—¿Y dónde está? —se sentó a mi lado y me quitó a Benja—. No llores hermanito —le dio un beso en la frente.

—Dijo que iría a ver unas cosas, pero no me dijo nada más, salió muy apurado —me puse de pie y tomé a las gemelas de las manos—. Por favor, ya dejen de hacerle bromas a su hermano, pobrecito, se pone muy triste.

—Tiento, Amín —Valeska hizo un puchero—. Ti... Ti amo.

—¡Awwww! —hicimos Tavo y yo.
—Que cosa más tierna es mi niña —le di un beso.

—Mín, tieto —Val también hizo puchero.

—Dile que lo amas —le dijo Tavo—. Te amo, Benjamín.

—Am Mín —reí. Eran gemelas idénticas, pero era gracioso ver que a la hora de aprender no lo eran.

—Yo amo a la do, peo no uta el pollo.

—No, pollo no —Valery negó.

—Entonte shi, pendono —los tres se abrazaron.

—Voy a llorar —literalmente sentía mis ojos llenos de lágrimas—. Mis niños han crecido —Diefrén empezó a llorar, otra vez—. Diefrén Joan, ¿no te habías dormido? —me puse de pie y fui por él—. Ya mi príncipe hermoso, no llores —me senté de nuevo en mi lugar.

Por ti TodoWhere stories live. Discover now