2- Llámame.

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Diego

Cuando terminé de alistarme, tomé mi mochila, las llaves del auto, el celular y la cartera; aunque mi hermano ya no estaba, debía seguir estudiando, por él, porque había arriesgado su vida y había dedicado la misma ha darnos una buena vida a mi hermana y a mí, por lo tanto yo daría todo de mí para obtener mi título, ya faltaba muy poco.

Llegué a la cocina y ahí estaban Alejandra y Sheko, me alegraba que por lo menos mi hermana tuviera a Sheko para poder distraerla un poco; así como Efrén tenía a su novia, Susan tenía a su hijo, Tavo tenía a Valentina y a los niños, pero yo en realidad no tenía a nadie. Todo el tiempo estaba solo, porque nunca había tenido amigos de verdad, no me caían bien los hipócritas y no tenía tiempo para andar conociendo personas.

Sin hacer ruido para no llamar la atención de ambos salí del departamento, subí al ascensor y presione el botón. Ver mi reflejo en las puertas del ascensor, sólo me demostraban lo mal que estoy, tengo enormes ojeras y la expresión que tengo es de tristeza total, por la pérdida de mi hermano y por darme cuenta de lo solo que estoy sin él.

-Buen día -me saludó el portero.

-Buen día -respondí.

Me puse mis lentes oscuros y fui al estacionamiento privado, en uno de nuestros espacios estaba un Ferrari negro que mi hermano me dio y nunca había podido usar, pero quizás hoy era el momento, justo por eso tomé las llaves de este. Subí al auto, lo encendí y el motor rugió, al escucharlo medio sonreí, arranqué y salí del estacionamiento, a fuera estaba el equipo de seguridad, que en una camioneta iban detrás de mí.

Detuve el auto en el estacionamiento de la universidad y bajé de este, todas las miradas estaban sobre mí por el auto que llevaba, pero ya estaba acostumbrado a ese tipo de cosas, pues Rafael acostumbraba a llevarme de paseo en autos lujosos y todos siempre nos veían.

-Lindo auto, Vega -dijo un tipo al que nunca en mi vida le había hablado, pero creía haberlo visto en un par de clases. Como respuesta sólo me limité a asentir.

Típico: te ven con algo bonito y ya te hablan.

-Diego, que guapo te ves -negué y seguí caminando.

Mi hermano siempre me dijo: nunca te enamores de una mujer que se enamora de lo que tienes, porque nunca se enamorará de ti, sólo lo hará de lo que le puedas dar.

Llegué al salón que me correspondía y me senté hasta el final, me puse mis audífonos y escogí algunos corridos. Mientras escuchaba la música hacía algunos garabatos en mi cuaderno. Como fui de los primero en llegar por esa razón no tenía problema en perder el tiempo. Cuando la clase inició, me quité los audífonos y presté atención.

***


A la hora del almuerzo me senté solo, como siempre, y empecé a ver fotos que tenía con mi hermano. Salió un vídeo y le di play.

▶-Acepta que soy tu hermano favorito -le dije y rió.

-Eres el único, baboso.

-Pero me amas -pasó un brazo por mis hombros.

-Por supuesto que lo hago, eres mi hermanito y daría mi vida por ti, nunca lo dudes, te amo y siempre te voy a cuidar.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos, pero no quería llorar ahí, desgraciadamente el vídeo me llegó demasiado y no pude evitarlo más, pero las limpié rápido. Mi hermano era el mejor ejemplo que había tenido, para él la familia lo era todo y por cada miembro de ella estaba dispuesto a todo, incluso a dar su vida.

Por ti TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora